Historia 6. El depredador.

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Historia 6.

El depredador.

El tiempo había cambiado bastante en muy poco tiempo. De los días cálidos y luminosos se había pasado, a días con bochorno y lluviosos.
Todos sabían que se acercaba una gran tormenta y se preparaban para recibirla.

En esa zona era una zona bastante tormentosa y la gente estaba bastante acostumbrada a que las tormentas aparecieran por allí.

Aún así, esto no evitaba que se hubieran formado una serie de leyendas alrededor de la época más lluviosa y tormentosa.
Siempre decían que durante esa época, había que tener cuidado. Que en esos momentos era más fácil que sucedieran cosas extrañas, como ataques de supuestos monstruos provenientes del bosque o la desaparición de algunas personas.
Los más escépticos, siempre decían que seguramente los ataques eran por animales asustados o hambrientos y que las personas pérdidas eran porque se metían en el bosque y ante la frondosidad del bosque, se perdían y eran incapaces de volver por donde habían venido.

Aún así, la mayoría de las personas se cuidaban y se protegían en dicha época. Seguían pensando que las tormentas daban mal agüero y que en la zona pasaban cosas extrañas. Muy extrañas.
Las casas se protegían ante los posibles ataques de aquellos monstruos, que nadie había llegado a ver jamás y que no se sabían cómo eran. Lo único que se sabía, era que debía ser de gran tamaño, con grandes garras y una mandíbula poderosa, tras observar los forenses, los dañados cuerpos de las víctimas. Forenses que, aún siendo grandes profesionales y habiendo visto de todo por su trabajo, quedaron bastante impresionados ante los daños sufridos por las víctimas, teniendo hasta alguno de ellos, terribles pesadillas.

Los oriundos de allí, sabían lo que debían hacer. Protegían sus puertas y ventanas con un ungüento especial, que solo ellos sabían hacer, que según ellos, repelía a aquellos terribles monstruos. Algunos de Ian que podía ser por el olor que desprendía, otros por su espeso tacto y otros que ese ungüento no era más que una extraña pócima que en algún momento alguna curandera o hechicera les había enseñado, en pos, de ayudarlos y protegerlos ante tal situación.
También, los hombres del pueblo se armaban ante la posibilidad de que entrasen en sus casas, así poder dispararles y proteger a sus familiares.
También se prohibía entrar en el bosque a todo el pueblo, por aquella época, aún más si eran jóvenes y niños. Con estos últimos, tenían más cuidado y no permitían ni que se acercarán a la linde del bosque.
Debían proteger a sus hijos, sobre todo.

A medida que pasaba el tiempo, los murmullos ante la llegada de la época de tormentas y sobre todo ante la llegada de la primera tormenta, que ya sabían que iba a ser bastante fuerte, los vecinos del pueblo, se iban poniendo más nerviosos y agotados. Pues aunque ellos se protegieran, sabían que una tormenta tan fuerte iba a llevarse al menos una víctima. Que no habría protección para todos.

Unos nubarrones negros comenzaron a aparecer en el horizonte. Se dirigían hacia el pueblo, junto con un fuerte viento y un terrible bochorno.
Los negocios se cerraron y todos se encerraron en sus casas, salvo el detective y el médico del pueblo que se encerraron en la comisaría, para poder ser avisados ante alguna situación que requiriese que alguno de los dos fuera a atender a alguien. Aún así, la comisaría también estaba impregnada del ungüento e indudablemente, el detective, iba armado.

Comenzó a llover, primero una lluvia fina y escasa pero poco tiempo después comenzó a aumentar la cantidad de agua que caía de esas oscuras nubes, hasta que llegó el momento en que la lluvia que caía era tan fuerte que apenas podía verse lo que sucedía alrededor. Justo ahí, comenzó la tormenta. Un trueno rugió en el aire después de que apareciera el rayo que iluminó todo el pueblo.
Todos se asustaron ante aquel sonido.
Rezaban para que ninguno de ellos fuera la nueva víctima del monstruo.

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