8.

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A la mañana siguiente, como era de costumbre, tanto Melissa como Summer se ignoraron. No cruzaron ni una sola palabra luego de aquella extraña discusión, y por lo que había notado, Cassandra Banes ahora era parte del grupito de Melissa. Era una lastima, pues no parecía ser una persona arrogante.

Summer había terminado de confirmar que, Lisa Hendrick, su ahora vecina, no era alguien que mostrara interés en asociarse con otras personas, se sentaba en un banco sola y leía un libro. La única persona con la que se le veía hablar en una que otra ocasión era con Clarice Blair. Aunque esta última parecía siempre estar escondida de las maldades de Zoey.

Durante la salida, Summer caminaba por el parque que estaba a unas cuadras, acompañada de Peter y Noah. Nuevamente, el parque estaba repleto de cuervos y como era de costumbre, el señor McLagen estaba sentado en el mismo banco, dandoles algo de comida. Peter se mostraba algo distraído ese mismo día, cosa que era algo extraña. No era la primera vez, días anteriores había estado de la misma manera, lo cual había causado la preocupación del resto.

—Peter, ¿estás bien? —preguntó Noah. —Has estado muy distraído últimamente...

—Estoy bien. —respondió.

— ¿Estás seguro? Puedes hablarlo si es necesario. —alentó Summer.

—En serio, estoy bien. —aclaró. Miró previamente al bosque antes de dirigirse nuevamente a sus amigos. — ¿Qué dirían si alguien les dijera que hay alguien viviendo en el bosque?

—Tal vez sólo es alguien común, a estas alturas es difícil que no haya nadie viviendo ahí. —dijo Noah.

— ¿Y si se cubre el rostro?

— ¿Qué clase de pregunta es esa? —inquirió Noah.

—Es mejor no acercarse. —respondió Summer. — ¿Por qué esa pregunta?

—Bueno, las veces que hemos estado por aquí, siempre hay alguien observando desde el bosque. —explicó.

— ¿Qué dices? —Noah se volteó y buscó con la mirada a aquella persona, pero no había nadie. —Peter, allí no hay nadie.

—Estoy seguro que sí. —afirmó Peter. No se había percatado de que el señor McLagen, se había levantado de la banca y se había acercado a los tres.

El señor McLagen tenía un semblante serio combinado con algo de preocupación, nadie sabía por qué. No fue hasta que Peter se percató de su presencia y lo saludo amablemente, al parecer era el único que no lo veía como un bicho raro.

— ¿Qué hacen por aquí? —quiso saber.

—Solo pasamos el rato. —respondió Peter.

—No deberían estar por aquí, chicos de su edad corren peligro en estos tiempos. —comentó. —Deberian volver a casa.

—Pero aun no es toque de queda. —alegó Noah.

—Niño, eso no importa. —regaño. —Es peligroso incluso si están en grupo, deben volver, es por su bien. —pidió. Dio una disimulada mirada al bosque y volvió a observarlos.

Los tres no tuvieron más opción más que tomar su camino a casa, charlaron un rato mientras caminaban hasta llegar a un punto en que los tres debían separarse. Summer, al volver a casa pensó en lo que había dicho Peter, un hombre cuyo rostro estaba cubierto, observando desde el bosque. Eso no significaba nada bueno, pero tampoco entendía la actitud que había tomado el señor McLagen.

Broksford - Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora