Capítulo 15

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CALLIE.

La graduación había pasado sin mayor problema, la ceremonia se había realizado y los de último año habían recibido sus diplomas.

Había ido junto con mi familia y los tíos Jade y Landon a la ceremonia. Todos, incluida yo, estábamos orgullosos de Adler, de que concluyera esa etapa y una nueva comenzará.

Y siendo honesta, me había dado sentimiento verlo recibir aquel diploma, con su sonrisa amplia y su expresión felíz. Me costaba entender que nos tocaría separarnos, independientemente de lo que teníamos ahora porque nunca habíamos estado tan lejos el uno del otro, no había Callie sin Adler y no había Adler sin Callie, así era como funcionaba. Básicamente me quitarían una parte de mí.

No iba a poder sacarme de la cabeza en un buen tiempo lo guapo que se había visto con ese traje el día de la ceremonia, porque no era común que Adler usará uno de ellos, pero al hacerlo se había visto increíble. Las miradas del resto de las chicas no se habían hecho esperar, tanto así que nuestras familias le habían hecho bromas sobre eso y él solo había reído de ellas, dedicándome sonrisas y miradas cada cierto tiempo.

Mi regalo para él había sido un anillo brilloso de plata, con el frente plano y liso dónde venía grabada su inicial “A”, y por dentro pequeña pero con presencia, la figura de un trébol. Según sus palabras le había gustado, y me había abrazado después de ponérselo.

—¿Te quedarás conmigo?

—¿Con quién si no?—Adler sonrió y me ayudó con la mochila.

Caminamos dentro de la casa y todos comenzaron a tomar las habitaciones como quisieron, por lo que Adler y yo continuamos escaleras arriba para hallar la que sería nuestra.

—Estos idiotas han acaparado todo—dijo disgustado.

Entre pasillos, puertas y el resto de los que venían al viaje logramos tomar una habitación en la que ya habían un par de chicas, pero que al final habían tomado sus cosas y salido de ahí solo porque alguien más las había invitado a su habitación. Claro que tampoco les disgustaba tanto el dejársela a Adler, de haber sido por ellas se habrían quedado los tres aquí y a mí botado.

Adler dejó las cosas junto a la puerta y observo la habitación.

—Bueno, al menos la tendremos solo para nosotros.

Habían dos camas individuales, los respectivos muebles que la acompañaban y un balcón que no sabía a dónde daba exactamente.

—Comenzaba a pensar que no alcanzaríamos camas disponibles—dije dejando mi bolso pequeño sobre una de ellas.

—Es lo de menos, hemos compartido la cama muchas veces—respondió mientras se encaminaba al balcón y abría la puerta. Tenía razón pero insistía en que ahora incluso dormir juntos se sentía diferente.

Alcancé a Adler saliendo al balcón encontrándome con el jardín trasero de la casa, que no era pequeño y que de hecho era un gran jardín con incluso figuras bien podadas.

—Es lindo—dije situándome junto a él.

—Sí, me agrada—asentí.

—Al menos eligieron un buen lugar—lo miré—Gracias por invitarme—Adler giró la cabeza en mi dirección.

—Dijiste que harías este viaje inolvidable—sonreí avergonzada. Aquel día en el que Kristen había dicho eso, mis palabras habían salido sin más. Aún así decidí mantener mi palabra, me vería una cobarde si no.

—Y lo haré—él sonrió y se acercó a mí, pero lo aparte de inmediato apenas entendí su intención.—Nos pueden ver—asintió alejándose.

Estaríamos aquí dos días y luego volveríamos a casa, dos días que eran suficientes para ellos, para que festejarán e hicieran lo que quisieran.

Unas horas después el ambiente estaba hecho, chicos y chicas que iban y venían dentro y fuera de la casa. Bebida por aquí y por allá, y una piscina con espuma de la cual varios disfrutaban.

Yo había decido ponerme un vestido claro y ligero, me había atado el cabello en una coleta y descansaba en una reposera junto a la piscina, con bebida en mano.

Ya para ese momento había hablado con Liam, Oliver, Michael y Nick que eran con quienes más trato tenía. Había visto a Kristen también e incluso Rachel, que no sabía que venía.

