MAXINE BINNOTODevuelta caminábamos por el centro de Japón. Charles sosteniendo mi mano y guiándome hacia el lugar, que según el, sería una sorpresa.
Una joven nos recibió justo en la recepción del restaurante, su amable sonrisa dándome la seguridad de que la sorpresa sería una inigualable.
Charles siguió guiándome por el restaurante una vez cruzamos recepción. Con frecuencia el giraba hacia mi y me sonreía con ternura aún llevándome de la mano, siendo poco consiente de las miradas curiosas de las personas o de cómo era que nos enfocaban con las cámaras de sus teléfonos.
De pronto sentí calma cuando noté cómo es que nos guiaban a un lugar más apartado del resto de todos en el restaurante. Una terraza solitaria iluminada de luces y decorada de flores, y en medio una mesa para dos.
—Los dejo, en un momento les traerán su cena. —con un perfecto inglés, la recepcionista Japonesa se despidió y dejó a solas.
Fue inevitable no recorres la pequeña terraza solitaria con gran admiración, veía toda la decoración y seguía sorprendiéndome aún más que todo esto Charles lo hubiera hecho. Se había dedicado en preparar esto para mi.
Mi sonrisa se extendió aún más al notar y atrapar la mirada de Charles sobre mi, fue inevitable no sonrojarme y con eso provocar que el riera.
—¡Basta! —me quejo divertida.
La risa de Charles fue música para mis oídos, comenzaba a disfrutar de escucharlo reír o hablar, mirar y... comenzaba a disfrutar todo lo que viniera de él.
—Solo disfruto verte. —admitió.
Juraría que ahora mismo mis mejillas eran más rojas que el mismo color de un tomate, avergonzada escondo mi rostro en mis manos.
—¿Hice todo esto solo? —pregunté curiosa sin poder resistirme.
El asintió. —Si.
—¿Cuando?
—Hoy por la mañana. —confesó tranquilamente, llevando su copa de vino a sus labios y sorber de este. Por mi parte lo miraba aún perpleja sin saber cómo deber reaccionar.
—¿Por la mañana? ¿Pero como sabías que aceptaría venir contigo? ¡Oh mejor, que aceptaría que me besaras frente a todos! —Charles sonrió, supongo que le había recordado el bien momento de hace unas horas en el podium.
—Maxine, el plan inicial era invitarte y aquí como "celebración" —afirmó haciendo comillas con sus dedos en media frase. —Pero en el podium no pude resistirme. —admitió un tanto vergonzoso.
—Bueno, brindemos porque tú plan no salió mal. —optó por sugerir al tomar mi copa de vino. La sonrisa de Charles se agrandó aún más, y siguiendo mi correncia el igual levantó su copa de vino.
—Brindemos porque no me rechazaras. —una sonrisa avergonzada de formó en mi rostro, pues claro que en algún momento en el podium se me había pasado la idea de bofetearlo y rechazarlo, pero preferiría no contárselo y arruinar su ego.
La cena transcurrió entre risas y sonrisas. Varios piropos por parte suya no los dejaba pasar con gran facilidad, tanto que en cada uno de ellos era imposible no sonrojarme. Odiaba esta reacción que tenía por el, que una simple e insignificante cosa como lo era una mirada y yo me derretía por completo, en cambio el parecía gozarlo y saber lo que el provocaba en mi.
Al salir del restaurante caminamos devuelta al hotel. Una de sus manos rodeándome por los hombros y atrayéndome hacia el, los besos que dejaba en mi frente haciéndome sonreír y aferrarme con más fuerza a su dorso y disfrutar de sentir su calor.
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Corriendo Contigo vol. 1 【 charles leclerc 】
Roman pour AdolescentsMaxine no solía ser una persona que confiara con facilidad. Charles era casi como un libro abierto. Ambos tuvieron una conexión instantánea. Una sola mirada bastaba para entenderse. Charles jamás creyó conectar así como una persona, y mucho menos d...