MAXINNE BINNOTODevuelta y como de costumbre una vez más llegó tarde al recinto. El sol soleado de medio día golpeaba a mi rostro con fuerza aún así de llevar la sombrilla en mano en un intento de cubrirme del sol. Los autos corrían alrededor del circuito a velocidades impresionantes.
Aceleró mi paso al distinguir a mi padre y a gran parte del equipo bajo las carpas a un costado de la pista.
—Otra vez tarde. —me incrimina mi padre cuando se gira y me ve llegar a un lado suyo.
—Sabes el motivo.
—¿Otra vez los alienígenas quisieron llevarte? —Carletes a mi espalda bromea sin poder contenerse la risa. Mi padre apenas y se limitó a sonreír débilmente.
—En serio, Maxie. Insisto que es hora de un auto.
—Papá. —me quejo. —Sabes que no. —intento sonar y parecer lo más tranquila posible allí, no deseaba que todo el mundo ahí se enterara de la situación.
—Maxie, es tiempo que te consigas un auto. —entonces Carletes también alienta a lo dicho de mi padre. Genial, lo último que necesitaba era tener a mi mejor amigo y a mi padre en mi contra.
—Gran traición, Carletes.
—No es traición, solo intento ayudarte, facilitarte el trabajo.
—La respuesta es no.
—Pero necesitas moverte en la ciudad y.. —antes de que Carletes continue me asegure de interrumpirlo.
—Carletes, me encuentro demasiado bien viajando en mi bicicleta, las distancias no son demasiado largas. ¡Tengo piernas que me permiten moverme! —exclame lo último un tanto agotada de tan solo imaginarme la conversación que tendríamos si es que no lograba ganar la contraria.
—Maxie, un auto te facilitaría demasiado..
—Como sea, quisieras tener tu estos atributos. —bromeó con el hecho de que yo tenía más pierna que el. Papá esta vez no se contuvo y rio abiertamente. —Iré a las gradas. —les dije como último como pretexto de huir de allí. Aproveche esa brecha y salí corriendo lo más rápido de allí.
Sabía que la práctica les tomaría mínimo unos dos horas más de promedio, así que me pongo lo más cómoda posible.
Desde lo alto de las gradas lograba ver el circuito completo y más allá de los campos tras las vayas de retención. El estruendo de los autos acelerando con fuerza resonaba como un eco fuerte en el circuito.
—¡Acelera! —escuchó desde mi asiento como mi papá le grita desesperado a Carletes, no logró contener mi risa de tan solo imaginarme la expresión de mi mejor amigo.
Mi sonrisa se borro en el instante en que veo como Charles subía por las gradas con dirección a mi. Su sonrisa agrandándose conforme era que se iba acercando.
—¡Maxine! —me saludo tan entusiasmado.
—Charles. —le devuelvo el saludo no tan entusiasmada como el.
El nuevo tomo asiento a un lado mío en las gradas, sus largas piernas estiradas hasta en la siguiente banca. Su mirada perdiéndose en el horizonte en la pista.
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Corriendo Contigo vol. 1 【 charles leclerc 】
Novela JuvenilMaxine no solía ser una persona que confiara con facilidad. Charles era casi como un libro abierto. Ambos tuvieron una conexión instantánea. Una sola mirada bastaba para entenderse. Charles jamás creyó conectar así como una persona, y mucho menos d...