Capítulo Dieciocho

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MAXINE BINNOTO

3/3.

Papá no paraba de mirar el auto frente a suyo con cierta inseguridad. Una sonrisa no muy complaciente el me otorga al subir por fin al auto en la parte trasera acompañado de Arthur y Marcus.

Sin mucho juego, subo sin problema al asiento de copiloto.

—¿No crees que sera divertido, papá? —me giro hacia la parte trasera una vez abrochadora mi cinturón de seguridad.

Papá, quien se encontraba en medio del par de hermanos Leclerc asiento no muy complacido, su expresión de temor provocándome una estruendosa carcajada a mi y a todos los presénteles.

Charles fue el último en subir al auto en el asiento del piloto, una última mirada me otorgó como busca de un signo de aprobación mía, al ver que no me negaba encendió el auto sin problema alguno y pronto hizo rugir el coche y arrancar.

—Oh dios. —escuchó en la parte trasera el gemido de temor de mi padre.

Una mirada breve le otorgó y con ello logró mirar cómo buscaba aferrarse a los asientos del auto como un mejor soporte. Y es en ese momento cuando Charles acelera aún más el auto y toma la primera vuelta sobre la nieve a alta velocidad.

—Abre los ojos, papá. —río con fuerza al notar como el los cerraba por inercia del miedo que sentía.

—Se pierde de la emoción, suegro. —Charles desde su asiento y otorgando una mirada breve por el retrovisor, no toma por desapercibido el perfecto momento como para reírse de mi padre.

Quizás manejar en nieve si fuera algo riesgo y un tanto complicado/difícil por hacer, pero teniendo a Charles por detrás del volante con eso ya me bastaba como para sentirme lo más segura posible y que incluso también debía de bastarle con eso a mi padre, estábamos hablando de su piloto estrella.

—Basta, basta. —escuchó a mi padre en la parte trasera que implorará por que el auto se detuviera.

Las risas de Charles y sus hermanos acompañada de la mía se escucha a lo fuerte cuando notamos como mi padre baja un tanto mareado del auto que había aparcado de vuelta en la cabaña.

—Papá, si quieres vomitar puedes hacerlo. —le digo puesto que su piel pálida ya lo delataba que estaba por hacerlo.

Charles estaba de nuevo por arrancar el coche que veo ese momento como mi mejor oportunidad, y antes de que el se dispusiera a hacerlo me encargo de detenerlo.

Era ahora o nunca.

—¿Crees que pueda hacerlo yo? —preguntó un tanto tímida pero con cierta ansías de desafiar.

La expresión de asombro de los tres hermanos Leclerc no me tomo por sorpresa.

—¿Estás segura? —Charles me pregunto, una débil sonrisa de ilusión se comenzaba a formar en su rostro.

—Si. —me encojo de hombros sin mucha importancia.

—De acuerdo.

Salgo de un brinco del auto aún con el frío y corro hacía el otro lado para intercambiar lugar con Charles.

—De acuerdo, empezaremos lento. —anunció al colocarse su cinturón de seguridad, asegurándose de que yo también ya lo tuviera colocado y que me encontrara cómoda tras volante.

Tener la compañía de Charles aún lado mío me hacía sentir aún más segura, confiada. Había tomado grandes horas de manejo junto con el en casa que no sentía algún tipo de preocupación.

Piso el acelerador y las llantas del auto arranca con un poco de patinaje sobre la nieve, sonrió entusiasmada por sentir el control. Giro el volante y tomó la primera curva con control y velocidad aún sobre la nieve.

La risa de Charles a mi lado y la de sus hermanos atrás me incita a pisar aún más el acelerador y que el auto acelerara aún con más fuerza.

El resto de la mañana conducimos por el pueblo entero, incluso y hacíamos paradas en pequeños cafés para comprar un par. Torneándonos entre los cuatro el uso del volante.

Ahora estábamos en la montaña todos reunidos. Papá y la madre de Charles, Pascal, tomaban café entretenidos en uno de los puestos cercanos del centro de ski.

—Andando. —Charles me alienta a seguirlo, asiento decisiva y con dificultad camino sobre la nieve con esas botas enormes que se hundían a cada paso que daba.

Cómo puedo logró llegar hasta el punto de inicio de la línea de salida de sky y también en la misma en la que muchos novatos, como yo, se dedicaban a practicar.

Frente a mi veo como Charles coloca el equipo sobre el suelo de la nieve. Tuve que acudir a su ayuda como una inútil al no saber colocarme ni el equipo. Sin quejas el se dispuso a ayudarme.

—Bien, tu solo sígueme. —lo miro incrédula por su petición, ignorando mi mala mirada Charles no dudo en retorcerse de la risa. —Vamos, Maxine. ¡No te dejare sola!

El haber intentando enseñarme sky durante todo el día había sido una pérdida por completo de tiempo, y no fuera porque no lo deseara, si no porque era pésima. ¡Demasiado!

Según las palabras de Charles; —Eres la peor que eh conocido. —de regreso hacu la cabaña en el auto aprovechó para sacarme en cara mi intento fallido el día de hoy.

En los asientos traseros los hermanos Leclerc, Pascala, y mi padre no pudieron contener sus carcajadas al igual que Charles tras el volante.

—¡Charles Marc Hervé Perceval Leclerc! ¡Una broma más y juro que te termino. —lo amenazo, desde el asiento del copiloto logró ver cómo es que el traga en seco, la radiante sonrisa del rostro se había borrado en un santiamén.

—Auch, hasta a mi me dolió, cuñadita. —Arthur en el asiento trasero, habló.

—¡Y tú! —me giro amenzante hacia el, al igual que su hermano el también trago en seco, sus ojos azules abiertos en par mirándome atemorizado.

—Yo soy un angelito, cuñadita. —se adelantó a sonreír inocentemente.

authors wordsnot me olvidando de publicar el último capítulo del maratón

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not me olvidando de publicar el último capítulo del maratón. F

btw, lo siento si les puede llegar a parecer lo más aburrido o poco interesante la historia pero por lo pronto intentaré escribir un par de capítulos de relleno hasta publicar el final, espero lo entiendan.

adiós!

Corriendo Contigo vol. 1 【 charles leclerc 】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora