Abrí los ojos al sentir los cálidos rayos de luz acariciar mi piel. Suspiré pesadamente, sentándome en la cama. Observé mi alrededor, estaba sola. El pánico se apoderó de mi, palmeaba la cama, buscando a Nanami entre las cobijas, alguna nota, algo.
"¿Nanami?" fue lo primero en salir de mi boca. Mi cuerpo aún dolía, pero aún así me puse de pie y caminé hacia la puerta. "¡N-Nanami!" dije en un tono más alto, asomándome hacia fuera, mirando por los pasillos, buscándolo. No me dejes sola de nuevo.
Mi corazón latía demasiado rápido, mi cabeza palpitaba con dolor y mi mente no se sentía del todo clara. No sabía en dónde estaba y todo mi alrededor parecía dar vueltas. Quería vomitar, mis rodillas estaban a punto de rendirse, pero después lo escuché. Su dulce, cálida voz.
"¿________?"
"Nanami..." dije un un susurro, sintiendo la paz apoderarse de mí al escuchar su voz. Lo miré con ternura mientras él corría hacia mí, sosteniendo una bolsa con cuidado.
"¿Qué haces aquí? ¿Estás bien?" dijo posando una mano sobre mi mejilla, alejándose un poco para analizar si mi cuerpo tenía alguna herida evidente. Me acariciaba con su pulgar, cerré los ojos ante el contacto.
"No me vuelvas a dejar..." dije mirándolo. Hablé sin pensar, pero aún así, añoraba una respuesta. Nuestras miradas se mantuvieron fijas en la otra, nuestros rostros estaban a una peligrosa distancia. Sus ojos eran decorados con oscuras ojeras de las que aún no lograba deshacerse, las mismas que había notado años atrás al verlo al salir de aquella oficina.
"Entra a tu habitación, sigues bajo los efectos de la morf-..."
"¿Esa será tu respuesta?" lo interrumpí, indignada. "Quisiera decir que me sorprende, pero..." dije de forma burlona, rodando los ojos mientras me daba la vuelta para entrar a mi habitación de nuevo pero su mano en mi muñeca me lo impidió. Definitivamente esa droga que me había dado me tenía mal.
"Cuando te dé mi respuesta, quiero que la recuerdes." dijo Nanami con voz firme, asertiva. "Ahora pasemos, me estoy congelando y la comida también."
Bajé la mirada y sonreí al ver que la bolsa que sostenía con tanta delicadeza estaba llena de comida. Entré a mi habitación, dejando la puerta completamente abierta, y Nanami entró, cerrando la puerta detrás de él. Me senté sobre mi cama, cerrando los ojos al sentir la habitación girar ante mis repentinos movimientos. Nanami acomodó una pequeña mesa junto a la cama, puso la comida sobre ella de forma organizada, delicada. Vasos, cubiertos, todo lo necesario.
"Listo," dijo posando su mano sobre mi cabeza con suavidad. "Itadakimasu." Dijo en voz baja antes de comer, lo imité y enterré mi tenedor en los waffles. Gemí al probarlos. "¿Te gustaron?" Nanami preguntó, sonriendo.
"Mhm." dije con la boca llena, metiendo más y más comida a ella. "Ejtan delijiohos." dije aún con los ojos cerrados, devorando cada bocado. Nanami sonrió, sentí su mirada fija en mí un par de segundos.
"Ya te ves mejor," dijo él, observando con detenimiento mi rostro. "no te ves tan pálida."
Lo miré y asentí con la cabeza. Me sentía mucho mejor, y eso era lo más importante. La mirada de Nanami se llenó de curiosidad, hacía el mismo gesto que cuándo éramos jóvenes y quería preguntar algo indebido. Suspiré, mirándolo.
"¿Qué sucede?" pregunté con voz suave, dulce. Nanami sonrió levemente, curveando la sonrisa hacia abajo. "Ya sé que quieres preguntar algo, sólo dilo." Reí.
Nanami suspiró, mirando sus manos nerviosamente.
"Tu técnica...No tienes que responder si no quieres, pero...¿qué pasó?" dijo, y pude ver la adorable forma en la que cuidaba cada una de las palabras que salía de su boca.
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promesas rotas; nanami kento (𝑒𝓃 𝑒𝒹𝒾𝒸𝒾𝑜𝓃)
FanfictionTu rutina había sido la misma desde que entraste a la escuela, despertar, ir a clase, llegar tarde, estudiar, sacar calificaciones perfectas, y pasar el día con tus dos mejores amigos, Gojo y Geto. Todo tu esfuerzo con el único fin de convencer a Ya...