We live with the scars we choose

Parte sin título 6

We live with the scars we choose.

(Vivimos con las cicatrices que escogemos)

.

.

.

.

Tom como siempre era su compañero de trabajo en las distintas clases en las cuales tenían como compañeros a los Gryffindor. No tenían ninguna clase con las otras casas, el único momento compartido quizás eran cuando se encontraban en el comedor. No era que se quejaran de aquello, pero la rivalidad entre ambas casas era notoria. Desde que había estado en la mesa de los leones, hablando con Anderson y McKinnon, muchos le miraban como si fuese un bicho raro. Nadie sabía lo que había hecho, solo suponían. Malfoy había decidido ignorar a su prometida, no quería ni verla... Giada estaba bien con aquello. La chica había estado viendo a su futura cuñada desde entonces cada tiempo que tuviesen libre, al menos Anderson aprendía rápido.

—Potter, ¿Vas a ir al club de duelo?—El profesor de Defensa había decidido que los fines de semana tendría lugar tal club. Miraba a Tom en frente de ella quien tomaba su desayuno.

—Por más que quisiera no podría ir. Al club solo pueden ingresar los de segundo año que ya tienen cierta experiencias con hechizos.—Murmuró jugando con su tenedor.

—Escuché que ya tienes conocimientos...—Giada levantó su vista para dirigirla a Tom.

—Cualquiera que haya leído los libros puede tenerlos.—Dijo evasiva ante la notable curiosidad de Riddle.—Deberíamos apresurarnos, tenemos clases con el profesor Slughorn.

Septiembre y Noviembre pasaron en un abrir y cerrar de ojos. A principios de Diciembre Giada estaba observando el terreno del colegio desde la Torre de Astronomía. Ya comenzaba a sentirse el frío, el invierno se aproximaba a grandes pasos. Los árboles hace bastante que no tenían hoja, salvo algunos ejemplares que habían en el Bosque Prohibido.

Era extraño no tener un castigo de tras de otro como solía pasarle a Harry Potter. Giada tenía uno de los mejores promedios de su año que solo rivalizaba con Riddle y una chica Ravenclaw les seguía en un segundo discreto lugar ya que Tom y Giada poseían las notas máximas, incluso disfrutaban de favoritismo de los profesores y las miradas curiosas también ya que al principio pensaron que ambos hacían juntos sus tareas y que hacían básicamente lo mismo pero con las entrega de los trabajos y en desenvolvimiento en clases se dieron cuenta de la diferencia de cada uno de ello. Los dos tomaban el tema desde un punto de vista distinto pero todo lo hacían perfecto.

— Ya no tengo nada que enseñarle a Letizia.—Dijo a la nada, pero su hermano se quitó la capa de invisibilidad a solo pasos de ella.

—Gracias. Pude notar la diferencia.—Sonrió.

—Esperemos que durante este periodo de tiempo que queda para que termine el año lo ponga en práctica y se acostumbre a ello. Parece costarle.—Su hermano se paro a su lado para apreciar la vista.

—Estoy muy seguro que lo va a lograr, ella ya tenía una base al haberse criado en una familia de alto poder adquisitivo.

—Va a hacer que padre y madre le acepten. Después de todo siempre fue una buena opción aunque no la más adecuada.—Fleamont sonrió.

—Alagas a mi novia y le criticas en la misma oración, ¿Te diste cuenta?

—Es la verdad.—Dijo riendo.

Giada aún se quedó más tiempo después de ver a su hermano marcharse.

Aquello era raro, el decir que había crecido con una familia amorosa, que tenía un hermano... Todo aquello era difícil de aceptarlo así como así, porque ella tenía lo que Harry nunca tuvo y la vida era perfecta. Hasta las clases eran más normales que nunca. No había grandes amenazas cerca, al menos no en Hogwarts. No había las entradas dramáticas de Snape, ni los miedos que podría causar en sus alumnos, ni su malhumor fastidiandole la existencia... Aquello parecía tan normal.