CALLIE.
La noche de la cena con Ben y su esposa que eran unos amigos de nuestros padres, también conocimos a su hijo. Sorpresivamente habíamos terminado llevando una buena relación con él, lo que nos había llevado a convivir y salir en esta y en otras ocasiones con algunos de sus amigos a divertirnos.
—Tal vez no debí ponerme estos estúpidos zapatos—me quejé. Ya no soportaba los tacones.
—Quítatelos—dijo Tyler.
Habíamos ido a un lugar que sugirió él y lo disfrutamos. Comimos algo que también nos recomendó y luego bailamos, ya que el sitio era de ambiente.
Ahora mismo nos dirigíamos a la playa y sí, aunque ya era tarde queríamos pasar un rato ahí.
Me rehusé a andar descalza por lo que nos restaba del camino pero los pies me estaban matando ganando la batalla.
—¡Carajo!
Me detuve haciendo que todos lo hicieran. Tyler iba a mi lado, Adler iba con nuestro nuevo amigo conversando a unos metros por detrás de nosotros. El restante iba por delante de todos. Sí todos eran chicos porque eran los amigos de Tyler de toda la vida y se veían solo cuando volvían en los descansos de la universidad.
—¿No puedes más?—dijo un interesado y divertido Tyler.
—Muy mala decisión de mi parte haberlos traído—respondí refiriéndome a los zapatos. Estaba por agacharme a desabrochar mis tacones cuando Adler me detuvo.
—Deja—se acercó y agachó junto a mí. Lo observé confundida pero lo entendí cuando se dedicó a desabrochar mis zapatos.
Le dí una mirada a Tyler que no hizo otra cosa más que dar algunos pasos más allá, los otros dos tampoco se inmutaron.
Quedé descalza sobre la calle pero estaba mucho mejor así que sufriendo como le venía haciendo desde hace rato.
Adler se puso de pie con los tacones en la mano.
—Súbete.
—¿Qué?
—Te llevaré—se puso de espaldas frente a mí. Cuando se dió cuenta que no subía miró sobre su hombro—Sube, trébol.
—Caminaré.
—No así. Estamos por llegar, sube ya.
Dí un brinco sosteniéndome de sus hombros y luego lo abracé por el cuello. Así continuamos el camino hasta que llegamos a la playa, una vez allí le pedí me bajará y lo hizo dejándome sobre la arena.
—Gracias, Adler—me guiñó en respuesta.
Entre conversaciones me acerqué al mar, las olas que llegaban a la orilla apenas mojaban mis pies. Caminé distraída disfrutando el ruido del ir y venir del agua, siendo lo único que se escuchaba.Mis pies también agradecieron esa sensación después de haber tenido que sufrir la tortura de los tacones.
Escuché risas por parte de ellos a unos metros, sabrá de qué reían porque no los había escuchado.
Me abracé a mi misma con sus voces de fondo, siguiendo con la mirada a lo lejos el movimiento del agua y el reflejo de la luna en él.
Sentía que en este momento, en esta temporada de mi vida, en este verano, las cosas iban tan bien en todo sentido que nada podía arruinarlo. No había manera de que eso pasará.
Dí una mirada a mis espaldas, Adler sonreía abiertamente. A manera de juego le dió una palmada en el hombro a Tyler mientras que los tres restantes también lucían alegres.
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Quédate Conmigo.
Novela JuvenilCallie y Adler se conocen desde que tienen memoria, siempre han sido inseparables y gran parte de su vida la han compartido juntos. Sin embargo, cuando el destino los lleva a algo inesperado ambos se ven envueltos en un mar de consecuencias tanto bu...