CAPÍTULO XIII

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𝓛𝐔𝐍𝐀 𝐘 𝓢𝐎𝐌𝐁𝐑𝐀𝐒

┗ CAPÍTULO TRECE:

Amistades en extraños 

lugares ┑

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Existía cierta diferencia entre el cotilleo de una sirvienta y el de un guardia

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Existía cierta diferencia entre el cotilleo de una sirvienta y el de un guardia. Contrario a lo que se creía, los soldados cotilleaban tanto o más que los propios sirvientes. Sus cotilleos no provenían de risitas de las jóvenes sirvientas o de los susurros que se daban al limpiar las habitaciones. No. A los soldados no les gustaba hablar, capaz ni siquiera estaban entrenados para hacerlo, tan acostumbrados en recibir órdenes y obtener gloria en su deber que en pensar; por lo que la idea de dejarse llevar por simples habladurías no iban con ellos.

Lo cierto era que los soldados sabían más cosas que las sirvientas. Lo veían de primera mano cada día en cada turno de su guardia. Sabían cosas, sí, pero jamás las expresaban en voz alta. A veces las miradas que se dedicaban y los silencios que daban decían más de mil palabras.

Por eso, a nadie se le ocurría preguntar a los soldados, pero si lo hicieran, estos dirían que el rey no visitaba la sala de entrenamiento desde que había aprendido a usar una espada de verdad (y no de madera) por el Maestro Caballero Collin. No obstante, con la llegada de dos vikingos al palacio las cosas estaban destinadas a cambiar irremediablemente.

La primera interacción que Motka tuvo con el vikingo, fue después de aceptarlo bajo su ala, al día siguiente en la sala de entrenamiento. Sabía que nadie iba a molestarlos allí tan temprano en la mañana.

—¿Puede entenderme, vikingo?

Este arrugó la cara, pero no se dio vuelta para reconocer su presencia, sino que lucía más interesado en el armamento que en la plática en sí.

—¿Vikingo? No me gusta cómo lo acabas de decir, suena despectivo.

Habló con un fuerte acento islandés, tal como Lunaris hablaba. Y tal como ella, con un perfecto entendimiento de la lengua. Él parpadeó, incrédulo de lo que le tocaba escuchar.

『❛ Luna y Sombras ❜』#PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora