Historia 4. La ouija.

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Historia 4.

La ouija.

Siempre he tenido bastante curiosidad por el juego de la ouija. Eso de poder contactar con seres del más allá me parecía tremendamente interesante. Si mis amigos no hubieran puesto tantas objeciones como pusieron, lo hubiera hecho con ellos, ya hace bastante tiempo.
Pero siempre había excusas para realizar el juego. Sino era el horario, era el lugar, el pánico que entraba a última hora o eran actividades que debían hacer a última hora, o eran otro tipo de excusas, más o menos elaboradas aunque poco creíbles.

Pero esta situación cambió. No sabía exactamente porqué, pero parecía que el interés que yo había tenido durante años por todo lo oculto y por el más allá, comenzaba a ser de interés para mis amigos y todo lo que podrían hacer. Sobre todo con la ouija.
No estaba segura si sería una moda pasajera o algo que venía para quedarse, pero aprovecharía para utilizarlo a mi favor y así poder jugar con alguien a la ouija.
Jugar sola no era una opción. Era demasiado arriesgado y peligroso y prefería jugar con otros. Sabía que así era bastante menos peligroso. O eso creía yo.

Finalmente, conseguí convencerlos para jugar. Habíamos quedado cuatro amigos en casa de Laura para realizar el juego, ya que ella tendría la casa sola y no estarían sus padres.
De esta manera, nadie nos molestaría ni nos interrumpiría y podríamos jugar a gusto.
No deseábamos las broncas de nuestros padres.

Quedamos, el viernes por la tarde. Le dijimos a nuestros padres que íbamos a hacer una fiesta de pijamas, así no pensarían mal y estarían tranquilos. Además, nuestros padres se conocían entre sí, así que sabían que no habría ningún problema.

Antes de ir a su casa pasamos por una tienda y compramos todo lo necesario para hacer la tabla ouija. La preparamos y esperamos que fuera de noche para jugar con ella mientras veíamos algo la tele y comíamos algunas pizzas, ya que deseábamos que el ambiente ayudará y pensamos que sería mejor de noche.

Nos pusimos en la habitación de Laura, donde apagamos la luz y pusimos lámparas pequeñas para dar algo de ambiente.

Comenzamos como siempre se comienzan estos juegos..... diciendo un hola....
En un principio, el pequeño vaso no se movió.
Nos quedamos mirando, a la espera de que algo sucediera.
Volvimos a saludar nuevamente, y parece que ahí, comenzó a moverse el vaso. Se colocó en el hola que habíamos escrito en la tabla ouija que hicimos.

Comenzamos a hacer preguntas. Primero las más típicas, quién eres, qué edad tenías cuando moriste, cómo te moriste, dónde estás, qué es lo que deseas....y las cuales iba respondiendo, refirió que se llamaba Mario, que había muerto con 21 años, que se había muerto en un accidente de tráfico, que estaba en el más allá, que solo quería amigos.... Entre preguntas y respuestas, las risas de nosotros aparecieron.
Pero la situación pasó de ser tranquila y divertida a convertirse en una situación terrible y que ninguno hubiéramos querido pasar.

Todo comenzó cuando empezó a cambiar el ambiente, empezó a hacer frío, y el espíritu comenzó a volverse bastante agresivo con nosotros.
Nos empezó a decir que de ahora en adelante seríamos sus amigos para siempre y que jamás podríamos deshacerse de él.
De ahora en adelante, estaría con nosotros para siempre e iríamos junto con él, a donde él vivía.
Comenzó a ponerse muy agresivo, nos agredía verbalmente diciéndonos: "os voy a matar.", "Ahora sois míos.", "Vendréis a vivir conmigo.", "No podéis escapar de mí.", "Vuestra vida me pertenece."......

No podíamos dejar de tocar el vaso con el dedo, aunque lo notábamos eléctrico y llegaba a ser molesto el tocarlo. Realmente, estábamos desesperados por poder dejar de tocar el vaso.
Finalmente, acabó estallando y salió un extraño humo que inhalamos.

Salimos corriendo de la habitación de Laura y nos dirigimos al salón. Donde nos quedamos durante toda la noche, pegados los unos a los otros, sin poder apenas dormir. No nos atrevimos a entrar allí hasta que fue de día.
La habitación olía mal, como a podrido, cuando antes no nunca había olido así. Los distintos trozos del vasito estaban por todo el suelo y la ouija estaba quemada donde había estallado el vasito. Aún asustadas, recogimos todo, ventilamos y tiramos la ouija en un contenedor.

Intentamos dejar esto en el pasado, pero solo tuvimos unas semanas de descanso. La ouija volvió a aparecer, primero en la habitación de Laura, que la volvió a tirar, luego en la casa de Roberto, en su habitación, que indudablemente la tiró también, a la tercera que le apareció fue a mí, cosa que me asusté mucho, tanto que cuando la vi, grité y casi me desmayo. Menos mal que mis padres no estaban en casa. Finalmente, como los demás me deshice de ella. A María, le pasó exactamente lo mismo.

Realmente, todo esto nos dejó muy intranquilos. Pero las cosas no fueron a mejor. María empezó a ponerse enferma. Tenía fuertes dolores y apenas podía comer. Finalmente, acabó en coma. Verla en esas condiciones, nos partía el alma. No deseábamos verla de esa manera. Y sabíamos porqué estaba así, era por aquel espíritu que había hablado con nosotros.

Desde ese momento, nos pusimos a investigar sobre el tema y realmente había demasiada información y no sabíamos cuál creer.

A los demás, nos perseguía un terrible olor y extraños ruidos como gruñidos de animal, que cada vez oíamos más veces y más fuertes, veíamos sombras extrañas en nuestras casas que nos perseguían.
Cada día era más terrorífico. Teníamos mucho miedo.

Las cosas iban a peor. Roberto, tuvo un accidente de tráfico, en un viaje que iba con su familia y fue él, el único que acabó muriendo, dejando a sus padres y hermanos totalmente destrozados por la repentina muerte.

Laura y yo teníamos mucho miedo de lo que nos pudiera pasar.
Finalmente, se lo contamos a nuestros padres, que obviamente nos castigaron a ambas por jugar con esas cosas.
Pero mientras que los padres de Laura, no hicieron nada más, mis padres me llevaron con un chamán, que tras verme dijo que tenía un demonio pegado a mí, que estaba absorbiendo mis energías. Me hizo bastantes preguntas y supuso que el día de la ouija fue cuando se nos pegó y empezó a dañarnos de esa manera. Dijo que si no hacíamos algo, acabaríamos muriendo todos como Roberto.
Hablamos con los padres de Laura y María cycles explicamos lo que el chamán nos había dicho. Los padres de Laura, dijeron que estábamos totalmente locos, dijeron que nosotros nos inventamos todo y que la muerte de Roberto no fue más que un accidente.
Después de eso, no volvimos a verlos ni a Laura. Lo último que supimos es que Laura iba al psiquiatra.
Mientras tanto, los padres de María, desesperados por su hija, permitieron que el chamán le hiciera una limpieza, al igual que me hizo a mí para eliminar al demonio que teníamos pegados.

Realmente, fue un proceso algo largo, pues nos tuvo que hacer limpiezas varias veces, restregando varias hojas en nosotros, con unos extraños cánticos y rezos, al menos una vez a la semana durante dos meses.
En cuanto despertó María, y comenzó a poder tragar, nos hizo una especie de brebaje que bebíamos todos los días.

La mejoría fue avanzando. No sólo, conseguimos que María, saliera del coma en que estuvo durante bastante tiempo, sino que pudo salir del hospital en pocas semanas, los ruidos, los olores, y las sombras cada vez eran menos fuertes. Hasta que un día dejamos de escucharlos.

Sin embargo, Laura cada día estaba peor, su comportamiento era totalmente errático, estaba muy alterada, se agredía a sí misma y apenas dejaba que nadie se acercara a ella y su aspecto era terrible. Finalmente, sus padres debieron ingresarla en un hospital psiquiátrico, ya que era un riesgo para ella y para los demás.

Nosotras, finalmente, conseguimos, dejar esos sucesos en el pasado y pudimos llegar a tener una vida normal y poder seguir estudiando y pudimos salir adelante. Eso sí, a mi, se me quitaron las ganas de saber más sobre todo lo oculto y no quise jugar nunca más con estos temas. Sabía que eran peligrosos.

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