Capítulo 8

55 23 52
                                    

♧♧♧

Algo cambio, no sé el que pero algo cambio.

—Es por eso que no quiero quedarme más en este pueblo, debo regresar a la ciudad con mi madre. —Amanda terminó su relato mientras Simone permaneció con la boca entreabierta por la información dada minutos antes. Mientras Tommy no parecía asombrado o sorprendido, pero fingía que sí lo estaba.

Las papas fritas se terminaron, la segunda ronda de malteadas iba comenzando, las tres tazas de café, descansaban en la mesa ya vacías, la cuenta aumentaba conforme el relato avanzaba, ¿Cómo podrían dejar de comer con tan increíble relato?, pues, ni ellos lo supieron.

Tras un par de cafés más y una cuenta más grande que la pirámide de Guiza se marcharon del lugar, no sin antes pedir unos cuantos bocadillos para llevar, el camino iba a ser largo.

Ya en carretera, no contaron con la aparición de John y Hansen, el paso más importante fue olvidado por Amanda, ese paso que requería, desactivar la ubicación del auto, en otra situación quizá este encuentro hubiera sido un lindo reencuentro familiar, aunque, este no era el caso.

El auto de Hansen los siguió por unos minutos, tiempo suficiente para que el auto que conducía Amanda se detuviera, se habían quedado sin combustible.

John bajó del auto, apresurándose a llegar hasta el auto, donde permanecían los tres chicos. Al llegar, tocó la ventanilla de la puerta del piloto, donde Amanda tenía los brazos sobre el volante y la cabeza encima de estos.

Amanda permanecía en su lugar, ignorando el llamado de su padre, que tocó por tercera vez el vidrio de la ventanilla, Simone se giró hacia Tommy, viéndose entre ellos, ambos bajaron del auto. Amanda permaneció dentro, John entró en el auto tomando lugar en el asiento del copiloto.

Amanda seguía sin levantar la cabeza, a sabiendas que su padre se encontraba junto a ella, John no dijo nada por unos pocos minutos hasta que alzó su mano y tomó la barbilla de su hija levantando su cabeza.

—Eres igual de impetuosa que tu madre. —soltó John junto con una sonrisa que causo una pequeña sonrisa en Amanda.

—Creo que es un cincuenta, cincuenta ¿No?. —le dijo relajándose en el asiento, John negó sin dejar de sonreír fijando su vista hacia el perfil de Amanda.

Al volver la vista al frente, ambos fijaron su atención en la carretera por un largo tiempo, Simone, Tommy y Hansen se mantenían alejados de la escena, en el auto de Hansen.

—¿Qué ha pasado? —John decidió romper el silencio.

—Solo quería ir a un lugar. —obviamente Amanda no le iba a contar nada a su padre, no quería preocuparlo.

—¿Estás bien?

—Sí, disculpa por asustarte.

—Está bien, para la próxima deja una nota. —con una sonrisa en su rostro, prosiguió—, ¿ya no quieres estar aquí?, si es así puedo... puedo llevarte con tu madre, quiero que estés bien, que te sientas...

Amanda interrumpió el discurso conmovedor de su padre, ella se sentía bien con ellos, claro que extrañaba a su madre pero quería estar con su padre, además Hansen era divertido.

—Quiero estar aquí, contigo y Hansen.

Amanda sonrío abrazando a su padre, rato después ambos salieron del auto, dirigiéndose hasta donde estaba los demás.

—Creo que volvemos a casa. —anuncio un aliviado John.

El camino de regreso fue más corto de lo pensado, John había llamado a una grúa para que recogiera su auto, Amanda en el asiento trasero le aseguraba a su madre que estaba bien, que no se preocupara y que su padre siempre le daba comida saludable, Hansen pasó a dejar a Simone y Tommy a sus respectivas casas, para así seguir su trayecto a su hogar.

Al llegar a casa, todos fueron directos a sus habitaciones, el silencioso camino les dejo claro a John y Hansen que Amanda no iba a contar nada sobre su escape, fue por eso que optaron por dejarla ir a su habitación sin preguntar nada, ella debía estar sola, según ellos eso era lo que quería Amanda.

Subía por una colina tras de esta habían tres personas tomadas de las manos, todos se giraron al notar su presencia, eran ellos, los chicos de la cueva, la chica se acercó a ella brindándole una mano, Amanda dudosa la acepto.

La escena cambió, ya no estaban en el bosque, ni era su casa, era un lugar extraño, cerrado, oscuro, grande, con olor a miel y pan, la chica abrió y cerró sus ojos tratando de acostumbrarse a la oscuridad, pero por más veces que lo intentaba no lo lograba.

De pronto, un voz habló. —Escapa, corre, aléjate de Cignus...

Amanda despertó asustada, agitada, como si hubiera corrido un maratón, su sueño había cambiado, en definitiva cambió pero algo era igual la advertencia de Cignus.

Las 6:30 de la mañana marcaba el reloj, Amanda sin poder dormir salió de su habitación, se dirigió a la primera planta, tomó un vaso con agua de la cocina, lo bebió tan rápido que le dolió la barriga.

De vuelta en su habitación nada era diferente, excepto por algo, más bien alguien, Amanda dio un paso atrás, estaba a punto de salir, cuando la luz proveniente de afuera hizo que notará al chico castaño llamado Tyr, estaba recostado junto a la ventana, Amanda se acercó lentamente hacía él.

—¿Qué haces tú aquí? —sonó más enojada de lo quería.

—No temas. —le aseguró Tyr levantando sus manos en señal de rendición—. ¿Porqué no estás dormida?

—¿Porqué te importa?

—Yo he preguntado primero.

Amanda volteó los ojos tomando asiento en su cama, cruzándose de brazos, Tyr se acercó a ella tomando asiento a su lado.

—Está bien estar confundida, y más por todo lo que paso, deberías descansar un poco.

—¿Quién eres tú para decirme que hacer?

—¿Porqué estás tan enfadada? ¿Te he hecho algo? Si es así perdo....—Amanda lo interrumpió poniendo una mano encima de su boca.

—No te disculpes por algo que no has hecho.

El chico la vio por un segundo poniéndose rojo, viéndola con confusión.

—No has hecho nada, solo es... simplemente... no sé como reaccionar a todo lo descubierto.

—No tienes... —Amanda no lo dejó terminar, se puso de pie para siguió hablando.

—Puede que para ti sea fácil, tú naciste con eso, yo no... yo no tengo ni idea de que se supone que debo hacer con esto.

—Nunca es fácil pero aprenderás. —aseguró el chico parándose junto a ella—. Confía en tus habilidades, lo demás ya lo aprenderás.

Amanda volvió a su cama con las palabras del chico dando vueltas en su cabeza, mientras él así como llegó desapareció, Tyr dejo atrás a una pensativa Amanda, que con el pasó de los minutos termino por quedarse dormida

    ♧♧♧

    ♧♧♧

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
El secreto de Cignus [Terminado✅️]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora