Prólogo.

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AVISO IMPORTANTE: En esta historia no se tratarán temas delicados como el abuso o de cualquier otra índole, etc. Solo es parte del prólogo para ponerlos en contexto pero más allá de eso, no. 


Hace cinco años.

— ¿Aló?

Usualmente no respondo a números desconocidos pero es tarde, casi medianoche y me causa curiosidad conocer el motivo de la llamada. Aunque la verdad no tengo la menor idea de quién podría ser, agreguemos que, quizás me intriga porque la persona al otro lado de la línea no responde y ella ha sido quién me ha llamado a mí.

Pero ya que me despertó, debe tener una muy buena justificación para interrumpir mi sueño.

— ¿Aló? —Repetí por tercera vez consecutiva, esto estaba frustrándome. Como sea una broma...— Voy a colgar si no me dices quién eres y qué quieres.

Me callé en el momento en el que escuché sollozos.

Bueno, tal vez había sido un poco ruda pero estaba acostumbrada a serlo, no con todos pero si con la mayoría. Me incorpore de mejor manera sobre la cama, retire las sabanas, fruncí el ceño percibiendo los lamentos y el llanto que cada vez tomaban más fuerza.

Si era una llamada de un desconocido que se había confundido de número telefónico, lo ahorcaría aunque fuera a través de la pantalla, porque...

Primero: No se me da bien consolar a las personas y menos a las que no conozco.

Segundo: ¿A quién carajos se le ocurre llamar a esta hora? Ah no, yo no soy de las que le gustan las llamadas nocturnas. No, señor.

Tercero: ¿Qué estaba sucediendo? y lo más importante: ¿Quién era?

Iba a hablar hasta que la persona se anticipó.

—Ellie... —su voz fue un susurro, apenas audible pero pude percibir a quien le pertenecía.

— ¿Addie? ¿Eres tú? —No entendía por qué me hablaba como si tuviera miedo, lo hacía tan bajito como si temiera que alguien le hiciera daño—. ¿Cariño, que sucede? ¿Por qué estás llamándome a esta hora?

—Ayúdame, no me dejes sola... —Trague grueso, dándome cuenta que su voz temblaba—. ¡No dejes que vuelva a hacerme daño!

— ¿En dónde estás? —pregunté.

¿Por qué no me dice lo que sucede? ¡No entiendo!

—En-en la fies-fiesta...

Negué con la cabeza, le había dicho que no confiaba en que asistiera a la dichosa fiestecita para celebrar su cumpleaños número dieciocho, a las altas horas de la noche y con esas malditas chicas que decían ser sus amigas, porque no lo eran, solo se trataba de unas falsas y estúpidas que les encantaba beber y juzgar a todos pero que a su paso, arrastraban a cualquier inocente justo como Addie.

De seguro la emborracharon y ahora está sola.

Dios... Como las vea, te juro que las mato.

—De acuerdo, iré por ti. —Respondí luego de un silencio imaginándome lo que sucedía—. Pero tardaré, Addie. Tratare de no despertar a mis padres, a mi hermana y...

— ¡No! —Gritó. Me paralice cuando lo hizo, sentí como se me erizó la piel—. ¡Ven ahora! ¡Por favor! ¡Ven ahora! No-no te... tardes. ¡No me dejes más tiempo sola! ¡No quiero estarlo! —Comenzó a llorar con tanto ímpetu que temí se lastimara—. ¡Ellie, sácame de aquí!

¿Por qué estaba llamándome de un teléfono desconocido? ¿Por qué a estas horas? ¿Qué estaba sucediéndole? ¿Por qué lloraba? ¿Por qué?

—Addie, no entiendo que es lo que... —Relamí mis labios—... Si me dices lo que sucede entendería mejor porque...

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