3. Mario

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Javier

Tres días antes

Estaba un poco nervioso. Cambiar de instituto no era algo sencillo. No conocería a nadie, salvo a Karyme. Ni siquiera sabía si nos tocaría juntos. Bueno, para empezar no sabía ni a qué clase iba, tendría que preguntarlo.

     Bueno, también puede que conozca a alguien especial.

     Pero qué digo. No creo que haya algún otro gay. Igualmente, no pierdo la esperanza. Tras desayunar y vestirme, salí de mi casa y me dirigí al instituto. Cuando llegué al instituto vi a la gente de mi alrededor. Para mí eran todos rostros desconocidos. Miré hacia el edificio. Siempre lo había visto desde fuera, pero nunca lo había visto por dentro. Al rato, llegó Karyme.

     —Hola, ¿qué tal? ¿Nervioso? —me preguntó según me vio.
     —Em... Un poco —confesé—. Espero que nos toque en la misma clase. Si no, no sé si sobreviviré.

     Cuando iba a preguntarle lo mismo a ella, vi que la gente empezaba a entrar en el edificio, así que decidí unirme a ella. Cuando entré lo primero que hice fue mirar a mi alrededor. Lo primero que vi fue un dibujo bien grande de un señor que no sabía quién era y unas cuerdas colgando de unas columnas. A los lados surgían varios pasillos.

     «Me voy a perder el primer día», pensé al verlos.

     Seguí a la marea de gente que se dirigía a una puerta que daba a algún sitio. Cuando la pasé, me di cuenta de que estaba en el patio. Comprobé que Karyme seguía conmigo y vi que la gente se dirigía a su respectivo grupo. Algo alejada de las filas de gente, había una chica que tenía unas listas en la mano y estaba hablando con otros alumnos mientras buscaba algo en ellas.

     Me dirigí hacia ella y estuve esperando un buen rato hasta que me tocase. Mientras, vi que algunas de las filas volvían a entrar al instituto. Cuando me tocó, le dije mi nombre completo y esperé a que me encontrara.

     —Javier... Aquí estás —dijo al fin—. Vas a 3ºG.

     Repetí la clase en mi cabeza varias veces para no olvidarme y esperé a que les dijeran la clasea a Karyme. Tras un rato interminable, estábamos muy relajados, ya que nos había tocado juntos.

     Al menos no estaré solo.

     Bueno, se me olvidaba que con los que fui a fútbol también iban a este instituto. Ya los vería.

     De pronto, vino otro chico. También tenía pinta de ser nuevo. Tras buscarle, la profesora le dijo que iba a nuestro grupo también. Por lo que oí, se llamaba Daniel. La chica nos guió para poder llegar a nuestra clase sin perdernos y al llegar allí, el profesor estaba pasando lista para que el resto fueran entrando. Finalmente, llegó mi turno y entré a la clase y me senté en mi sitio. Eché un vistazo a mi alrededor.

     Venga ya, ¿no hay más chicos?

     En efecto, no había más que un par de chicos. Bueno, ya me confirmaba que mi clase no iba a ser tan loca como solía ser en mi antiguo instituto. Sonreí al recordar el día que tiraron un estuche por la ventana y el pobre chaval no lo encontró nunca.

     —Bueno, ¿qué te parece? —dijo Karyme de pronto, sacándome de mis pensamientos.
     —¿Eh? Ah, bueno. Que no habrá muchas movidas. Y que casi todos son chicas.

     Ella sonrió divertida. Era de las pocas personas que sabía que era gay. De pronto, el profesor empezó a hablar de los horarios y de alguna que otra cosa, así que saqué el cuaderno y el boli que había traído en la bandolera y empecé a apuntar las cosas que iba a escribir en la pizarra; no quería empezar el curso sin enterarme de nada.

Amores de institutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora