Capítulo 13:

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Camille:

Risas, risas masculinas y macabras resonaban en mis oídos. Quería enfocar la vista, sabía que habían hombres a mi alrededor, pero mis intentos eran vanos, estaba demasiado mareada. También habían muchas manos, tocando mi cuerpo por aquí y por allá, sin mi permiso. Escuchaba una respiración bronca y jadeante junto a mi oreja.

- Está tan apretada. - gemió de placer el hombre mientras un dolor lacerante proveniente de mi intimidad me atravesaba.

Quise apartar a esa persona, pero tenía el cuerpo completamente entumecido, no podía moverme y la sensación de ahogo era cada vez mayor.

No fui tan consciente de mi propia desnudez hasta que una mano pellizcó mi pezón con brusquedad.

- Apresurate. Yo también quiero probar esa vagina. - replicó otra voz y le siguieron unas carcajadas colectivas.

- Por favor, detenganse - supliqué débilmente. Me sentía pegajosa y adolorida, todo a mi alrededor era un borrón, podía distinguir un débil llanto pero no sabía muy bien de dónde provenía.

- Oh, mira... Nuestra perrita despertó. - dijo el que había hablado antes. - Perfecto, así mientras desocupan tu coño puedo entretenerme con esa boquita bravucona que tienes.

Introdujo toscamente su miembro en mi boca, y entonces agarró con fuerza la parte posterior de mi cabeza, la punzada de dolor que me atravesó fue tan grande que todo se oscureció de repente...

Abrí los ojos de golpe y me senté en la cama, jadeante, la sensación de malestar me persiguió incluso después de despertar de esa horrible pesadilla. Algo corrió por mi mejilla, en cuanto el líquido salado llegó a mi boca supe que era una lágrima, y luego cayó otra y otra más y de repente me encontraba llorando, con la sensación de no poder respirar, sentía la rabia apoderarse de mí hasta el punto de querer arrancarme mi propio cabello con las manos. La impotencia y asco me dominaban.

- ¿Estás bien? - la voz seria de Jay atravesó la habitación. Miré en su dirección, estaba sentado en una silla a unos pocos metros de la cama, observándome fijamente.

- Sí - asentí limpiando mis lágrimas. - solo fue una tonta pesadilla.
Él me analizó por un momento y luego asintió débilmente.

Últimamente no me dirigía mucho la palabra, solo me hacía de niñera. El ambiente estaba insoportable en esa casa, todos me trataban como si en cualquier momento me fuera a romper y odiaba esa situación.

Aparté las sábanas llenas de sudor y me levanté de la cama, necesitaba una ducha así que me metí en el baño. Cinco segundos después, entró Jay pisándome los talones.

- ¿Puedo bañarme sola sabes? - repliqué.

- No cuando existe la posibilidad de que te desmayes y te ahogues en una bañera con gel de manzana. - dijo impasible observando todos mis movimientos desde el umbral de la puerta.

Resoplé y procedí a quitarme la ropa. Habían pasado cinco días desde que sucedió el secuestro, y tres de esos días me los pasé inconsciente. Mi despertar tampoco fue muy grato, las pesadillas me acosan constantemente, incluso tengo algunas cuando estoy despierta, mis emociones no varían: ira, impotencia, asco hacia mí misma y odio hacia todos y todo. Sé que algo terrible me pasó, pero al parecer es tan fuerte que mi mente decidió bloquearlo y eso me molesta aún más.
Mi pijama cayó al suelo y los ojos de Jay recorrieron cada uno de los moretones de mi cuerpo.

- Ya que estás ahí, tieso como un poste, seré piadosa y te dejaré unirte a mí en la bañera. - sonreí de forma coqueta, pero a Jay pareció no importarle, de hecho, más allá de analizar mis heridas no miró mi cuerpo. Una punzada de decepción me recorrió dejándome un sabor amargo en la boca.

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⏰ Última actualización: Sep 09, 2023 ⏰

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