La miro salir de sus aposentos al día siguiente por la mañana, no era una novedad verla con el cabello enredado y mucho menos recién despierta, sin embargo, ella se avergonzó, el color inundó su rostro y entre risas cerró la puerta de un portazo.
—Es de mala educación espiar, sabes...— Dijo cubriéndose la cara con vergüenza, sentía que después del compromiso debía de verse siempre linda para él.
—¿Que te preocupa? Desde siempre te he considerado la mujer más hermosa de los 7 reinos, tanto por las mañanas como por las noches... — Le susurro cerca de la puerta, sonriendo, sintiendo como del otro lado una preciosa doncella se retorcía de la emoción. —Además, quería saber si mi futura esposa querría tomar el desayuno juntos.
Eso la hizo reír nerviosa.
—Lucerys, siempre lo tomamos jun...
—A solas.— Se apresuró a decir.
Abrió la puerta asomando la cabeza, sus ojos aún adormilados y emocionados lo miraban con confusión y nerviosismo. Le sonrió al verlo tan feliz, tan guapo, hasta con el cabello recortado... Por primera vez se levantaba tan temprano.
—Tienes que darme unos cuantos minutos, ¿Lo sabes?
—Esperaré todo lo que sea necesario. — Dijo pegando su espalda a la pared y sonriendole con ternura, impaciente.
Y fue así como volvió a cerrar la puerta de un solo golpe. Una desesperación la invadió y empezó a correr hacia la otra habitación, dónde su dama le estaba preparando la tina, entró sin más.
—Pero mi lady, el agua todavía no está caliente...
—Dianna, yo me encargo de esto, tú ayúdame a elegir algo lindo, hoy veré a mi prometido a solas.
Dianna abrió los ojos sorprendida, entendió a la perfección la orden y casi dando brinquitos de felicidad se fue a buscar el vestido perfecto, ella sabía lo importante que eso era para la princesa, pues había sido cómplice de muchas salidas nocturnas, y lo que más quería en el mundo, era ver a esos jóvenes juntos.
˖♡
Después de 40 largos minutos, abrió la puerta y a Lucerys se le vino el mundo encima.Se empezaba a desesperar para ser sincero, pero todo valió la pena cuando la vió y recordó todas las veces que la miraba a lo lejos en los eventos del castillo, sin despegarle el ojo. Ahora la tenía de esa misma manera frente a él.
Llevaba puesto un vestido rojo con detalles dorados bordados en los contornos negros de la prenda, a su princesa le encantaba vestir colores claros pero ese día había sido la excepción, más tarde se dió cuenta porque.
El cabello le caía en sus rizos naturales y pudo ver como dos pequeñas trenzas estaban meticulosamente tejidas. En sus orejas llevaba unos pendientes que jamás había visto y un collar decoraba su cuello. Se miraba preciosa, a Lucerys el único pensamiento que le invadió fue el orgullo de poder decir que estaba comprometido con ella y que era el más afortunado de todos los hombres de Poniente.
—Espero que no sea demasiado para un simple desayuno...— Dijo nerviosa.
La miro a los ojos, se acercó a ella, tomo sus dos manos y las atrajó hacia si, dándole un pequeño beso a cada una.
—Eres la mujer más hermosa que mis ojos han visto.— Le dijo anonadado. —Quiero decirte que no es un simple desayuno, es nuestro primer desayuno.— Poco a poco se acercaba más hacia ella, sin dejar de tomar sus manos. —Y que será el primero de muchos estando juntos, quiero que esto sea especial, que me veas, que te vea, que todo el mundo sepa que estamos juntos, que sepan que seremos tu y yo contra todos y que nada nos podrá separar.
Y con eso, se acercó para besarla. Así al fin pudo sentir que empezó su día. El beso se sentia diferente al de el día anterior, no solo sabia a confirmación, sabia a qué ella también lo amaba.
—No sabes lo feliz que soy por saber que dentro de unos cuantos años podré llamarte esposa.— Le susurro cuando se separaron, muy cerquita de ella.
Todo eso la había hecho experimentar un sin fin de emociones, solo Lucerys seria capaz de provocar eso en ella, tenerlo tan cerca le causaba la más profunda dicha.
—Por ahora tendremos que conformarnos con llamarnos prometidos.— Le dijo sonriente, viendo como los ojos de Lucerys brillaban más que todas las estrellas mismas, amaba que fuera tan expresivo. —Así que, futuro esposo, el desayuno nos espera.
Se sentían en una nube, mientras caminaban no tenían noción que todos a su paso los miraban, tenían tanto de que hablar, tantas miradas coquetas que lanzarse que Lucerys se dió cuenta hasta la tarde que su princesa iba vestida con los mismos colores que él.
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A mí princesa 🌷 ; Lucerys Velaryon
FanfictionEn lo único que Lucerys podía pensar mientras huía era en ella, en su futura reina, con quién anhelaba tener tanto pero, tal vez, el tiempo se le había acabado. ˖♡ Historia pequeñita. ACLARACIONES: La historia puede variar algunos detalles de la s...