Al día siguiente, por la mañana, Ranpo estaba en la agencia, contando de manera alegre su propuesta de matrimonio.
—Entonces le dije que aceptaba, y como Poe es millonario estamos a nada de casarnos —concluyó de manera triunfante el detective.
—Muy bien por ti, Ranpo —opinó el presidente—. Esperemos que eso haga que te ocupes más de tus labores.
—¿¡Qué tiene que ver el trabajo con mi casamiento!?
La respuesta del jefe no fue más que una sonrisa.
—Bastante —intervino Dazai.
—Entonces cásate con Nakahara. —mencionó en juego Edogawa.
—¡Y me casaré! Pero eso no va a repercutir en mi trabajo.
—¿Trabajo? —dijo Kunikida en tono de fastidio—. ¿Te parece que trabajas?
—¡Claro que sí! —contestó el chico de las vendas con una amplia sonrisa—. De hecho, considero que en esta agencia de detectives, quien más destaca por el arduo esfuerzo que pone en sus labores, soy yo.
Apenas salió de la agencia, Ranpo se esmeró en volver lo más pronto posible a su vivienda, pues anhelaba pasar tiempo con Edgar.
Al llegar a casa, todas las luces en su campo de visión estaban apagadas, así que supuso que Poe se encontraría en el estudio.
Con prisa, subió las escaleras.
Al llegar a esa habitación, donde creyó que estaría su novio, se encontró con que el cuarto estaba solo en su totalidad.
Buscó en todas las habitaciones restantes, acción que le llevó bastante tiempo debido al tamaño de la mansión.
Pero Poe no estaba por ningún lado.
Ranpo no comprendía la razón de aquello. Para Edgar, mientras menos salga es mejor, no es fanático de ir a la calle, ni siquiera a comprar algo. En ocasiones necesita salir para revisar asuntos relacionados con sus novelas y la publicación de estas, pero siempre pide a Ranpo que le acompañe en este proceso. Y en caso de que el detective no pueda hacerlo, Poe siempre se encarga de avisar a que saldrá de su vivienda.
Desconcertado, Edogawa tomó su teléfono para llamar a su pareja.
No tardó en hacerse audible el graznido de un cuervo, sonido que Edgar tenía como tono de llamada. Vino a la mente del chico de ojos esmeralda la imagen en donde Poe se asustaba de aquel graznido. Debido a que nadie le llama no terminó de acostumbrarse al sonido.
Y reaccionó de manera inmediata: No podría comunicarse con él.
Sacó de su bolsillo las gafas que el presidente le regaló, y empleó su ultra deducción.
Nada.
Absolutamente nada.
Todo en blanco.
No pudo descifrar ni lo más mínimo.
Es imposible explicar la mezcla de emociones que llegó a Ranpo en ese momento. El desconcierto de que la deducción de la que se jactó desde siempre no haya funcionado, la preocupación de no saber donde está su pareja, la ansiedad de que lo único que le hacía destacar le traicionó.
Por primera vez en su vida, Ranpo se enfrentó al no poder obtener respuesta usando el razonamiento que siempre consideró insuperable.
Se dejó caer al piso recargado en la pared y a un lado del escritorio. Estaba paralizado.
La ultra deducción que llevaba años considerando su única virtud no había funcionado. Resultó no ser algo seguro, y en parte fue su error haber vivido tan confiado de esta supuesta habilidad.
La mente del detective no era precisa, los pensamientos acerca de su deducción y Edgar se mezclaban, perdiendo todo el sentido que podían llegar a tener.
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Las desapariciones de Yokohama
FanfictionEn Yokohama comienzan a ocurrir desapariciones misteriosas, que acaban afectando de manera radical la vida de pareja de Ranpo y Poe, aunque ellos no son los únicos afectados. Fyodor y Nikolai, Dazai y Chuuya; además de un dúo de hermanos, también se...