9 de noviembre de 2022.
Eran las 01:30 de la madrugada del 9 de noviembre de 2022, y todos mis amigos estaban muertos. Estaban todos muertos y yo, por primera vez en más de una semana, era yo mismo. Sin bromas de mal gusto. Sin chistes inoportunos. Sin la conciencia de el Hada de los Dientes hablando por mí. Era yo mismo. Con todo lo que suponía aquello. Con la dolorosa realidad que jamás podría cambiar.
Pero me acordaba de todo. Todo lo que el Hada de los Dientes había hecho a través de mi cuerpo. Empezó como algo sencillo, un juego. Primero, utilizó mi cuerpo sin mi consentimiento para ir a una tienda de disfraces. Compró uno simple pero terrorífico: una sencilla túnica negra y una máscara horrible, con muchos dientes. Después, se divertía suplantándome, controlando mi cuerpo, actuando de forma extraña, pero dejándome ser consciente de todo. Al final, todo se volvió mucho más complicado. Cuando empezaron los asesinatos, todo dejo de ser un simple juego y, las bromas, dejaron de ser sencillas bromas.
Mientras esperaba en la habitación de Julia a que llegase la policía, no podía parar de llorar. Mis amigos estaban muertos y mis manos estaban manchadas de su sangre. Y aún así, cuando llegó la policía, tuve que encontrar la fuerza que no tenía para mentir.
—Tranquilo, ya estás a salvo. Estamos aquí— me dijo uno de los agentes de policía—. ¿Cómo te llamas?
—Ma.. Martín —dije tartamudeando.
—Cuéntanos que ha pasado —Los agentes de policía se acercaron más a mí para escucharme con atención, mientras los enfermeros se iban bajando de la ambulancia.
—El asesino nos atacó —les dije entre sollozos mientras me ponían una manta encima y me llevaban a la ambulancia—. Yo conseguí esconderme y no me vio, pero Mireia y Julia...
—Tranquilo, ya ha pasado todo. Estas bien —me dijo uno de los agentes. Hemos podido contactar con tu madre, esta de camino al hospital.
Iba tumbado en la camilla en la parte trasera de la ambulancia, y las lagrimas seguían resbalando por mis mejillas. No podía parar de pensar en que durante todo aquel tiempo yo había sido consciente de que algo no andaba bien conmigo. Y en el fondo... en el fondo era consciente de lo que sucedía. Pero algo... No, algo no, el Hada de los Dientes no me permitía hablar, silenciaba esos pensamientos en mí. Hacía conmigo lo que quería.
Pero todo aquello había terminado. Aunque mi vida no volvería a ser la misma, estaba vivo. Tendría que aprender a vivir sin mis amigos. Sin Mireia. Sin... Sin Fer. Tendría que aprender a vivir con todo aquel dolor. Pero el dolor era parte de la vida, y si yo había conseguido sobrevivir a aquello, también conseguiría vivir. Con dolor, pero viviría.
—Están llamando —dijo la enfermera que me acompañaba señalando al telefonillo de la ambulancia—. Cógelo mientras le tomo las constantes vitales.
—¿Sí? —respondió el otro enfermero. Después de escuchar atentamente lo que le decían, miró con cara de asombro a su compañera—. Es de la casa. Una de las chicas sigue viva. Ya han mandado otra ambulancia para llevarla al hospital cuanto antes.
—¿Has escuchado Martín? —dijo la enfermera apoyando su mano en mi hombro—. Una de tus amigas está viva. Los dos vais a estar bien.
—¿Quién? —dije yo sobresaltado. Por favor que fuese Mireia. Por favor que fuese Mireia. Tenía que serlo—. Es... ¿Es Mireia?
—No lo sabemos —dijo el enfermero que había cogido el teléfono hacía unos minutos—. Según lleguemos al hospital lo sabrás, no te preocupes.
En ese momento, mi teléfono emitió unos cuantos sonidos. Seguramente mi madre me estaría escribiendo, preocupada, para saber si me encontraba bien. Pero cuando vi en la pantalla aquellos mensajes anónimos, supe que la pesadilla aún no había terminado.
Anónimo: Martín, sé qué has sido tú.
Anónimo: El Hada de los Dientes te poseyó.
Anónimo: Tú y tú grupo de amigos sólo habéis sido una pequeña parte de algo mucho mayor.
Anónimo: Va a haber más muertes. No va a parar hasta que consiga su sonrisa entera. Treinta y dos dientes.
Anónimo: Y cuando lo consiga, nada podrá detenerla.
Anónimo: Martín, el Hada de los Dientes sigue dentro de tí.
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El Hada de los Dientes (en pausa, continúa en octubre)
HorrorMartín está en su último año de instituto y pretende aprovecharlo al máximo junto a su grupo de amigos de toda la vida: Julia, Fer, Mireia, Haizea y Rosa. Sus preocupaciones son las que se podría esperar de cualquier adolescente de su edad: las nota...