VIII

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Cuando llegaron ambas bajaron del auto para caminar tranquilamente pues los vecinos ya se habían acostumbrado a ver a Soyeon dos días a la semana. Sin embargo la reputación de la china con sus vecinos no era buena, pues la gran mayoría sospechaba la verdad, que eran amantes.

Todos sabían a lo que Soyeon iba pues las paredes de los departamentos no eran muy gruesas y Yuqi no se lo diría a la otra, pero ya se había enterado de algunas quejas por eso, sobre todo porque sus vecinos directos tenían niños. Así que solo se sonrojó cuando se encontró a una madre de familia con sus dos pequeños entrando al departamento de al lado.

La mujer le dio una mirada acusadora y le ordenó a sus hijos que entraran a la casa, Soyeon alzó la ceja cuando la madre se les acercó -Yuqi ¿podrías no hacer ese tipo de ruidos? no me importa lo que hagas para ganarte la vida solo se menos ruidosa, ya no sé qué decirles a mis niños - le pidió, la china apenada asintió pues su vecina insinuó que ganaba dinero haciendo eso.

Soyeon se cruzó de brazos molesta -No se meta en lo que no le importa - su tono de voz molestó a la mujer que estando a punto de contestar fue interrumpida por Yuqi -No se preocupe señora, no volverá a ocurrir - le dio una reverencia y abrió la puerta de su departamento para entrar, seguida de su jefa.

Dentro de la casa Soyeon hizo lo que acostumbraba en esas visitas. Se quitó el saco, aflojó su corbata y dejó el maletín en la entrada de la casa.

Yuqi aún estaba incomoda por lo que dejó su bolso para dirigirse a la cocina con el objetivo de calentar un poco de café, Soyeon por su parte la siguió y se lavó las manos para después ponerse detrás de su secretaria, quien se tensó con la cafetera en la mano.

La mayor le dio un abrazo rodeándola por la cintura y besó su cuello -¿Hoy podemos saltarnos la cena? - cuestionó llenando de besos su nuca y acariciando sus caderas.

Yuqi cerró los ojos al mismo tiempo que soltaba un suspiro por sentir a su jefa restregándole su erección en el trasero, pidiéndole insistentemente con ese gesto que fueran a la habitación.

La china mordió su labio sin querer contestar pues no estaba segura de querer tener algo esa noche ya que se sentía incómoda con la presencia de la otra.

Y de pronto volvió a recordarse su lugar y papel, ella era su amante, su relación era más carnal que emocional, no podía olvidarlo porque fueron las bases que sentaron al inicio de esa relación. No podía quejarse ni mucho menos negarse, porque solamente así podía sentirse amada por la otra.

-¿D-de verdad no quiere cenar? - en el momento en que terminó la pregunta soltó un jadeo repentino pues su jefa embistió con sus caderas haciéndola sentir lo dura que estaba -¿Eso responde a tu pregunta? - le susurró.

La chica dejó la cafetera en la encimera y se giró un poco, entonces la coreana inmediatamente la besó, sin darle tiempo a siquiera reaccionar, con los ojos entreabiertos ambas caminaron quitándose la ropa, y algunas veces la mayor besaba el cuello de su contraria.

-No puedo esperar más... - la coreana susurró bajándose la ropa interior en la sala, aún estaban algo lejos de la habitación, pero para la mayor era imposible pensar en llegar ahí.

Le dio la vuelta a la chica e hizo que se apoyara en el sofá, bajó las bragas y se hincó para atrapar con la boca el clítoris, la menor cerró los ojos y abrió un poco más las piernas, dándole vía libre para que hiciera lo que quisiera.

La coreana metió dos dedos en la entrada de la otra para prepararla pues no tenía ánimos de ir lento, la menor jadeó por la rapidez con la que todo estaba avanzando.

La mayor tomó su miembro y se puso de pie, colocó rápidamente un condon, guió la punta a la entrada de la chica y con un tono dulce le dijo -¿Lista mi amor? - eso provocó que la china lagrimeara ya que se daba cuenta de que sólo así conseguiría un poco de cariño de la otra.

-¿Amor? - Soyeon volvió a preguntar porque no había recibido una respuesta, aunque para su sorpresa la chica solo gimoteó mientras temblaba, Soyeon no entendió por qué actuaba así y creyó que era por el placer que le generaba la expectativa.

Empujó un poco, entrando fácil, se inclinó hacia el frente cuando terminó de entrar y sus pechos chocaron con la blanca espalda de la china, espalda que besó con delicadeza. Yuqi tembló en su lugar, Soyeon volvió a creer que era por el placer, pero en realidad estaba llorando.

Yuqi lloraba en voz baja, evitando que la otra se diera cuenta y todo porque le dolía ser vista solo como un pedazo de carne para usar un rato y también porque ella lo permitía.

La noche transcurrió casi como las demás, la única diferencia fue que una vez que Soyeon se durmió Yuqi se fue a la habitación para poder terminar de desahogarse.

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A la mañana siguiente Yuqi despertó más tarde que de costumbre, salió del cuarto con los ojos algo hinchados por llorar y cuando buscó a su jefa no la encontró por ningún lado.

Revisó su teléfono y se encontró con que la mayor le había avisado que tuvo que irse temprano pues al parecer había olvidado un evento padres e hijos en el colegio de sus pequeños. Yuqi rió amargamente por eso, le dolía saber que le estaba robando a unos niños lo más preciado, su madre.

Escribió una contestación rápida, diciéndole que estaba bien, que lo entendía y que se veían en la oficina, agregándole un mensaje de buena suerte para el día.

Soyeon leyó los mensajes pero no le contestó ninguno. La chica con una expresión triste se arregló para irse al trabajo aunque llegaría tarde.
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The other woman // Yuyeon G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora