Libro totalmente independiente, no es necesario haber leído MDEBDN y UEDSPSV.
Jeremi Kosh vivía por su sobrina. Anna era su día, su noche, su todo, era más una figura paterna que su tío, después de todo su hermana Jenna lo había empujado a eso.
Jenn...
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Fue Sussie la que me obligó llevar el pastel al jardín, de inmediato todo empezaron a cantar feliz cumpleaños. A Anna le brillaron los ojos cuando me vio salir con el gigante pastel de calabaza, ella junto a sus nuevas amigas, las sobrinas de Jethro, se acercaron corriendo hacia mí.
Me incliné a la altura de Anna, cuando todos terminaron la canción de cumpleaños ella sopló su vela.
—Espero que hayas pedido un deseo—le recordé, ella asintió con una sonrisa de oreja a oreja.
—Gracias tío Jer, ¡es el mejor pastel que he tenido!
—Dale un abrazo a Sussie, ella lo hizo para ti.
No esperó, salió corriendo hacia Sussie y la abrazó por la cintura. A la chica le brillaron los ojos por la acción de su sobrina.
El pastel estaba delicioso, incluso más fresco que el pastel de la princesa Anna que había llevado mi hermana. Por un momento me sentí muy mal, el pastel de Anna había sido un fiasco y fue el regalo de Jenna para su hija, Anna lo odió, prefería mil veces el pastel que había hecho casi una desconocida antes que el regalo de su madre.
Cada año perdía un poco más a Jenna, no mejoraba, retrocedía. Me pregunté, ¿realmente estaba yendo a terapia o solo me estaba mintiendo para mantenerme tranquilo?
—¿Está ocupado?
Una suave voz interrumpió los constantes pensamientos sobre mi hermana. Cuando levanté mi mirada de mi trozo de pastel me encontré con la sonrisa de Astrid. Negué con la cabeza, ella se sentó a mi lado y comió de su pastel.
—Makayla finalmente me dejó libre, ha estado nerviosa desde que John le pidió que se mudara con ella—dijo después de tragar el bocado que había dado—. Le dije que lo hiciera, su relación se ha estado moviendo rápido, pero ella sigue teniendo algunas dudas, ya sabes.
Ella hablaba sin parar como si entendiera lo que me explicaba en ese instante. Aunque bien por el chef y el Ferrero Rocher, vivir juntos definitivamente era otra etapa en una relación.
—¿No te parece?—fue lo que alcance a escuchar haciendo que me sonrojara con fuerza.
¿Qué había dicho? Por un momento me encontré siendo un siervo alumbrado por los faros.
Astrid se rio, se dio cuenta de mi falta de atención.
—Lo siento, me distraje por un momento.
—No te preocupes, tiendo aburrir un poco a la gente—se encogió de hombros, pero no perdió su sonrisa.
Me hizo sentí mal.
—No eres aburrida, Astrid, no digas esas cosas de ti—la regañé—. Mi cabeza ha estado sumergida en los problemas como siempre. ¿Podrías repetirme lo que dijiste?
—Solo dije que Anna estaba disfrutando la noche de Halloween—guardó silencio por un minuto y después siguió —. Como ella también comparto mi cumpleaños con una festividad, solo que todo tiende a estar cerrado.