Capítulo 7

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Nueve años después.

Las presentaciones formales no eran lo mío pero tenía un rol que cumplir junto a mi esposo. Sonreí al imaginar todo lo que tuvimos que pasar para llegar hasta donde estamos ahora, no fue fácil y varias veces intentamos renunciar. Hasta que nos dimos cuenta de que no éramos culpables de nada y podemos levantar la cabeza sin vergüenza alguna. Mi psicóloga siempre me decía que estaba orgullosa de mi progreso, era bonito sentir esa calidez de la aceptación. Sonreí por eso.

–¿Un centavo por tus pensamientos? –dijo él con una sonrisa– Me gusta verte sonreír.

–Solo estaba recordando todo lo que tuvimos que pasar para estar aquí hoy –comenté arreglando mi vestido– vale la pena, todo el esfuerzo y lo que vivimos... –él me miró curioso mediante el reflejo del espejo, sonreí por ello– hablé con la doctora y acepté el tratamiento. Tendremos otro hijo.

–Lisa... –susurró él emocionado– Gracias. En serio gracias por recorrer este camino conmigo –dijo abrazándome– te quiero.

Correspondí el abrazo. Sería nuestro tercer integrante de la familia, después de tener a Lilibeth la pasé muy mal y pensé que no podría volver a ser madre pero la terapia me ayudó a entender lo que pasaba.

–¿Puedo dar el anuncio hoy? –preguntó susurrando en mi cuello–

–Pero es tu gran noche –dije separándome– es la primera empresa que tiene un inversión solo tuya, estabas feliz por eso...

–La noticia de ser padre otra vez es mayor –habló mientras acariciaba mi brazo desnudo– ¿Estás de acuerdo con eso? –preguntó con un tono amable–

–No lo sé... –dije inquieta– eres más conocido ahora, no quiero a nadie siguiéndome o tratando de obtener noticias sobre la empresa o el caso. No sería justo para los chicos.

Él parecía pensarlo, al final asintió pero me volvió a abrazar. Me separé lentamente y caminamos hacia el auto. Saludamos al chofer y esperamos a nuestros hijos. Sería una noticia interesante de dar.

–¡Ya llegamos! –anunció la pequeña Lilibeth corriendo hacia nosotros– ¿Cómo me veo mamí?

Tenía puesto un bestido muy bonito en amarillo palido y a juego con su abrigo negro. Estaba tan bonita que sonreí con solo verla posar.

–Estás increíble Lili –comenté mientras mi esposo asentía y dejaba besos en sus manos–

–Al final tuve razón -habló esta vez Luca, nuestro hijo mayor– el amarillo le queda mejor a Lili. El rosado solo iba a malograr todo el conjunto.

–Nunca dudamos de tu buen gusto –dijo alegre mi esposo para luego abrirnos la puerta y subir– tú también te ves genial Luca. Ese modelo te va mejor.

–Quería estar presentable para tu noche "señor Arnault" –dijo Luca con una sonrisa–

Su padre sonrió y negó con la cabeza. Para luego pedir al chofer que empezará el recorrido.

Fue muy tranquilo, estuvimos conversando sobre la posible ceremonia y los periodistas que quizás estén en la fiesta. No faltaban las apuestas entre Luca y su padre.

Al llegar agradecimos por el viaje y entramos al lugar. Era un lugar muy bonito pero sin duda se podía notar el lujo, sonreí por ello. Prefería las cosas sencillas.

–Iré a hablar con mi socia y los alcanzó –anunció mi esposo para darnos pase a la mesa– traten de no acabarse la comida tan rápido –habló más bajo para los chicos–

–Estoy en crecimiento padre –dijo Luca juguetón– necesito comer para crecer bien y poder heredar tu trajes.

–Y yo quiero probar el pastel de chocolate –dijo Lili con verguenza– ¿puedo comer pastel?

Mi esposo asintió y luego se retiró mientras yo caminaba con ellos. Luca era observador con todo. Al parecer también estaba asombrado por el lugar, todo gritaba "lujo y poder". Mientras que Lili quería saber donde estaban los dulces.

–¿Lisa?

Cuando escuché mi nombre y esa voz, mi corazón se estrujó. Hace años que no oía ese tono, que ahora, parecía más cansado. Mis hijos escucharon lo mismo y voltearon antes que yo. Mi reacción fue quedarme congelada.

–Mamá te llaman –dijo Lili en mi oído–

Volteé para ver a la persona pero seguía sin decir nada. Mientras que su mirada se cubría de lágrimas retenidas.

–Soy Luca Arnault -se presentó el mayor ante mi falta de habla, con seriedad y formalidad– ella es mi madre, Lisa Arnault. Mucho gusto, ¿con quién tenemos el placer?

Después de esa presentación, me puse a llorar.

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El Error Que Nos Separó | ChaelisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora