Historia 5. El embrujo.

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Historia 5.

El embrujo.

Esto que os voy a contar, me sucedió hace algunos años, cuando estaba en los últimos años de instituto y primeros años de la universidad.
Realmente, ahora parece un muy mal sueño, pero realmente fue una época muy negra y muy mala para mí.
Estaba saliendo con mi primer novio. Era mi novio de instituto. El primer novio que tenía. Y teníamos una relación algo extraña, demasiado extraña.
Realmente, nunca sentía que lo amaba de verdad, me resultaba un hombre muy pesado e insulso pero era incapaz de dejarlo y cuando estaba sin él lo echaba de menos aunque me aburría tremendamente cuando quedaba con él.
Nunca entendí, cómo era que no podía dejarle y seguir con mi vida tranquilamente.
Era como si estuviera atrapada en una relación de la que no podía salir.

Cuando llegué a la universidad, me fui a otra ciudad, ya que, la carrera que iba a hacer, no existía en la universidad de mi ciudad, así que no me quedó otra que irme de la ciudad.
Aparte me busqué un trabajo a media jornada que me ayudara a pagar los gastos, en la nueva ciudad, pues mi familia no tenía mucho dinero y ya estaban haciendo un gran esfuerzo para que yo estudiará.

Eso no le gustó a mi novio, que no dejó de quejarse, aún cuando ya me había ido y había comenzado a ir a las clases. Parecía no muy contento porque yo estudiará en otra ciudad, como si eso significara que le estaba abandonando para abalanzarme a los brazos de otros hombres. Realmente, era muy incómodo cuando dejaba caer ese tipo de cosas.
Aún así aguanté dos años más con él.
Llegó un momento que las quejas y las malas caras no pude aguantarlas. Además no se movía para ir a verme, ya que decía que yo era la que me había ido y era la que me tenía que ir.
Finalmente, tenía que irme de esa relación. Me costó mucho tomar la decisión, pero aún así la tomé. Acabe dejándole, pues ya no aguantaba más.

Cuando dejé a mi novio, en parte me sentí bastante bien, pero no podía dejar de pensar en él y en mi mente siempre estaba él rondando, por otra parte, nadie se me acercaba. Ningún otro chico parecía tener interés en mí. Era como si fuera un cero a la izquierda para todos los hombres. No existía para ellos. Nadie me invitaba a una cita ni me hablaban.

Un día, empecé a encontrarme muy mal, mi cuerpo parecía como si no pudiera ni levantarse de la cama. En un principio, no le di demasiada importancia, ya que pensé que estaba incubando algo pero con el paso del tiempo, descubrí que eso no era así.

Empecé a tener sueños extraños, donde iba a una de las tiendas que a mí más me gustaban, allí el ambiente cambiaba y me encontraba con un extraño señor, que llevaba ropas andrajosas y sucias, un sombrero puesto, y tenía unos ojos oscuros que se me quedaban mirando con odio y con mucha rabia. En cuanto empezaba a acercarse a mi, bastante lentamente, y le quedaba poco tiempo para estar a mi lado, me despertaba entre sudores fríos.

Apenas podía dormir y mis ojeras cada vez eran más grandes. Apenas podía contentarme para estudiar y suspendí varios exámenes. Algo anormal en mí, ya que era bastante buena estudiante.
Aparte, el apetito disminuía con el tiempo y cada vez estaba más delgada. Mí aspecto era deplorable.

El sueño se repetía, una y otra vez, pero comenzaron también otros sueños, con el mismo hombre oscuro, pero en otros sitios que yo solía visitar. Como restaurantes, discotecas o hasta en la misma universidad. Apenas podía descansar.

La cosa iba a peor con el tiempo, mi aspecto iba a peor. Tanto que comencé a ir al médico para que me diagnosticara. Dijo que tenía anemia y peso por debajo de lo habitual, a parte de problemas de ansiedad y descanso. Y me dió un tratamiento, tratamiento que no mejoró con nada con el tiempo.
No conseguí subir de peso, ya que no podía comer, y la anemia no mejoraba. Ni que decir de que, el sueño y descanso tampoco se dió.

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