Capitulo 10 ☆

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|Jannette|

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|Jannette|

A pesar de haberme negado ya tres veces, Deaton estaba decidido en vendar la pequeña cortada de mí brazo. Era tan insignificante que ni si quiera la había notado hasta que me lo dijeron.

Scott y Derek estaban en la misma sala, solo que en peor estado, Scott está casi inconsciente sobre la camilla y Derek esta sentado en una silla mirando a la nada.
¿Cómo llegamos aquí?,¿Que hicimos mal? El plan era casi perfecto.

Quizá demasiado como para funcionar. Pensé.

Deaton termino con mí herida y se alejo para ayudar a Scott.

-Jane, ¿puedes limpiar las heridas de Derek? porfavor- rogó con la mirada-, Ambos necesitan curar rápido y no puedo solo.

Lo miré y el me miró. Sabía que podía con los dos.

Mmm.

Derek no moriría si esperaba un poco más y ambos lo sabíamos pero por alguna extraña razón decidí aceptar. Era como si una fuerza extraña me obligará a estar cerca de el contra mí voluntad.

-Bien - dije rendida una vez que corte el contacto visual.

Me levanté de mí lugar y caminé hacia los cajones, tomé algodones, alcohol y un mechero.

Me acerque a Derek y tomé su brazo sin siquiera mirarlo. El si lo hacía y todo mí cuerpo respondía a eso. Lo odiaba.

Tome un algodón y lo moje en el alcohol.

-Esto a arder.

Lo pasé por la herida limpiandola. Luego tomé el mechero y encendido, comencé a pasarlo por la herida.

- ¡AAHH! - gritó y gruñó el hombre lobo.

Repetí la misma acción con sus demás heridas y después de unos largos minutos aleje el mechero y lo dejé en el suelo. Volví a limpiar las heridas y puse una gasa sobre cada una de ella.

-Auch- escuché decir a Scott.

-Gracias - habló Derek agitado y lo miré a los ojos.

De repente el consultorio desapareció, llevándose a Scott y Alan con el. Ahora estábamos solos. Solos en mí menté.

Traición.

Fue lo primero que paso por mí cabeza. Sentía su traición tan profunda en mí pecho, como si hubiera sido ayer. Sentí cómo si hubiera vuelto a esa noche por décima vez en la semana.

El cambió, ya no era un adolescente ahora era un hombre pero esa mirada seguía intacta.

Esa mirada que tan bien conocía.

Odio esa mirada, sus ojos verdes rogando por perdón, intentando derrumbar todos lo muros que alguna vez puse alrededor de mí corazón.

Durante años me repetí que era un idiota pero ni eso lo sacaba de mí cabeza. Nada me hacía olvidar su cariño, sus abrazos y sobre todo sus besos. Esos recuerdos estaban estancados en mí.

𝑺𝑶𝑴𝑬𝑶𝑵𝑬 𝑭𝑶𝑹 𝑯𝑬𝑹 | 𝑇𝑒𝑒𝑛𝑤𝑜𝑙𝑓.  PAUSADA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora