Tiempo

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Parece que ya están empezando con los preparativos para mi despedida. Oigo a los guardias ir de un lado a otro. Parece que ya me queda poco aquí dentro. Mejor, pronto comprobaré si realmente el infierno existe.

Mientras intentaba buscar los párpados y algunos dientes de Austin por el suelo para incinerarlo todo, me encontré con un papel que se había caido del bolsillo de su pantalón. Ponía una dirección y una hora. "Venice St. n° 311, 16:00"

Tengo que ir a esa dirección. Tengo menos de una hora. Me despedí del cadaver de Austin. Ya me ocuparía de él. Me quité la sangre de mi cuerpo y cogí prestado el traje de Austin. Me dirigí a la dirección que había anotada en el papel. Cuando llegué, aún tenía tiempo de fumarme un cigarrillo. Y así lo hice. Dí la última calada y antes de caer la colilla al suelo, ya había llamado al timbre.

Me abrió la puerta un hombre de avanzada edad, con un traje y unos zapatos tan blancos que parecían hechos de nieve.

-¿Austin Oldman?-me preguntó.
-En efecto.
-Te estaba esperando.

Ese cabrón no conocía a Austin. Así que aproveche para hacerme pasar por él.

-¿Ya sabrás por lo que te he llamado verdad?
-Claro, pero si he venido es para que me lo cuente usted con más profundidad.
-Por supuesto -dijo entre risas-. Ni siquiera me he presentado, me llamo Leonardo. Leonardo Pagliacci.
-Un nombre elegante, muy italiano.
-Hijo de inmigrantes que vinieron al nuevo mundo en busca de oportunidades. En realidad nací aquí, en esta misma casa.
-Vaya. Así que esto siempre ha sido el barrio italiano.
-Así es, y uno de los barrios con más historia de esta ciudad.

Parecía que el hombre estaba agusto con la conversación, pero yo empezaba a perder la paciencia.

-¿Cambiamos de tema?
-Claro, joven. Disculpame. Me han dicho que tú seras quien haga los honores esta noche para la bienvenida de nuestro Pastor.
-¿Algún consejo?
-Mátalo.
-¿Qué?

Parecía como si al viejo se le hubiese ido la cabeza.

-¿Cómo pretendes que lo mate?. ¿Y cómo lo voy a hacer con esta daga?
-Está bendecida por mis ancestros. Nos ha acompañado de generación en generación, asesinando a todos los demonios. Esa es la verdadera razón de existencia de nuestra Orden.
-Pero...
-Después del sacrificio. Cuando entregues el corazón y la copa con la sangre de una virgen, el portal se abrirá. Solo quiero que tengas una cosa en cuenta. Vas a matar a Satanás. Clava la daga en su corazón. Está en el lado derecho de su cuerpo.

Satanás...

FríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora