4. Venenosa

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Feliz 2023.

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Capítulo IV
"Venenosa"

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La cosa era muy simple; si tuviese que describir a Amy Rose con una sola palabra sería hogareña.

Sí, esa era una palabra que podría englobar el carácter tan efusivamente servicial que esa chiquilla manifestaba. 

No tenía ni 72 horas conviviendo en el mismo espacio y ya podía sentirse esa presencia tan particular que poseía. Desde el aroma a flores que dejaba en cada lugar donde se adentraba; hasta esa limpieza y orden que insistía en realizar alegando que era lo mínimo que podía hacer luego de vivir con ella.

No se consideraba alguien sucia ni tampoco poco aseada, más bien nunca tenía tiempo para ordenar; nunca estaba en su casa y cuando lo estaba pasaba la mayor parte del tiempo dormida o haciendo otro tipo de cosas que no venían al caso en ese momento. 

Fuese lo que fuese, la rosada se hacía notar y contrario a lo que podía esperar, aquella presencia era reconfortante. 

Era agradable despertar con un buenos días por la mañana y tener el desayuno listo y delicioso sobre la mesa —aunque era irónico que no fuese ella quien se encargase de esas cosas—.

Y Amy... bueno, Amy estaba bastante conforme con recibir un gracias al respecto. 

Aquel viernes por la tarde mientras se preparaba para irse a trabajar, la jovencita le observaba desde el umbral de la puerta de su habitación con completa curiosidad en el rostro. 

—¿Te gusta el maquillaje, Pinky?—preguntó mientras la sombra de ojos se esparcía por su ojo derecho—.

—Mi hermano dice que soy muy joven para maquillarme—Fue su respuesta instintiva—Pero sí, creo que te hace ver todavía más bonita, Rouge—. 

—Y tiene razón, eres muy joven... pero un poco de rubor y pintalabios no le harán mal a nadie—Le dijo haciéndole señas para que se acercase hasta a ella—Ahora quédate quieta—Normalmente ya era mucho más alta que la rosada y aquellos tacones le hacían sobresalir aún más.

Dejándose maquillar, Amy chilló de felicidad al mirar sus labios pintados de un tenue rosado y sus mejillas sonrosadas a la par.

—Es tan bonito...—

Seguía conformándose con tan poco...

—Hey Pinky... no duermas hasta muy tarde y no le abras a nadie—Le dio instrucciones de lo que debía hacer y la chiquilla no parecía nada sorprendida ante esto. 

—En casa siempre tenía que pasar mis noches sola...—recordó—Tendré cuidado, ¡ten una linda noche!—Y se regresó hasta la pequeña habitación dispuesta a hacer solo Chaos sabría qué...

Y aunque llamó su atención ya no le quedaba tiempo para indagar más en el asunto.

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𝘋𝘪𝘴𝘰𝘭𝘶𝘵𝘢Donde viven las historias. Descúbrelo ahora