La estaba pasando bien, disfrutaba de lo que sucedía a mi alrededor, de los juegos y tonterías que se hacían. Bebí de mi vaso y sonreí a Nick que a lo lejos elevó su vaso en mi dirección, imitando su acción.

Un chico que conocía pero al cual no le hablaba tanto como a los amigos más cercanos de Adler, se detuvo junto a mí.

—¿Tú turno?—fruncí el ceño sin entender.

—¿Qué?—giró la cabeza en otra dirección.

—¡Es turno de Callie!

—No entiendo, ¿De qué hablas?—otros dos chicos se acercaron y me cargaron—¿Qué están haciendo?

—Para que te refresques, la piscina te gustará—dijo el chico de un inicio.

—¡No! ¡No quiero!—intenté resistirme pero ellos continuaban cargandome—¡Adler! ¡Adler!

Adler apareció casi en seguida junto a nosotros.

—¡Ayúdame!—pedí.

—Venga, ¿Vas a ayudar Evans?—me miró y sonrió, esa sonrisa que conocía bien y que sabía que estaba a punto de hacer algo que disfrutaría.

—Por supuesto—abrí la boca indignada.

—¡Qué estás haciendo!—reclamé resistiendome.

Cuando entre todos me tuvieron a la orilla de la piscina, el chico que tuvo la iniciativa me miró.

—Lo siento, Callie.

—Te arrepentirás—le advertí.

—No fue mi idea—miró a Adler que sostenía mis piernas. Levanté las cejas sorprendida. Él me guiñó burlón.

—¡Traicionero!

Lo siguiente que paso fue mi entrada al agua, subí a la superficie encontrándome con Adler a la orilla.

—¡Eres mi mejor amigo!—reclamé.

—Solo diviértete, trébol—respondió sonriendo.

—¿Vas a ayudarme a salir?—negó.
—Ya me sé esa—dio media vuelta pero fui más rápida y alcance a detenerlo de la parte baja del pantalón jalándolo hacía mí.

—Vas a tirarme, trébol.

No me importo y tiré de él haciendo que perdiera el equilibrio y cayera de espaldas dentro de la piscina. Al menos ahora me sentía satisfecha, estábamos a mano.

No lo ví salir del agua y de repente algo me jalo hundiéndome. Adler me tomó de la cintura y me llevo con él a la superficie.

—¡Qué idiota!—dije quitándome el resto de agua de la cara.

—Para qué me haces caer—él aún me sostenía de la cintura. Negué pero con una sonrisa en la cara porque esto en realidad no me molestaba—Te quiero—sonreí y le aventé un poco de agua a la cara comenzando un juego tonto—Voy a volver a sumergirte—advirtió.

—No te atrevas—sentencie.

No estaba en mis planes meterme a la piscina, al menos por hoy, y mucho menos con mi propia ropa. Así que después de algunos minutos avisé a Adler que saldría para ir a cambiarme.

—Vamos, también me cambiaré—asentí y juntos salimos de la piscina.

“¡Vaya guapa!” “Buena idea, Adler” “Fiuuu” y otros comentarios más se hicieron presentes, con miradas sobre mí. Mi cabello escurría y mi vestido se pegaba a mi cuerpo y transparentaba al ser de un color claro. Adler que estaba por delante de mí giró a mirarme inmediatamente.

—¡No sean imbéciles!—dijo antes de sacarse por la cabeza la camiseta azul que también llevaba empapada—Jodidos idiotas—soltó por lo bajo ayudándome a poner la camiseta mojada. Su ceño estaba fruncido mientras hacía las maniobras para que la camiseta bajará por mi cuerpo.

Aunque mojada, la camiseta funcionaba, porque me quedaba grande igual que toda su ropa. Al menos ya no se veía la transparencia y mi ropa interior.
Ni siquiera notó aquellas miradas que le daban las chicas cuando me tomó de la mano llevándome con él abriendo camino entre las personas. Los dos escurríamos de nuestras ropas, pero eso no nos importaba.

Apenas entramos en nuestra habitación cerró la puerta tras nosotros.

—Lo siento, trébol—me encogí de hombros.

—Solo es diversión, ¿De acuerdo?—hizo una mueca disgustado.

—Deberías ir a ducharte, no quiero que enfermes—asentí despacio.

—Tú también deberías hacerlo—sugerí.

—Ahora voy.

Tomé las cosas que necesitaba y la ropa seca que me pondría y salí de la habitación directo a la ducha. Adler estaba serio y era probable que necesitará un momento. Muy probablemente se arrepentía de su idea de meterme a la piscina.

Cuando volví a la habitación llevaba unos shorts y una simple blusa de tirantes, Adler ya no estaba pero no tardó mucho en volver y cuando lo hizo llevaba unos pantalones secos iba sin camiseta y con una toalla colgada en el cuello.

—¿Quieres ir allá abajo?—le pregunté sentada sobre la que era mi cama.

—¿A la piscina?—respondió dejándose caer en la otra cama.

—No necesariamente.

Me puse de pie y caminé directo a su cama sentándome junto a él.

—Adler, este viaje se trata de disfrutarlo con tus amigos que quizá no verás en un buen tiempo. Tienes que divertirte, deja de preocuparte por mí.

—No me gustaron esos comentarios—admitió.

—Lo hicieron solo por molestar—no respondió. Alcancé su cabello húmedo con mi mano, tratando de peinarlo—Sé que siempre estás cuidando de mí pero lo último que necesito es que se arruine tu viaje por esto. Regresemos y sigamos disfrutando con los demás. La estábamos pasando bien, ¿No?

Adler se acercó a mí despacio e hice lo mismo, rozamos nuestros labios y su mano fue a mi mejilla atrayéndome juntando su boca con la mía.

—Que sepas que desde ya este viaje es inolvidable—dijo separándose, le sonreí en respuesta—Vayamos con ellos.

Me puse en pie en seguida de él y me dejó pasar primero, sin embargo antes de salir me detuvo del brazo plantándome un beso.

—Menos mal ahora llevas unos shorts—sonreí divertida.

—Tonto—sonrió satisfecho. Al menos aquello ya se le había pasado y ahora bromeaba sobre eso.

Adler se mantuvo vestido tal cual salió de la ducha y estuvimos junto a algunos de sus amigos y demás personas, jugando, bebiendo y hablando. Por ahí se pasó también Kristen que siempre se mantuvo cerca de Adler. Rachel también estuvo un momento pero luego se fue, desde el día en que había visto nuestros beso en el pasillo de la preparatoria no había vuelto a estar detrás de Adler.

—Creo que lo dejaré ir esta vez.

—Pensé que quizá te gustaría una venganza—respondió Nick sonriendo. Sonreí.

—No por hoy.

—A Adler no le agradó tanto, ¿No?—se refería a lo sucedido en la piscina.

—Fue su idea, claro que le agradó—no quería que el resto notará ese incidente porque en realidad no era importante.

Sus brazos me rodearon por detrás apenas por un par de segundos, mientras dejaba un beso en mi mejilla con cariño. Cuando lo miré él estaba sonriendo.

—¿De qué hablan?—preguntó Adler a ambos.

—Nada importante—respondí antes de dar un trago a la bebida que sostenía.

Pasaron unos segundos en los que ninguno hablo, distraídos en lo que sucedía a nuestro alrededor.

—¿Regalo de graduación?—Adler siguió la mirada de Nick que estaba puesta en el anillo que llevaba.

—Sí, de trébol—dijo levantando la mano para que Nick lo viera mejor.

—Se ve bien—agregó Nick estudiándolo.

—Es perfecto—respondió Adler sonriendo, para en seguida mirarme y pasar su brazo por encima de mis hombros atrayéndome para dejar un beso en mi cabeza.

Lo miré después de eso, al igual que él que no retiró su brazo después de hacerlo. Sonreímos aún sin alejar la mirada el uno del otro, yo sintiendo las emociones inquietantes en mi estómago. Reí por lo bajo y agaché la cabeza sin aguantar un segundo más la mirada verde del chico que me miraba tan profundamente.

Solo Adler podía causarme ese tipo de sensaciones, tan fuertes y tan desbordantes. Podía saber que antes con nadie había experimentado tanto como lo venía haciendo con él.

Al volver la mirada me dí cuenta de que Nick nos observaba de manera curiosa, sin embargo no dijo nada. Yo intenté volver a mi postura tratando de controlar mis emociones. Y no fue el único, Rachel al otro lado de la piscina nos miraba haciéndome sentir incómoda y por si fuera poco cerca de ella Kristen tenía la mirada puesta no exactamente en nosotros, pero sí en Adler que ni cuenta se daba y reía de algo.

Más tarde había decidió ir a dormir, porque estaba muy claro que la mayoría no dormiría siguiendo con la fiesta. Adler quiso acompañarme pero se quedó compartiendo con sus amigos después de que me negará, pues era poco tiempo el que estaría con ellos durante las vacaciones porque dentro de unos días saldríamos a la playa con nuestras familias.

Me había puesto la pijama y había tomado una camiseta de Adler antes de meterme en la cama, no creía que él tuviera inconveniente.

No sé cuánto tiempo pasó pero sé que desperté cuando Adler repetía mi nombre y apodo una y otra vez en la oscuridad de la habitación.

—Trébol…—susurró. Giré despacio sobre mi costado—Siento mucho despertarte—continuó en tono bajo—¿Puedo dormir contigo?

Él tenía su cama pero me daba igual, si él quería dormir conmigo yo no iba a interponerme, al final solíamos hacer eso.

La música y ruido aún se escuchaba pero no tenía la energía para hacer preguntas, era probable que hubiera decidido descansar un rato con la fiesta siguiendo.

No respondí simplemente me hice a un lado dejándole espacio junto a mí. En cuanto se metió bajo las sábanas cerré los ojos nuevamente, estaba muy adormilada y solo quería seguir durmiendo.

Sentir un toque en los labios me hizo abrir los ojos encontrándome con el rostro de Adler junto al mío, había dado un suave beso a mis labios. Con la poca luz que entraba por el balcón me encontré con su mirada, estaba muy cerca de mí y solo le bastó mover un poco su rostro nuevamente para dejar otro corto beso en mi boca.

Adormilada pero siento consciente de lo que estaba pasando, un cosquilleo se hizo presente. Me regaló una pequeña sonrisa, una sonrisa que incluso me pareció tímida, y no hizo más, solo me miró.

Quizá la oscuridad, quizá el que hubiese dormido, quizá el momento, quizá su mirada o quizá simplemente el querer hacerlo me llevo a tomar valor.

Moví mi cabeza hacía él y lo besé, despacio y lento, un tanto insegura por los nervios que comenzaban a brotar de mí. Mi respiración se aceleró por mis emociones que ahora mismo eran un caos.

Adler me besó un poco más intenso, con el mismo ritmo pero más intenso saboreando mi labio inferior. Mi corazón parecía salirse para cuando decidió girar despacio y con cuidado sobre mí apoyando su peso en sus brazos, sin dejar de besarme.

No planee quedar en esa posición, pero cuando hizo ese movimiento le había dado espacio en automático. Me dio un beso en la mejilla y luego otro más por el mentón con cariño, con sus suaves labios haciendo contacto con mi piel. Él último beso lo dió en mi cuello haciendo que un cosquilleo recorriera todo mi cuerpo, para después volver a besarme. Y con un suave movimiento lo sentí tan cerca de mí que me hizo apenas susurrar involuntariamente.

—Adler…

—No…—agacho la cabeza agitado—No digas así mi nombre, trébol.

Con la respiración acelerada lo miré, aún mantenía su posición. Yo no entendía nada pero tampoco quería preguntar.
Finalmente levantó la cabeza mirándome.

—Quiero, pero no aquí, no en este viaje. Y será cuando tú lo quieras también—no dije nada ante eso, pero Adler siempre había sido tan  cuidadoso y protector conmigo que no me sorprendía que fuese así con esto también.

Me dió un último beso antes de alejarse de mí y acostarse a mi lado.

—Nunca dudes de lo mucho que te quiero, trébol.

—No lo hago.

Me acerqué a él y lo abracé, él me recibió completamente. Acomodé mi cabeza en su pecho escuchando su corazón latir aún con cierta rapidez.

