Cuando has cometido el error de tu vida, ya no puedes hacer nada para remediarlo. Sólo piensas en los porqués. Si mi sed de venganza no hubiese llegado tan lejos, quizá yo no estaría aquí. Pero estoy, y no me siento orgulloso de estar aquí, pero la vida me trajo aquí, y tuve que aceptarlo.
La Orden huyó al oír los disparos, y la policía me encontró en el mismo sitio varias horas después. Ayer encontraron el cadaver de Austin. Estaba podrido, como se merecía.
Si volviese atrás, si la vida no me hubiese quitado a mi esposa, si no me hubiese quitado a mi hija, yo estaría ahora mismo con ellas.
Nunca sabré porque se llevaron a mi hija, y ya se que nunca lo voy a averiguar. Mi corazón está gélido y el aire que entra por la ventana me está congelando los huesos, pero en apenas dos horas nunca más voy a sentir frío.
He despertado en la madrugada para terminar de escribir mi historia, y en menos de una hora vendrá el Predicador a confesarme y darme la Última Unción. No voy a confesarme. Le voy a entregar mi agenda.
En una hora moriré en la horca, pero moriré con una sonrisa en la cara. No porque esté orgulloso de mis crimenes. Estoy orgulloso porque voy a volver a ver a mi esposa y a mi hija.
Escribiré mis últimas palabras con una sonrisa, pero aún quedan páginas vacías, por si tú, que tienes el libro en la mano, quieres escribir tu historia.
Hace catorce días, vendí mi alma al diablo para estar una hora con mi familia. Después de esa hora, pasaré mi eternidad condenado al fuego eterno.
Sarah, Leah. Voy con vosotras.
