Un disfraz para mamá.

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OCTUBRE

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OCTUBRE.

Anna.

Estaba haciendo un trabajo fantástico con el maquillaje de mamá, aunque esta se viera como si estuviera sufriendo. De igual manera una promesa era una promesa y mi tío Jer me había enseñado que las promesas estaban para cumplirse.

Mamá sería una calabaza diabólica para Halloween, tío Jer también lo sería e incluso Astrid había dejado que modificara su calabaza angelical en una completamente aterradora. Seríamos la familia de las calabazas. Sonreí al pensar en la reacción de la señora Oliver al vernos todos con el mismo disfraz.

—Sé que es parte del disfraz, pero me asusta la manera en la que estás sonriendo—dijo tío Jer observándome con los ojos entrecerrados desde el umbral.

En ese momento mamá abrió uno de sus ojos para verme, pero la regañé.

—¡Cierra los ojos, mamá! Arruinarás tu maquillaje.

—¿Qué cosa malévola estás planeando, Anna?—cuestionó ella volviendo a cerrar sus ojos—. Si llegas a hacer una travesura más nunca volveré a tener un disfraz para Halloween, ¿de acuerdo?

—Sí sí, no estoy planeando nada malo—Y era cierto, solo esperaba que la señora Oliver no sufriera un infarto al ver tantas calabazas diabólicas en la puerta de su casa.

—Yo no confiaría mucho en ella—dijo tío Jer—. Tiene esa mirada maliciosa, Jenna. Tu hija está fuera de control.

Mi tío Jer lo decía en parte broma y parte verdad. Nadie me conocía más que mi tío Jer, ni siquiera mamá.

Ese comentario me hizo ganar un largo discurso de mamá sobre que tenía que comportarme. Hice oídos sordos, solo me concentré en su maquillaje, hasta que terminé.

—...portate de esa manera Anna, ¿de cuerdo?

—Sí, mamá —dije aburrida, luego grité —. ¡Astrid! Ven a ver mi obra.

Poco después Astrid estaba detrás de mí alabando mi último maquillaje de la noche, antes la había maquillado a ella y antes de Astrid a tío Jer quien se veía bastante gracioso con su cintillo de rama.

—¡Eres bastante talentosa, Anna!—dijo Astrid lo que me hizo sonreír.

Ya eran las siete de la noche, todavía no habían cortado mi pastel y Derek seguía sin aparecer. Derek era bueno con mamá, eso se lo agradecía, pero de igual manera seguía manteniéndolo vigilado.

Solo faltaba él para cortar mi pastel de cumpleaños y luego salir a pedir dulces.

Mi mamá no estaba muy convencida cuando pedí mi pastel de calabaza. El pastel que hizo Sussie el año pasado había sido mi favorito en toda mi corta vida y por supuesto quise que volviera a repetirse. Estaba a punto de tomar un pedazo de la crema pastelera con mi dedo a escondidas, pero en ese momento sonó el timbre sobresaltándome. Eso no evitó que pusiera mi dedo en el pastel y lo probara.

Un Disfraz para Halloween | Festividades #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora