Ciby es una chica de 14 años, que está descubriendo nuevos sentimientos y nuevos intereses. A su vida llega Nil un chico divertido, extrovertido, que viene a cambiar su mundo.
Juntos explorarán la montaña rusa de la vida, el significado del amor y t...
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El segundo día de campamento fue una guerra sin cuartel entre los cuatro equipos, al final del día los profesores habían puesto un cartel con la puntuación. Estábamos en tercer lugar a pesar de que nos habíamos esforzado solo habíamos ganado dos de los juegos. Por ahora los del equipo azul iban ganando.
El tercer día continuaron los juegos al final el equipo azul se coronó como máximo campeón, el segundo lugar lo ocupó el equipo rojo, en tercer lugar el verde y de ultimo quedo el amarillo. Es difícil decir cómo pasó, por más que nos esforzamos fuimos totalmente aplastados.
A pesar de haber perdido, ninguno de mis compañeros estaba triste o decepcionado, nos habíamos divertido mucho. Habíamos hecho nuevos amigos y compartido con chicos con los que normalmente no tendríamos oportunidad de coincidir. Por otra parte, no volví a tener oportunidad de quedarme a solas con Nil, es lo único que lamento.
La ceremonia de clausura fue el domingo en la noche y el lunes a las 6:00 de la mañana subimos a los autobuses que nos llevarían de vuelta a la ciudad, ese día no tendríamos que asistir al colegio.
Al llegar a ciudad fui directo hasta mi casa, allí estaba mi padre, al verlo me di cuenta que había perdido algo de peso, me recibió de forma cálida, genuinamente feliz de verme, me preguntó sobre el campamento y le dije todo lo que había pasado este fin de semana, pero teniendo especial cuidado de no mencionar a Nil y mucho menos ese beso.
El martes fui a la escuela, sería el cierre del ciclo escolar y teníamos algunas actividades previas a las vacaciones de verano, el club de teatro presenta por primera vez la obra de teatro en la que llevamos meses trabajando.
Estaba tan emocionada como nerviosa, el guión de la obra era a lo menos “raro”, todos los personajes por una u otra razón tenían dificultades auditivas, los diálogos nunca coinciden con los diálogo de otro personaje y más bien cada quien está inmerso en un monólogo propio con lo que cree que dijo el otro, la directora del club quiere que el metamensaje sea lo difícil que es comunicarnos cuando “oímos pero no escuchamos”. Pero será el público quien juzgue si es ese el mensaje que le queda, cabe la posibilidad de ser tildados de insensibles y que se piense que nos estamos burlando de una discapacidad. En fin, siempre que te subes a un escenario puedes ser elogiado o repudiado.
Ya pasaba del mediodía cuando mis compañeros del club y yo nos alistamos en el camerino, quizás en otras circunstancias sentiría vergüenza por ver a todos con poca ropa y por el hecho de que ellos me vieran a mí. Pero llegado este punto a solo minutos de salir a un escenario tal vez a hacer el ridículo, la desnudez era la última de mis preocupaciones.
—Todo saldrá bien —dijo de pronto Angelica como leyendo mi mente.
Asentí con la cabeza. Vi a una de mis compañeras al otro lado del camerino, su nombre es Marta, ella es la protagonista de la obra y la que mas lineas tiene, parecia que de lo nerviosa que estaba empezaría a llorar o saldría corriendo, Teodoro intenta darle ánimos y lo escuche decir las mismas palabras que me dijo Angelica.
No era nuestra primera obra de teatro, pero sí había sido la más difícil de ensayar, la falta de coherencia en los diálogos los hacen fáciles de olvidar.
—Haganlo como en los ensayos y si se equivocan improvisen, solo no se vayan a quedar callados —dijo la directora justo antes de que saliéramos al escenario.
Pude distinguir a mis padres entre el público y también a Nil. El lugar estaba muy lleno, creo que incluso supera su capacidad máxima.
Marta comienza a hablar dando inicio al primer acto.
45 minutos después cuando culminó el tercer acto, el auditorio estaba terriblemente silencioso por unos segundos, justo en este momento sería apropiado que pasara una pelota de paja rodando frente a nosotros.
Luego todos empezaron a aplaudir y sentí que mi alma volvió a mi cuerpo, busqué a Nil entre la multitud, él me sonreía y yo le sonreí de vuelta. La presentación había sido un éxito.
Más tarde me reuní con mis padres, me hacía tan feliz que pudieran haber asistido, me prometieron que me harían una cena para celebrar, en ese momento mi “brillante cerebro” tuvo una genial idea.
—¿Puedo invitar a alguien? —le pregunté a mis padres.
—Sí cariño —respondió mi madre sin darle una importancia particular a mi pregunta.
Un paso…
Sería una oportunidad para presentarles a Nil de forma apropiada.
