5. Segundo primer beso

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Germán

¿Alguna vez os habéis visto flotando en las nubes? Sí, cuando estáis eufóricos por algo que os haya pasado recientemente. Pues así me encontraba yo: le gustaba a Karyme. No había mejor cosa que podía pasarme.

     Bueno, sí. Que Javier había dejado de parecerme tan molesto. Era bastante buen chaval, la verdad. Salvo que no lo entendía la mitad de las veces que hablaba, todo iba bien en ese sentido.

     Ah, y que resulta que es gay. Quién lo diría, ¿no? Lo que me hizo más gracia fue el hecho de que se besase con Mario. O sea, teniendo a literalmente a todo el instituto, va y se fija en Mario. Bueno, no digo que sea mal chaval ni nada, pero es como que es muy inesperado, ¿no? Yo siempre creí que era gay, pero porque nunca lo veía babear por una chica, pero tampoco lo sabía a ciencia cierta.

     Bueno, lo importante era que yo le gustaba a Karyme. Sería raro lo contrario tras el éxito de mi plan con los cómics. De verdad, nunca tendré palabras suficientes para agradecer a la autora por escribir esos libros y yo poder aprovecharme de ellos.

• • •

     Era viernes. Entré la puerta como todos los días sin encender la luz. Dejé la mochila en mi sitio y  me paseé por la clase esperando a que llegase Cristina. En efecto, a los segundos entraba por la puerta. La saludé al pasar por mi lado. Sin embargo, me fijé en que su mochila estaba algo manchada de un polvillo blanco por la parte de abajo.

     «Será de las tizas; siempre acaban por los suelos», supuse.

     Al rato llegaron Sergio, Eva, Carmen e Isabel. Saludé a todos según entraron por la puerta, los cuales se asustaron al vernos en la clase tan pronto.

     —¿Pero como estáis ya aquí? —preguntó Sergio.
     —Ah, es que dormimos aquí. Créeme, las mesas son más cómodas de lo que crees —bromeé.

     Cuando pasé al grupo, mis ojos se cruzaron con los que estaba esperando ver en realidad.

     —Hola —saludé.
     —Hola —me dijo Karyme.

     La seguí con los ojos y con el cuerpo mientras se sentaba en su sitio.

     —¿Qué tal? —pregunté.
     —Ah, bien. Me he encontré al profe de inglés.

     De verdad, no conozco situación más incómoda que encontrarte a un profesor por la calle. Que sí, que ellos también tendrán vida, pero es que me cuesta imaginármela.

     El resto de la clase fue llegando a lo largo de los siguientes minutos. De pronto, entró alguien que captó mi atención. Tardé unos segundos en reconocerle; era Javier, pero se había cortado el pelo.

     Cuando se acercó a nosotros pude ver su nuevo peinado mejor.

     —Dios mío, ¿pero qué te has hecho en el pelo? No te reconozco casi —le dije

     Su pelo había pasado a ser algo largo a ser extremadamente corto por los lados y algo más largo por arriba. No sé por qué, pero hacía que Javier pareciese otro.

     —Seguro que a Mario le gusta —le susurré al oído.

     Él se sorprendió.

     —¿Os habéis vuelto a besar? —pregunté, curioso.
     —Ah, no —contestó él.
     —No te preocupes, seguro que en el recreo os volvéis a besar —le dije.
     —¿Y tú y Karyme habéis llegado a besaros?
     —No, pero no te preocupes, no falta mucho para que eso pase —le dije, confiado.

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