CALLIE
Disfrutaba de mi penúltimo año antes de ir a la Universidad, y entre mis opciones contemplaba la Universidad a la que había asistido papá y la Universidad a la que habia asistido el tío Landon. Definitivamente no estaba entre mis planes asistir a alguna Universidad de México como mamá, porque aunque amaba ir a México y visitar a mis abuelos mientras disfrutaba de aquella ciudad, aquello implicaba irme a otro país y alejarme mucho de mi familia, algo que no quería hacer, y sí, tambien iba a suceder eso al irme a alguna de las otras dos universidades, pero al menos no iba a estar tan lejos si algo llegaba a a presentarse en mi ausencia.
Sostuve la mochila en mi hombro, mientras caminaba a paso lento a la entrada de la preparatoria.Los inicios de semana no eran particularmente mis favoritos.
—¡Callie!
Taylor caminó a mi encuentro, abandonando al grupo de chicos y chicas con los que estaba.
—¿Qué tal el fin?—preguntó, después de saludarme con un beso en la mejilla.
—Estuvo bien.
—¿Sabes qué escuché?—dijo ignorando totalmente mi respuesta—Que el corredor...—lo pensó un momento—Cómo se llama...Michael, sí, quiere invitarte a salir—fruncí el ceño.
—¿Dónde escuchaste eso?
—Tengo mis fuentes, Callie—rodeé los ojos.
—No hablamos tanto como para que quiera invitarme a salir—se encogió de hombros.
—Es lo que escuché.
—Como sea—le resté importancia.
—Aquí viene el insoportable—seguí su mirada hasta encontrarme con Adler.
—No entiendo por qué no te agrada—confesé.
—Porque es insoportable, siempre está pendiente de tí.
Iba a contradecirla justo cuando un brazo me rodeó por los hombros. No necesité darme la vuelta para saber de quién se trataba.
—¿Cómo estás, trébol?—desvió la mirada lo justo y necesario para saludar a mi amiga—Hola, Taylor.
—Hola—se limitó a responder ella—Te veo dentro—dijo mirándome. Dió media vuelta y se alejó de nosotros lo más rápido que pudo.
—Nunca voy a agradarle, ¿No?—preguntó Adler.
—Ya sabes cómo es—hice una pausa—Y estoy bien—dije respondiendo a su pregunta inicial—¿Tú cómo estás?
—Bien. Encontré un nuevo videojuego, te gustará—sonreí.
—Tal vez en ese puedas ganarme—sonrió divertido.
—Que te dejé ganar no quiere decir que siempre sea así.
—Ajá, lo que tú digas—sonrió.
—¿Vas a clase?—asentí—Te acompaño.
Juntos nos adentramos en la preparatoria, manteniendo nuestra posición hasta llegar al aula correspondiente.
—¿Te veo en el almuerzo?—asentí.
—Claro.
Adler y yo no íbamos juntos, él estaba en su último año, pero eso no impedía que regularmente estuviéramos juntos.
Me adentré en el salón y tomé asiento junto a Taylor.
—De verdad no entiendo cómo lo soportas—dijo apenas me dejé caer en la silla.
—¿A quién?
—Tú mejor amigo, por supuesto—respondió con obviedad.
—Adler no es insoportable.
—Lo es.
—No lo es—defendí.
—Veamos, es engreído, es el quarterback del equipo, todo mundo lo conoce, todas lo buscan y además, siempre está pendiente de lo que haces. Y es justo por todo eso que se siente superior a todos.
—Sabes que eso no es verdad, ¿Cierto?—me miró en silencio—De acuerdo sí, es popular y lo siguen, y sí, algo tiene que ver su posición en el equipo de americano, pero sabes que no es solo por eso. Adler es buena persona, es amable con todos y trata de evitar problemas con los demás, a menos que realmente le sea necesario hacer algo—rodó los ojos—Las chicas lo siguen pero es porque es respetuoso y sabe cómo tratar a las personas.
—Ya cállate, no quiero escuchar más elogios sobre él.
—Tú sacaste el tema en primer lugar—le recordé.
A ella nunca le había agradado Adler, tampoco era como que se odiaran porque la realidad era que ambos podían estar conmigo y mantener una conversación normal, algo así como ser cordiales, pero en el fondo ambos preferían mantener su distancia.
Me dirigí a la cafetería cuando la hora del almuerzo llegó. A lo lejos en su casillero veo a Michael hablar con otro chico, el cuál me saluda al pasar.
—Hola, Callie—saludó sonriente.
—Hola—me limité a decir, siguiendo mi camino.
En la cafetería no encontré por ningún lado a Taylor ni a Adler, por lo que me dirigí a una mesa vacía.
—Hey—Liam se situa frente a mí.
—Hola.
Él era uno de los amigos de Adler que también pertenencia al equipo, lo conocía así como conocía al resto de ellos y ellos a mí. No era mentira cuando dije que Adler y yo pasábamos demasiado tiempo juntos.
—¿Esos son hot cakes de los que hace tú mamá?
—Sí, el platillo estrella de mamá y el mejor del mundo según papá.
—Pues sí que lo es.
Cuando mamá hacía hot cakes solía ponerme algunos para el almuerzo y en alguna ocasión había llegado a invitarle a Liam, quien desde entonces había quedado enamorado de ellos.
—Tomalos—se los pasé cuando no le quitó la mirada de encima—Mamá tendrá más en casa.
—¿De verdad?—asentí—Por eso eres mi chica favorita—sonreí divertida—A cambio y como sé que te gusta el chocolate, te daré esto—de su mochila sacó un pequeño panqué de chocolate que me tendió por encima de la mesa. Sonreí.
—Gracias, Liam.
Lo abrí y le dí una mordida. No estaba nada mal, de hecho sabía muy bien.
—¿Comenzaste a comer sin mí?—preguntó Adler sentándose junto a mí.
—Tardaste.
—No tanto.
—En realidad, sí—apoyó Liam.
—Hablaba con Kristen.
—Vaya, amigo—Liam hizo un movimiento de cabeza dando su aprobación.
—Ella te agrada, ¿No?—le pregunté.
—Sí.
—Invitala a salir, aceptará.
—¿Tú crees?
—Por supuesto. Si no te has dado cuenta el noventa y ocho por ciento de las chicas de este lugar, están interesadas en tí—frunció el ceño.
—¿Y por qué no el cien por ciento?—rodeé los ojos.
—No empieces—sonrió divertido.
Cuando las clases terminaron salí junto con Taylor en dirección a la parada de autobús. Conversabamos sobre la película que se había estrenado hace unos días.
—Yo creo que le faltó algo, me esperaba más—opinó ella.
—Creo que sí, no superó mis expectativas.
—Totalmente.
—¡Trébol!
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Quédate Conmigo.
Teen FictionCallie y Adler se conocen desde que tienen memoria, siempre han sido inseparables y gran parte de su vida la han compartido juntos. Sin embargo, cuando el destino los lleva a algo inesperado ambos se ven envueltos en un mar de consecuencias tanto bu...