Miradas Extrañas.

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Horneo el pastel, mientras mis manos se manchan un poco de harina, moldeo la masa que me queda para poder hacer galletas.

Tengo mi cabello recogido en un moño y mis gafas, cuando miro mi reflejo en mi teléfono, se que tengo harína en mi cara, desde que regrese de la U, no había nada, han pasado unas 3 horas sin nadie en casa, la verdad es un verdadero alivio no tener que verle la cara.

Que ironía, vives con el.

Escucho una pequeña melodia de Mozart, mientras termino de agregar lo último para meter al horno, puedo oler como la vainilla entra por mis fosas nasales, inspiró el rico aroma para cerrar los ojos.

- ¿Que haces? Sientes espíritus también? - mi hermano me sorprende y doy un respingon, me volteo a verlo.

Pará mí mala suerte no está solo, el idiota de Aiden está con el. Me mira de arriba a abajo ceñudo, por un momento siento que va poner una expresión diferente a la que tiene, pero no es así, es demasiado bueno para ser verdad.

- Y les diré que te atormenten, si no dejan de burlarte de mi - lo señaló con la espátula llena de vainilla.

El ríe.

- Que opinas Aiden? - pregunta mi hermano, el extrañamente me dirige la mirada.

- Yo diría que se peine y se limpie, parece pordiosera - mi ceño se frunce y mi hermano se mofa.

- Oh Dios, que haré ahora?! Tendré que usar pastillas para dormir ya que tu comentario idiota me quita el sueño. - digo sarcástica y de mala gana.

- Ahora dilo sin llorar - el rueda los ojos y se pierde de mi vista.

Aprieto mis puños del enojo, y mi hermano me da una palmada en el hombre antes de irse.

Maldito Aiden, Dios como me desagrada el imbecil ese.

Golpeó mis puños contra la encimera y trato de tomar un poco de aire.

No lo soporto, que no se como podré soportare vivir con ese.
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Sacó el pastel mientras le sirvo una rebanada a mi madre, quien acaba de llegar del trabajo.

Me mira con un puchero y sus ojos se aguan.

- El pastel de mi mamá - una lagrima cae por su mejilla, mi corazón se aflige y le otorgó un abrazo, ella limpia su lagrima - Que envidia que sepas esta receta y no yo.

- Era especial para la abuela - digo recordando el primero día que me lo enseñó.

8 años antes.

- Cariño, pasame la azúcar - la abuela es una mujer de cabello rojizo de ojos mieles, donde unas pequeñas canas se asoman.

Le doy la azúcar para que me pide y me apoyo en la mesa para mirar como amolda la masa del pastel.

- Esta receta se la hacía a tu abuelo cuando nos casamos, hasta el dia en que murió, profeso que era su pastel favorito, es una receta de mi madre y hoy quiero compartirla contigo Isabella. - me mira atenta, mientras yo me emocionó.

-¿Mami ya lo sabe? - preguntó probando la esencia de vainilla.

- No, pero será un secreto de ambas ¿de acuerdo? - asiento moviendo mi cabeza.

Me dice cada uno de los pasos para preparar el pastel, mientras pone los ingredientes en la boca.

- Algún día tendrás que hacerle este pastel a alguien muy especial para ti, puedes empezar por Aiden - me guiña un ojo y me sonrojo de inmediato de pensar en mi primo, sus ojos azules aparecen en mi mente.

En el odio de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora