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—Su Alteza, es Jiu.

Pronto apareció con una botella de cuero llena de sangre de cerdo.

—Bien hecho.

El príncipe elogió a Jiu por su duro trabajo dándole monedas de oro, y Jiu salió del dormitorio. Seokjin dejó la botella de cuero sobre su mesa. En ese momento separó los labios mientras disfrutaba del fragante té de limón en el dormitorio desierto.

—Yoongi.

Entonces, un gato de color queso apareció de la nada un poco más lejos.

—¡¿Cómo sabías que estaba aquí?!

Yoongi estaba realmente sorprendido y su cola de minino estaba erguida.

—Acabo de llamar y resultó que realmente estabas aquí. —Respondió.

Yoongi levantó sus garras y comenzó a raspar la alfombra con rabia.

—Ya que estás aquí, ayúdame.

—¿Qué pasa?

—¿Qué tan buena es tu magia de ilusión? ¿Es posible que la hagas realista?

—Eso no es nada del otro mundo.

Entonces Seokjin miró hacia el pasillo confidencial.

—Beomgyu.

Beomgyu, con el rostro demacrado, salió sigilosamente del tapiz. Se escondió en el pasillo secreto bajo la orden de Seokjin. Yoongi necesitaba confirmar el aspecto de Beomgyu. Este último miró de reojo al gato rojo y los ojos del animal se entrecerraron.

Después, Seokjin se levantó, desenfundó la espada decorativa y abrió la botella con la sangre. Entonces el olor de la sangre llenó la habitación. Salpicó generosamente con sangre de cerdo su traje de color claro, la espada y la alfombra blanca.

—¿Qué, qué estás haciendo? ¿Estás loco?

—¿Eres capaz de hacer un cadáver con el aspecto de este hombre?

—¿Qué?

—Ahora, vamos a empezar.

Beomgyu volvió a entrar en el pasaje secreto a la señal de Seokjin.

—Oye, espera un momento... ¿Qué es, qué es esto?

Seokjin respiró profundamente. En un momento, un penetrante grito agudo resonó en el lugar.

Cuando el agudo grito estalló en la habitación del príncipe, los sirvientes y los caballeros se apresuraron a entrar rápidamente.

—¿Qué ha pasado, Su Alteza?

El olor a sangre impregnaba toda la habitación. Los sirvientes miraron hacia abajo y vieron a un hombre de negro tendido en el suelo.

—¡Oh, no! ¿Qué demonios es eso..?

El hombre estaba evidentemente muerto, no se movía y sólo salía líquido rojo de su cuerpo dejando una mancha de sangre en la alfombra. También había una espada manchada de sangre tirada cerca. El príncipe estaba de pie con la ropa empapada de sangre en medio del horrendo espectáculo.

—¿Se encuentra bien, Su Alteza?

—¡Ese se ha colado en mi habitación de repente! —chilló Seokjin estremeciéndose.

—¿Qué?

Los caballeros se acercaron al cadáver para identificar su rostro.

—¿No es Sir Beomgyu?

—¿Por qué demonios..?

—¿Quién demonios ha permitido que este hombre se tambalee por el Palacio? —interrumpió Seokjin. No iba a darles tiempo para pensar. —¿Cómo es que no puedes controlar a un solo caballero que podría haberme denigrado?

The Emperor's Doll - KookjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora