El Guerrero de Kalailte (SuperCorp)

Capítulo 16: Mentalidad enferma

Se sentía como si estuviera en casa.  

Con el agradable calor presionado en su espalda, Lena cerró los ojos para asimilar lo hermoso que se sentía todo en ese momento. Apenas unas horas antes, ambas se habían desmayado en un sueño profundo después de enviarse mutuamente al borde del olvido y de vuelta. Se deleitó con la desnudez de Kara contra ella. Su piel suave y sus brazos fuertes y protectores mantenían a Lena cerca de su pecho. Escuchó atentamente los suaves ruidos del sueño detrás de ella, luchando con todo su ser para romper el abrazo sólo para que Lena pudiera mirar.  

Para contemplar el rostro de la persona que tanto amaba. Para poder aceptar que eso era lo que eran ahora. Juntas de todas las formas imaginables, a través de la tristeza y el trauma, la felicidad y el amor.  

Es emocionante saber que Kara estaba en casa... 

Lena siempre había pensado que su definición de hogar era un poco retorcida. Demasiado buena para ser verdad. Para Lena, el hogar es esa persona que te hace sentir seguro. La persona que alivia todas las preocupaciones con sólo estar a tu lado. La persona que te recuerda que, sea lo que sea que estés pasando, está contigo en cada paso del camino. Y la persona que te da algo a lo que querer volver.  

Pero supo en el momento en que conoció a Kara que no eran sus pensamientos los que eran inusuales, irreales o fantásticos. Kara le hizo sentir todas esas cosas con las que había soñado desde que tenía sólo 10 años.  

Este es el hogar... 

"Estás pensando demasiado alto..." Una voz suave que murmuraba vino de detrás de ella, rompiendo sus ensoñaciones. Lena no pudo evitar reírse ante el tono ligeramente insatisfecho de la voz de Kara.  

"Buenos días, mi amor".  

"Es demasiado temprano". Kara refunfuñó en voz baja ante el saludo, enterrando su cara en el cabello de Lena. 

"Lo dice la mujer que sale con el sol..." Lena se burló con facilidad, retorciéndose de nuevo en el abrazo de Kara. 

"Hmm, eres tan cálida".  

Lena echó un vistazo detrás de ella, los brazos alrededor de su cintura se apretaron en el momento en que intentó moverse de nuevo. Kara mordisqueó ligeramente la piel del hombro de Lena. Lena jadeó ante la sensación y se le puso la piel de gallina con un pequeño escalofrío. Kara soltó el agarre de su cintura para permitir que Lena se girara en sus brazos, la pequeña sonrisa que encontró hizo que su corazón saltara en su pecho. 

"¿Qué tal si preparo un festín digno de un kriptoniano, y tal vez podamos hablar de mi regreso al trabajo?". 

A Lena le encantaban los pequeños juegos que habían empezado a practicar la semana pasada, desde que su hombro había dejado de dolerle y estaba trabajando en sus hechizos de curación. Los toques persistentes y las largas miradas compartidas en la intimidad de la casa de Lena, las duchas compartidas.  

Pero era hora de pensar en cosas más serias ahora que estaba curada y lista para volver a sus deberes de superheroína con Kara. Lista para formar equipo con el grupo de héroes y acabar con su hermano para siempre. Kara desapareció para recoger algunos ingredientes que les faltaban para su abundante desayuno mientras Lena se enfrascaba en su cabeza creando una lista de algunas cosas que debía hacer tan pronto como pudiera.  

Por supuesto, burlarse de su hermano con el regreso de Viridian iba a ser el número uno. No podía esperar a ver lo que iba a hacer o decir a continuación, pero con su madre adoptiva ahora de su lado, Lena estaba segura de que Lex no iba a volver a ver la luz del día.  

Su regreso a L-Corp ya estaba planeado para la semana siguiente, anunciando que había sido requerida para ir a Japón a aclarar algunos problemas básicos de funcionamiento con la tecnología que utilizaban en sus laboratorios de I+D allí. Nadie tenía que saber que Sam había sido capaz de resolver el problema a través de una llamada de zoom, era la tapadera perfecta.