Ciby es una chica de 14 años, que está descubriendo nuevos sentimientos y nuevos intereses. A su vida llega Nil un chico divertido, extrovertido, que viene a cambiar su mundo.
Juntos explorarán la montaña rusa de la vida, el significado del amor y t...
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Cuando ya estaba más calmada, Angelica me llevó a lo que en ese momento era una pista de baile, la música era tan alta que costaba entender la letra de las canciones, solo me dejé llevar por el ritmo y traté de acoplarme al baile de los demás chicos.
Bailamos un rato todos juntos en una especie de círculo, hasta que Angelica me interrumpió para decirme algo importante. Según ella, vio a Nil algo sofocado y lo llevó al patio de atrás para que recuperara el aire.
-¡Es tu oportunidad! -me alentó -Ve a hablar con él.
-¡Gracias! -dije con emoción.
Salí rápido por la puerta de la cocina, el patio estaba oscuro, tardé un poco en acostumbrarme a la ausencia de luz; cuando mis ojos se adaptaron lo suficiente pude ver a Nil sentado en una reposera, él me estaba viendo.
De inmediato mi nervios volvieron, se me revolvió el estómago, sentía tanta vergüenza de estar allí, buscándolo. Con toda mi fuerza de voluntad acalle los pensamientos que hacían un tornado en mi cabeza.
Me acerqué a él despacio y me senté en la reposera junto a la que Nil estaba.
-¿Cómo te sientes? -deje genuinamente preocupada.
-Algo mareado -hizo una pequeña pausa -Tome demasiado ponche -dijo soltando una débil risita.
-Te traeré un vaso de agua -dije parándome de mi lugar.
-¡Espera! -dijo tomando mi mano -No es necesario -agregó.
Mi mirada bajó de forma violenta hacia nuestras manos juntas, él pareció darse cuenta e instantáneamente me soltó.
-Lo... lo siento -dijo inseguro.
Sentí como mis mejillas ardían, junto con la piel que su mano había tocado. Me volví a sentar, pero no dije nada, mi cerebro se había vuelto flan.
-¿Que era lo que me querías decir hace rato? -cuestiona el chico.
Todo me da vueltas, quiero decirle, pero las palabras no toman forma, quiero darme a mí misma una bofetada para ver si reacciono pero me siento entumecida, si no logro moverme voy a empezar a llorar.
-Yo... -empiezo a decirle.
Pero no puedo organizar las ideas de forma coherente, bajo mi mirada a mis manos y empiezo a jugar con mis dedos. Quedamos en silencio algunos minutos que aprovecho para recobrar la calma. Cuando ya estoy tranquila de nuevo, empiezo hablar y levantó la mirada al mismo tiempo.
-Tú me... -las palabras mueres en mi garganta al darme cuenta que su rostro está a pocos centímetros del mío.
Mientra estaba perdida en mis pensamientos Nil se levantó a la altura de mi rostro y cuando empecé a hablar quedamos a escasos centímetros, nunca habíamos estado tan cerca, podía sentir su aliento cálido, el olor amaderado de su perfume que se mezclaba con el dulce aroma a frutas del ponche y el camuflado olor a brandy.
Nil acomodo un mechón de mi cabellos detrás de mi oreja en un movimiento lento y delicado.
-Parecías perdida en tus pensamientos -dijo aún a pocos centímetros de mi rostro.
-Lo siento, estaba pensando lo que quería decir -dije avergonzada.
-¿Qué era? -
Pero cuando iba a responder mi padre abrió la puerta del jardín, rápidamente me aleje de Nil y rogué que mi padre no lograra ver lo cerca que estábamos el chico y yo. Mientras tanto creo que escuche a Nil maldecir entre dientes.
-Ciby es hora de cortar el pastel -me avisa mi padre.
-¡Voy en un minuto! -dije y le regale una sonrisa.
-Vamos -le dije a Nil.
-¿Tienes tu teléfono? -preguntó el chico de pronto.
No entendí porque me lo pedía, pero lo desbloquee y se lo di.
-Ese es mi número de teléfono, me puedes escribir o llamar para terminar nuestra conversación -dijo él y luego se adelantó en volver al interior de la casa.
En la pantalla de mi teléfono pude ver su nombre y su número guardado en mi agenda, lo apreté contra mi pecho. Todo mi esfuerzo rindió frutos, un número de teléfono es mejor que nada.
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Hola, hola. Estoy triste, otra vez interrumpieron a mi pequeña Ciby.
¿Creen que podrá confesarse antes de que acabe la fiesta?
