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Luego de mucho esfuerzo, Ranpo terminó por aceptar el hecho de que Poe había muerto y dejó que enterraran su cuerpo, aunque esto no significaba que su tristeza hubiese desaparecido.

Se encontraba sentado frente a Yosano, ella invertía bastante tiempo diciéndole palabras de apoyo que el chico no escuchó. Su mente no se centraba en nada que no tuviera que ver con Edgar.

En cuanto regresó a la mansión, se detuvo en seco debido a lo que visualizó: Era Karl. El cadáver de Karl.

Incluso aquel ser vivo que llegó a ser tan importante para el escritor se había marchado con él.

Ranpo entró a la mansión, y aunque no quería, lo hizo llorando.

Con las lágrimas bañando sus mejillas, se dirigió al frío estudio para aferrarse con una voluntad de hierro a todos los escritos de Poe, desde los poemas hasta las novelas de misterio. Sin importar cuanto tiempo pasara, Edgar estaría vivo en todo lo que escribió.

Poe siempre ponía un arduo esfuerzo en lo que escribía, esos manuscritos eran algo de gran valor. Y ahora estaban en poder de Ranpo, él tenía el resumen de todo lo que había sido Edgar en vida. Leer esos relatos una y otra vez era una manera efectiva de mantenerlo vivo. Incluso podía aferrarse más a esos libros que a las fotografías.

De forma melancólica, recorrió con las yemas de los dedos cada una de las hojas que encontró. Le causaba dolor saber que las manos de Edgar también estuvieron en esos papeles, pero nunca volverían a estarlo en todos los escritos que dejó inconclusos.

Quien al parecer estaba más informado de aquel asunto de las misteriosas desapariciones era Dazai, así que no dudó en llamarle para realizar un pequeño interrogatorio y conseguir información.

Pero Osamu no pensaba cooperar.

¡Entiende que ya no puedes hacer nada! Si sigues dando vueltas al tema no vas a lograr más que arruinarte a ti mismo —fue lo que dijo Dazai antes de colgar el teléfono.

¿Cuál era el lema de Ranpo? "Si yo digo que está bien, está bien" No iba a hacer nada de caso a lo que dijo el chico de las vendas. Convencido estaba de que podría encontrar una solución a esa problemática. Le habían quitado una parte de suma importancia en su vida, y necesitaba hacer justicia.

Al día siguiente no se presentó en la agencia. Preocupado, el presidente lo visitó acompañado de una caja de dulces que Edogawa rechazó.

Y esto no sucedió solo un día. Ranpo no volvió a pisar la agencia. Pasaba día y noche en el estudio de la mansión, mirando todo el panorama, tratando de encontrar la más mínima pista de lo que le pudo pasar a Edgar, pero sin llegar a una respuesta.

Además de aquello, Ranpo siempre tenía consigo alguna prenda de Edgar, pues continuaba tratando de mantenerlo presente, sin importar de que modo.

No fue cuestión de mucho tiempo para que Ranpo comenzara a perder la cordura.

La preocupación estuvo siempre en los miembros de la agencia, así que en cierta ocasión decidieron ir a visitar a Ranpo. Solo para encontrarlo con un aspecto en extremo demacrado y enfermo, murmurando cosas sin sentido mientras se aferraba a los escritos de Poe.

Osamu se sintió mal viendo a su compañero de trabajo en aquel estado, después de todo, lo ayudó en varias ocasiones.

Kunikida desconfió mucho de él durante su examen, además le disparó.

El presidente ordenó a Kunikida eliminarle si poseía maldad en él.

Pero Ranpo, incluso tras deducir toda la vida de Dazai, confió en que había cambiado. Quizás fue la primera persona que lo aceptó dentro de la agencia.

Y Osamu había visto ese estado varias veces antes durante su permanencia en la Port Mafia, comúnmente luego de las torturas. No había ninguna forma para que Ranpo pudiera recobrar su juicio. Él ya estaba muerto.

Transcurrieron semanas y Ranpo ya ni siquiera comía, si seguía "vivo" era porque Yosano le curaba. Al parecer, Osamu era el único consciente de que a Edogawa solo había una forma de ayudarle.

—Perdóname —dijo Dazai en el cementerio, frente a la lápida de Odasaku—. Será para auxiliar a los demás, como tú hacías. Además, no romperé la promesa que te hice.

En un tono intimidante, llamó a cierta persona con la que tuvo contacto cuando era un ejecutivo de la Port Mafia.

Prometió a Odasaku no volver a matar, más no que no estaría nunca más tras un asesinato.

Las desapariciones de YokohamaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora