Acosado Por Un Psicópata

CAPITULO 23

Las embestidas de Jungkook cada vez eran más rápidas y duras, mi cuerpo ya sudado  se estremecía tanto hasta llegar al orgasmo, perdí todo conocimiento y sentido dejándome guiar por el placer de mi cuerpo, pidiéndome más y más hasta que mi voz se fue apagando. Trataba de convencerme que la causa de todo esto era el afrodisíaco en mi cuerpo, tratando así de evitar la realidad de mis acciones.

— Jungkook.... mi cuerpo sigue caliente, quiero más  dame más, por favor, dime...¿Que me está pasando? — solté entre gemidos agarrando fuertemente su espalda. Jungkook soltó una pequeña risa e se acercó a mi oído y susurró:

"Te estás volviendo completamente mío, dejándote llevar por el placer que te estoy dando, pero descuida, te daré placer todo el tiempo que permanezcamos juntos. Porque nadie te amará más que yo."

Dijo en mi oreja para luego dirigirse a mis labios, nuevamente para besarlos, está vez, por alguna razón en vez de alejarlo le correspondí introduciendo mi lengua en su boca,con mis brazos comencé a abrazarlo mientras él proseguía con sus embestidas hasta llegar al punto en el que eyaculo dentro de mi, podía sentirlo, como su esperma corría por mi entrada, se sentía tan caliente pero a la vez tan jodidamente bien.

- Terminamos por ahora, descansa, espero con ansias que comencemos a hacer cosas de parejas - dijo sonriendo con emoción mientras me observaba, comencé a sentirme muy cansado, hasta el punto que caí dormido sin poder decir ninguna palabra al respecto....

.....

La luz del sol golpeaba mi rostro haciendo que despertara, desconcertado y mareado, recordé vagamente lo que había ocurrido ayer poco a poco, no podía creer lo que había hecho, mi actitud cambio completamente al momento en el que me encontraba bajo el efecto del afrodisíaco, mire a los alrededores y Jungkook no se encontraba, trate de levantarme olvidando por completo las cadenas, pero... al mirar mis piernas me percate que ya no estaban, ya no me encontraba encadenado.

Rápidamente caí de la cama pero caí al instante, mis piernas temblaban, por lo sucedido de ayer obviamente. Lentamente trate de mantenerme de pie mientras me acercaba a la puerta apoyándome de la pared o muebles que estaban cerca, al llegar, apoye mi oreja en esta para verificar, con el ruido de los pasos, si alguien se acercaba.

Al verificar que nadie se encontraba cerca, acerque mi mano a la perilla y lentamente comence a girarla. Los nervios volvieron a mi cuerpo, invadiendo inmediatamente, ¿Que encontraré del otro lado de la puerta? ¿Habrá alguien encerrado y alguien a quien acudir por ayuda? Muchas preguntas se cruzaron por mi mente, pero.... Aún así decidí pasar aquella puerta.

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