El sol entraba por mi ventana y apuntaba directamente a mi cama. Llevaba contando los barrotes desde que acabé de comer. Quizá era el único entretenimiento que tenía en años. Ya queda poco para que me vaya.
Quizá debería hacerle caso, tal vez no sea un puto viejo loco. Debería ir a casa de Austin y buscar algo para poder infiltrarme esta noche.
La desesperación me llevó hasta su casa, entre con la llave que el me dio hacía cuatro años. Empecé a buscar entre sus cosas, y encontré una túnica negra con una capucha. Quizá puedo taparme un poco, y con la oscuridad no se me reconocería, pero conocen su voz.
Mientras saqueaba todas sus pertenencias, encontré una Colt 1911 grabada a mano, con el cargador puesto y aún una bala en la recámara. Encontré algo de munición, con la que pude cargarla completamente para prepararme para esta noche, puesto que no iba a matar a un solo demonio.
Cogí la daga, forjada a mano, con un filo que me recordaba al cuerpo de una serpiente, y una empuñadura de cuero rasgado cosida con hilo de oro. Me preparé para luchar. Me preparé para volver a matar.
Al llegar la noche, fui el primero en llegar al teatro, y vi que estaba todo listo para empezar la ceremonia. Me puse la túnica, me tapé la cara y subí al escenario.
Las velas negras que rodeaban el círculo estaban encendidas, y el tablero con el que debía comunicarme con Satanás a la hora del sacrificio, estaba preparada.
El espejo brillaba con la luz de las velas, me puse en el centro del círculo y aferrando la daga con ambas manos, me miré en el. En ese momento algo creció en mi. Una sensación que no podía controlar. Las palabras que aparecían en mi cerebro, empezaron a salir de mis labios.
-IN NOMINE DEI NOSTRI SATANAS LUCIFERI EXCELSI
POTENTUM TUO MONDI DE INFERNO, ET NON POTEST LUCIFER IMPEROR
REX MAXIMUS, DUD PONTICIUS GLORIFICAMUS ET IN MODOS COPULUM ADORAMUS TE
SATAN OMNIPOTENS IN NOSTRI MONDI
DOMINI AGIMAS IESUS NASARENO REX IENOUDORUM
IN NOSTRI TERRA SATAN IMPERUM IN VITA LUCIFER OMINUS FORTIBUS
OBNESUM CORPORIS DEI NOSTRI SATANA PRONTEM
REINUS GLORIUS EN IN TERRA EREGIUS
LICIFERI IMPERATOR OMNIPOTENS
Al acabar de decir esto, un gran escalofrío recorrió mi cuerpo. Al abrir los ojos las velas estaban apagadas, intenté salir de allí, pero mi cuerpo no podía reaccionar. Un brillo empezó a surgir en el espejo. Me quedé mirándolo intentando dar un significado a lo que estaba viendo, pero estaba paralizando.
Noté un fuerte golpe en la espalda, y cuando me giré vi que había otra persona que me había sacado del círculo.
-¿Qué cojones haces? Acabas de joderlo todo. Espera... ¿quién coño eres tú?
Sin darme tiempo a responder, comenzó a golpearme. Intenté recuperar la daga, pero ya era muy tarde, estaba en sus manos. Le agarré los brazos para evitar que me la clavase, pero, con el forcejeo, la punta retorcida de la daga acabó penetrando mi ojo derecho.
Conseguí liberarme de mi agresor, me saqué la daga del ojo y comencé a darle puñaladas. Antes de que muriese, puse una mano en su frente y con la otra agarré su boca, tiré con todas mis fuerzas para arrancarle la mandíbula, y no paré hasta que no vi como su cara era partida por la mitad.
Entre la oscuridad, pude ver como su lengua quedaba colgando, y su cuerpo inerte, yacía en el suelo. El era mi sacrificio, pero Satanás ya había sido invocado.
