Armando había visto perfectamente quién había logrado escapar; Wilson, Bertha y Sandra porque Mario la había empujado apenas unas milésimas de segundos antes de que se acabara el tiempo.
— Si esto es una broma de algunos de ustedes, esto no me está gustando—dijo Mario, preso del pánico y apuntándolos a todos —Yo me voy de esta maldita casa, conmigo no van a estar jugando de esta manera—Intentó girar la manija de la puerta, pero estaba atascada.
Armando estaba tan preocupado de hacer reaccionar a Beatriz, que los gritos de Mario lo ponían aún más nervioso e histérico.
—¡Cállese! ¡Cállese maldita sea! — le gritó Armando enojado con la frustración a flor de tono.
— Betty.... Betty por favor despiértese— Dijo con prisa y nervios, acariciando su rostro preso del pánico.
Los 2 hombres solo observaban la escena, David no había vuelto a parecer, pero por la sonrisa en los labios que tenían sus dos secuaces, era más que suficiente para saber que esto era más serio de lo que pensaban.
Por fuera estaban Sandra y Wilson tratando de abrir la puerta al escuchar los gritos asustados de Mario. Bertha se dedicaba a observar por una ventana, pero para ellos era imposible ver hacía dentro, los vidrios se habían cubierto de una capa oscura.
— No me parece una buena broma — dije Bertha mientras intentaba mirar a través de la ventana—Hace mucho frío esta noche como para que nos dejen afuera, además aún no ha dejado de llover.
— No podemos abrir— dije Wilson empujando y haciendo fuerza en la perilla de la puerta.
— Esta casa es enorme, lo más seguro es que deben haber más puertas, iré a buscar— dijo Sandra mientras miraba aterrada a ambos.
— No mijita, vamos los tres, no me dejen sola acá — y Bertha se alejó con ambos.
Adentro las cosas solo iban de mal en peor, pues Mario sabía en el fondo que Armando no tenía la imaginación para hacer algo como eso.
— Hermano, por favor ya paren esta broma ¿sí? Si quería que admitiera que le tengo miedo a ésta casa, está bien lo hago, ¡pero Abra ya estas malditas puertas! —Dijo desesperado y golpeando con sus palmas la puerta, cada vez más asustado y enojado.
— Mario —Contestó Freddy con un tono de voz risueño por los efectos del alcohol— Tranquilícese, todo esto es una bromita del doctor, ¿si? Tan solo mire, la Betty se está haciendo la desmayada ¿no lo ve? Que buen juego mi doctor Mendoza ¡Ja! ¿Cómo no lo pensó antes don Mario? es 31 de octubre...— Soltó una risa burlona y se recargó en el hombro de Mario como si fueran los mejores amigos.
—No, no creo que sea una broma, Freddy— Agregó Mariana, aterrada y aferrando el libro entre sus manos.
— ¿Qué hace usted con eso aún, Mariana?— le preguntó Sofía, tratando de distraerse del shock del momento, pero ella no pudo responder porque Freddy dio un paso al frente con torpeza.
—Ay ya... Les voy a demostrar que es tan solo un juego, vengan chinos sigamos la fiesta y bailemos— les dijo Freddy acercándose con movimientos torpes de baile a uno de los hombres que venían con David, ellos solo lo miraban sonrientes y con una calma atemorizante.
— ¿Lo ven? ¿Ven que es un juego? Si está sonriendo. Nos están dejando en vergüenza frente a nuestros compañeros; ustedes ¿Cuáles eran sus nombres, mis estimados galanes salientes de las tinieblas? —preguntó, haciendo notar su total falta de sentido. No tenía inhibiciones, no sentía miedo y la tensión en el aire.
— ¡Aléjese de ellos, Freddy! — le gritó Armando, abrazando más a Betty contra su pecho porque ya estaba recobrando el sentido.
— Usted siempre gritando, doctor ¿es que no se cansa? —le dice Freddy con desespero y sin poder notar que uno de ellos se acercaba de más. Lo tomó del brazo con brusquedad para acercarlo a él.
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SUSPIROS A MEDIA NOCHE
FanfictionEs 31 de Octubre, la noche se tiñe de un rojo mortífero, el ambiente se llena de tensión y por donde quiera son audibles gritos de terror y espanto. La luna brilla en el cielo después de la fuerte tormenta que azotó a Bogotá y desde lo alto, es la ú...