En estos momentos no podía creer lo que mis ojos veían, cada pulgada de mi cuerpo se paralizo de golpe y soltó una grosería lo bastante fuerte para que la calle entera me escuchara, todos se nos quedaron mirando con un rostro de confusión y desagrado, pero no a un grado en el que me sintiera incomodo.
Una pequeña versión de la princesa del reino estaba frente a mí, no media más de 1 metro con 30 centímetros, bastante bajita como el resto de toads, pero sus facciones eran muy diferentes. El silencio abundo en la calle por unos segundos que a mi se hacían eternos, claro hasta que la pequeña mujer decidió dar la siguiente palabra.
???: Cuida tus palabras jovencito.
T.N: Jo- ¿jovencito? Aquí tu eres la niña.
???: No soy una niña, mi nombre es toadette y alguien debería enseñarte modales.
T.N: ¿Toadette? No entiendo absolutamente nada de esto.
???: Para ti será señorita toadette por maleducado, mira mi cabeza.
T.N: Es... ¿una corona? Como lo obtuvo eh... señorita toadette.
Toadette: La encontré hace un mes cuando estaba en un picnic con la princesa Peach luego de su regreso al reino, pero cuando la encontré estaba abollada y con manchas de suciedad. Decidí colocarme la corona y me convertí en una princesa. Princesa toadette.
T.N: Ehm... Entiendo, lamento la euforia por mi reacción pues, uno creería que estaba hablando con la princesa Peach porque... se parecen mucho.
Toadette: si, lo he oído a menudo por aquí jovencito, no te guíes por mi apariencia linda porque soy mayor que tú.
T.N: Lo tendré en cuenta, muchas gracias toadette.
Toadette: No hay problema, ah cierto y a lo que venía ¿no quiere que lo guie a nuestros establecimientos de comida y degustar nuestros platos? Debes estar hambriento.
T.N. Por supuesto que quiero, y si no le molesta, me gustaría que me pueda aclarar algunas dudas en el almuerzo.
Toadette: No tengo ningún problema con ello, ven conmigo por favor.
T.N: Gracias.
Ya para cuando las cosas fueron aclaradas, en algún lugar del reino metropolitano las cosas no estaban saliendo como uno lo esperaría en un día laboral. Pues un pequeño hombre con una bata blanca y su estetoscopio colgando de su cuello seguía atendiendo a sus pacientes los cuales habían tenido secuelas por el ataque de bowser, aquello afectándolos de manera psicológica muy grave, al punto que el mismo doctor tuvo que emprender en un esfuerzo de controlar sus impulsos de no deprimirse por cada confesión de sus pacientes en un intento de no sucumbir a la culpa y a la rabia.
El héroe del reino champiñón, el que alguna vez fue una envidia para las masas en su acto de heroísmo, había renunciado a su antigua vocación para poder tratar a los pacientes a los que juro proteger. No como una forma de plasmar su imagen, sino como una manera de expiar sus propios pecados al momento de no haber protegido a las víctimas de bowser cuando tuvo la oportunidad de hacerlo.
Dr. Mario: Señorita Bridgette, por favor de aviso al siguiente paciente.
Dra. bidgette; Enseguida doctor Mario, —hablando a través del altavoz— "El paciente Harry Miller presentese a la sala 17, repito, paciente Miller sala 17"
A los pocos segundos luego de concluir el aviso, se presentaría el ultimo paciente de la cita de la tarde. Un joven adulto de no más de 25 años, caucásico y con cabello castaño. Este ultimo vestía una camisa blanca casual con un pantalón jeans negro y unos zapatos marrones. El joven adulto entro a la sala de manera nerviosa, pero con caminata firme, cerrando la puerta para iniciar su chequeo médico mensual.
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Viendo a través de tu estrella
Fanficun segundo fanfic dedicado para el lector, tendrá vida dentro del universo de Mario y sus personajes. La monotonía en el reino metropolitano ahoga nuestra mente, las maravillas fuera de los limites son un regalo que nadie nota, mira hacia abajo y v...