Capítulo 3

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WILL

Se cubre la cara con las manos y solloza. No puede creer lo que Mike le ha dicho. Se suponía que eran amigos, desde la infancia, es más. Pero debía admitir que pergarle le sentó bien.

Está sentado en el suelo de la parte trasera del patio, cerca de los contenedores. Sólo quiere irse a casa y encerrarse en su cuarto, pero no puede evitar pensar que Mike tenía razón. Sólo es un estorbo, un error. Si dejase de existir, probablemente la vida de su madre o la de Jonathan serían mucho mejores. Y puede que también la suya.

Cuando se destapa la cara mira al cielo. Está nublado, y empieza a hacer frío. Debería de entrar a clase, pero no quiere ver a Mike, así que opta por coger sus cosas e irse a su casa: De todos modos no hay nadie.

Se levanta y entra en su aula. No hay nadie, todos siguen en el receso. Coge su cuaderno de dibujo ( el cual lleva a todas partes) y sale de allí. Se encuentra con Dustin en el pasillo, y se excusa dicendo que se encuentra mal. De todas formas es verdad.

Mientras camina hacia su casa, a través del bosque, no puede evitar volver a echarse a llorar. Es inútil, débil y miedica. Mike tenía razón.

Quiere gritar, llorar y morir. Sobretodo morir. Ni siquiera se da cuenta cuando saca una cuchilla de su bolsillo y empieza a cortarse el brazo. Al principio lo hace suave, pero conforme pasa el tiempo empieza a cargar más y más, hasta que siente la sangre recorrer sus brazos. Está tan enfrascado en sus pensamientos, que casi se le sale en corazón del pecho cuando una mano agarra su muñeca y la aparta de su brazo, evitando que se cortase.

- No hagas eso, Will. No te hagas daño.

Frunce el ceño. No ha visto a ese hombre en su vida, o al menos eso es lo que él piensa.

Es un joven de no más de veinte años, rubio y con unos ojos grises penetrantes, tanto que al mirarlos sentía impotencia. Viste todo de blanco, y ha de admitir que es guapo, muy guapo. Sin embargo, siente miedo: quiera o no, su presencia le intimida e intriga, y más el hecho de que sepa su nombre.

-¿Q-quien eres?- Al hablar intenta que su voz suene segura, pero consigue todo lo contrario.

El rubio ladea la cabeza y sonríe, orgulloso del efecto que causó en Will. Parece que le causa ternura.

- Me ofende que no me recuerdes, pequeño.

Abre sus ojos, sorprendido. Ahora todo parece encajar en su mente, aunque de una manera muy desorganizada. Niega levemente con la cabeza.

-Tú no puedes ser Vecna.

Vecna pone cara de descontento.

- No me llames así, tú no.''Vecna'' es un nombrecito absurdo que tus estúpidos amigos me pusieron. Llámame Henry.

Will se zafa de su agarre, y Henry no tiene inconveniente en soltarle la mano, al menos no de momento.

- No son mis amigos.

Le sostiene una mirada desafiante al mayor, que sonríe de lado, atrapándolo con su mirada. Will no quiere, pero debe de admitir que le encanta como lo envuelve. El gris de sus ojos es hipnotizante.

-Oh, créeme, ya lo sé. Te he estado observando.

Da un paso hacia atrás, sin dejar de mirar a aquellos penetrantes ojos. Parece que leen su alma, todo el odio que lleva dentro y que ha estado volcando en sí mismo durante tanto tiempo.

- ¿Has venido a matarme?

- No. Jamás te haría daño, Will. No sería capaz.

- ¿Q-qué? ¿Entoces porqué has venido?

Henry se acerca a él. Están tan cerca que cada puede notar su calmada respiración en su rostro. Tiene que levantar la mirada: mide una cabeza más que él.

- No te hagas daño, Will - El rubio le agarra las mejillas con las dos manos, y no se resiste-. Recuerda, te estoy observando.

𝚍𝚘𝚗'𝚝 𝚋𝚕𝚊𝚖𝚎 𝚖𝚎 --- ☁️-- BycreelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora