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Capítulo VII
"Fiesta".
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Mentir era uno de los talentos más desarrollados que tenía en su repertorio; las mentiras salían de su boca con tanta naturalidad que difícilmente te darías cuenta que estaba viéndote la cara.
Los años de mentiras le habían vuelto toda una experta y a estas alturas ya casi —casi— ni sentía remordimiento de sus acciones.
Casi nunca, salvo esta ocasión en que mentirle a la chiquilla le sabía un poco mal y su irresponsabilidad le traería problemas en unos días.
A veces le daban ganas de abofetearse a sí misma por olvidarse de algo tan importante como los recibos; aunque en su defensa podía decir que no lo hacía con mala fe.
O quizá si...
Quien sabe...
Recostada en su habitación estuvo tratando de conciliar el sueño en vano. Seguía pensando y en el fondo sabía que no iba a dejar de hacerlo hasta que cumpliera su palabra.
Maldita consciencia...
Se puso de pie entre molesta y cansada con todo a su paso y se metió en el baño para tomar un baño.
Necesitaba ese dinero y bueno, ante tal situación haría lo que mejor sabía hacer.
Mentirle a los demás...
Hombre, mujer...
Daba igual; cualquiera que pretendiese acostarse con ella terminaba en la misma red de sus mentiras y artimañas para conseguir el máximo posible.
Dinero, pues...
A estas alturas era lo único que le importaba.
Tener mucho dinero, lujos y salir del basurero en donde vivía.
Tomó un baño rápido y se puso sus mejor atuendo; mientras se maquillaba la cara le dolía un poco.
Aunque tampoco es como que le pusiera atención. Entre más rápido saliera más pronto regresaría.
Ya sabía a donde ir y conseguir buenos resultados.
Al terminar de arreglarse tomó su bolso y salió de la casa donde solo el eco de sus tacones le acompañaban.
No quiso mirar atrás ni cerciorarse si Pinky dormía; seguramente no y mucho menos con el ruido de sus pies.
De cualquier modo no es que fuese a pedirle permiso para salir.
Llamó un taxi y al subir el tipo que conducía le miraba insistentemente.
—Es una noche muy bonita, ¿no?—trató de sacar tema de conversación pero ella le ignoró.
No estaba para fingir amabilidad o interés en ese momento —no aún—.
Mientras repasaba mentalmente su plan, a quien se dirigiría y que es lo que les diría se dio ánimos a si misma y bajó al fin cuando llegaron a la enorme casa que producía música ruidosa y estaba repleta de universitarios alcoholizados.
—Llegamos preciosa...—el tipo habló y ella le lanzó el último billete a la cara saliendo sin más.
No tenía ni la mínima intención de seguir interactuando con ese tipo tan desagradable. Tampoco le importo mucho las cosas que vociferó.
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𝘋𝘪𝘴𝘰𝘭𝘶𝘵𝘢
Fanfiction"Rouge es una perra manipuladora" "Una traicionera" decían algunos, otros tantos simplemente la señalaban como la peor de todas. Pero sí en algo podían estar todos de acuerdo era lo mucho que había cambiado cuando esa chiquilla llegó a su vida y que...