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El gran boom que Seokjin había hecho antes había sido un disparo. Jungkook le había dado el arma en secreto.

En el momento en que escuchó disparar el arma, Jungkook corrió hacia el anexo del templo.

¿Están todos dormidos?

Habían intrusos.

El interior del anexo estaba completamente envuelto en sombras porque las velas no estaban encendidas. Cuando los caballeros encendieron sus antorchas, vieron un espectáculo sorprendente.

Junto a los caballeros de escolta dormidos, cuatro personas sospechosas estaban atadas.

—Captúralos.

Con esa orden, Jungkook corrió hacia el dormitorio.

—¡Su Alteza!

Pero no había nadie dentro. Seokjin había desaparecido una vez más.

—¡Su Alteza ha desaparecido! ¡Ve y encuéntralo!

Su corazón estaba saltando desagradablemente.

"Por favor. ¡Que no haya nada malo!"

Jungkook tuvo la sensación de que algo iba a pasar aquí.

Pensó que Seokjin no se quedaría aquí sin una razón. Era un estúpido por pensar que estaría bien mientras tuviera caballeros estacionados alrededor del templo.

Sentía que se estaba volviendo loco de ira y arrepentimiento.

Respetaba a Seokjin. Lo admiraba y lo tenía en alta estima. No se atrevió a entrometerse en su territorio.

Pero ese pensamiento estaba equivocado. Tuvo que hacer todo lo que pudo.

Jungkook corrió hacia la parte trasera del templo. El hecho de que los enemigos pudieran atacarlo ni siquiera tuvo en cuenta sus cálculos.

Finalmente, encontró a Seokjin, caminando hacia el templo bajo la luz de la luna.

Su cara estaba pintada de alegría.

—¡Oh, Duque...!

Antes de que pudiera terminar de hablar, Jungkook corrió hacia él y lo estrechó con fuerza entre sus brazos. Enterró su cara en el espacio de su cuello y envolvió sus brazos en su cintura.

Era claramente el dulce aroma de Seokjin. Él estaba a salvo.

Solo entonces sintió que podía vivir.

Con los pies levantados en el aire, Seokjin rápidamente tuvo que abrazar el cuello de Jungkook.

Podía sentir intensamente su ansiedad. Seokjin se aferró a él con fuerza y habló con cautela.

—¿Estabas sorprendido? No pasó nada con los contratistas.

Jungkook suspiró al oír su voz y hundió la cara en su cuello. La ira y el arrepentimiento que intentaban volverlo loco disminuyeron gradualmente.

Seokjin no pudo ocultar su vergüenza causada por sus acciones. Pero no pudo salir del agarre de Jungkook; debe haber estado muy sorprendido.

—¿Duque?

Seokjin no podía ser retenido así para siempre. Tenía que acabar con la posada y encargarse de todo con Jungkook.

Jungkook volvió a suspirar cuando Seokjin se movió en sus brazos. Su piel podía sentir el hecho de que él estaba a salvo. La sangre circulaba por su cuerpo frío.

The Emperor's Doll - KookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora