Historia número 2. El ritual.

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Historia número 2.

El ritual.

Esta extraña y terrorífica historia sucede en una mansión escondida en lo más profundo del bosque, donde apenas llegaban los rayos de sol y la frondosa vegetación dificultaba la llegada y entrada a dicha mansión, al igual que su salida.
Una mansión por otra parte, que comenzaba a ser engullida por el bosque y su aspecto empezaba a verse decadente y algo derruida.

Todo esto hizo que «Los espíritus Impuros», una asociación secreta ocultista, decidiera realizar una serie de rituales dentro de la mansión.
Rituales que necesitaban ciertos actos que cuanto más alejados del mundo civilizado estuvieran, mejor, ya que eran actos rechazados por la mayoría de las personas. Rituales de los que no se podía hablar de manera abierta y relacionados con espíritus malignos y demoníacos.

Eligieron cuando la luna de sangre se hizo presente para realizar los rituales.
Teniendo todo organizado con antelación, raptaron a una joven a la que drogaron, se dirigieron a la mansión con cuidado y antes de que cayera la noche, pues debido a la frondosidad del bosque, podrían perderse.

El mal estado de la mansión, hizo que ellos decidieran, realizar los rituales en el viejo salón de la mansión. Era lo mejor, pues la primera planta estaba en muy mal estado y el suelo podría derrumbarse en cualquier momento.

Allí dibujaron una gran pentagrama con pintura roja mientras encendían velas alrededor, que serían la única luz que habría en la estancia. En una mesita auxiliar que acercaron, colocaron un libro antiguo, y lo abrieron por la página indicada. Dicho libro, estaba escrito en un idioma muy antiguo y con un alfabeto igual de antiguo. De los presentes, solo uno sabía leerlo y era el que iba a tomar la iniciativa en el ritual. Sería el sacerdote de dichos rituales, o al menos tomaría ese rol. Era el más adecuado para ese rol.
Hizo acercar a la mujer y colocarla en el pentagrama, sujetándola de tal forma que no pudiera moverse ni escapar.

Cuando comenzó a despertar, intentó desesperadamente poder moverse pero estaba bien sujeta y no tenía suficiente fuerza para poderse liberar por sí misma, gritaba pidiendo ayuda y lloraba con bastante angustia, pero allí nadie la escuchaba salvo, «los impuros», que en esos momentos, estaban preparando una mezcla entre varias drogas y hierbas para dárselas a la joven y así llevarla a una especie de trance, que ayudaría a realizar los distintos rituales, o al menos, comenzar por el primero de ellos.
La joven estaba tremendamente asustada pues temía lo que le iban a hacer, pero aún así, su mente no podía imaginar por todo lo que esa noche iba a pasar y lo que le iban a hacer.

En cuanto estuvo todo preparado, le dieron la bebida y la obligaron a tragar, aunque ella intentó negarse por todos los medios y aún así logró escupir parte de la bebida que le habían dado. El efecto no se hizo esperar y su mente comenzó a nublarse entrando así en un extraño trance, a medida que la noche hacía su entrada en escena.

La joven comenzó a moverse, a gemir y a poner los ojos en blanco. El vestido de gasas que le habían puesto se movió con ella y hacía que todo se viera mucho más tétrico y oscuro.

Él hombre que había tomado el puesto principal esta noche, visto como una especie de sacerdote oscuro, comenzó a leer el libro, como si de un conjuro se tratase.
El ambiente en el salón de la casa cambió, se volvió más denso y cargado, y las velas parecían que no lograban iluminar como antes, como si una presencia hubiera aparecido.
El miedo empezó a apoderarse de alguno de ellos mientras que otros comenzaron a sentir cierta angustia.
El frío hizo su presencia en la estancia y los allí congregados empezaron a notar como cierta brisa heladora entraba por las ventanas rotas del salón mientras las cortinas ajadas se movían creando sombras extrañas que daban una imagen mucho más tétrica a la estancia.

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