La mañana siguiente desperté antes que él, me dejé su camiseta y el short de pijama que no se veía porque me tapaba su prenda y bajé. La casa en sí era un desastre, vasos por todos lados, cosas por todos lados, basura a dónde mirará y personas dormidas en los sillones y en cualquier espacio que fuese posible.
Brinqué a unos que otros para poder llegar a la cocina y prepararme un poco de café.

Estaba completamente sola y no parecía haber una sola alma despierta.
Busqué un par de tazas y serví en ellos el café caliente. Había bebido pero muy poco, realmente no estaba mal y podía decir que Adler tampoco había bebido demasiado porque me habría dado cuenta la noche anterior.

Al mío le eché un poco de leche que encontré en el refrigerador y cuando terminaba de guardar las cosas Kristen apareció.

Nos observamos mutuamente y ella me estudio con la mirada deteniéndose un poco en la camiseta.

—Hola—me saludó.

—Hola.

—Venía a buscar algo—supuse que se refería a la comida.

—Dejé un poco de café, por si quieres—ofrecí.

—Gracias.

Al igual que yo tomó una taza y a mis espaldas realizó el resto.

En uno de los sillones en una posición poco cómoda miré a Liam, que dormía profundamente.

—Se divirtió de más—Kristen se había ubicado junto a mí, ambas separadas por unos pasos de distancia. Tomé un sorbo de mi café.

—Puedo creerlo—no tenía ningún tema de conversación con ella y tampoco quería uno, el momento ahora se estaba volviendo incómodo y prefería irme. Levanté las dos tazas una en cada mano y comencé a caminar pasando por detrás de ella—Nos vemos luego—no respondió pero siguió mis movimientos hasta que salí de la cocina y subí por las escaleras.
Pensé que Adler seguía durmiendo pero lo descarté cuando giró a mirarme en cuanto cerré la puerta.

—¿Por qué te fuiste?—su mirada fue a las tazas que sostenía.

—Preparé café—se enderezó sentándose y se acomodó para poder recibirlo—Sin leche—recalqué entregándosela. Adler odiaba la leche en el café y era sabido por nuestras familias.

—Gracias trébol.

Me senté junto a él para seguir bebiendo de mi café. Y no quise contar mi encuentro con Kristen porque no lo ví necesario.

—Mi ropa luce mucho mejor cuando tú la usas.

—¿Te parece?—respondí sonriendo.

—Estoy seguro—le dí una media sonrisa y tomé otro sorbo.

—Deja de mirarme así—Adler me miraba profundamente, no sabía explicarlo pero era justo como me había mirado la noche anterior cuando Kristen, Rachel y Nick nos vieron. Él sonrió.

¿Cómo aún despeinado y recién levantado podía seguir luciendo tan bien?

—¿Cómo?

—Así, como lo haces.

—No hago nada. Me gusta mirarte con mi ropa puesta—negué sonriendo concentrándome en mi café.

Por supuesto que al llegar la tarde todos estaban muy repuestos de la noche anterior y listos para volver a la fiesta, que sería lo último para mañana salir de vuelta a nuestros propios destinos.
Y por supuesto aprovecharía el último día en la piscina, me puse el traje azul de dos piezas y tomé una toalla lista para entrar a ella.

La revolución que sentí en mi interior cuando me encontré con Adler sentado en una reposera y su círculo en la piscina era indescriptible. Estaba riendo pero dejó de hacerlo en cuanto me vió, su mirada estaba sobre mí y aunque le hablaban él no la alejaba. Llevaba puesto una bermuda de playa sin camiseta.
Cuando me senté junto a él, Liam me sonrió y Nick se limito a darme un asentimiento de cabeza.

—¿Tienes idea de los hombres que estás enloqueciendo en este preciso momento?—me susurró—Yo incluído—reí nerviosa.

—No digas eso—susurré de vuelta.

—No tienes idea la cantidad de gente a la que le gustas—metió mi cabello suelto detrás de mi oreja.

—Como tú—hizo una mueca que no supe descifrar—Te quiero—sonrió.

—Y yo, no tienes idea cuánto, trébol.

El resto continuaron en lo suyo pero por supuesto Nick lucía extraño, me dió una media sonrisa cuando cruzamos miradas y siguió el ambiente de los demás.

—Creo que entraré a la piscina—estaba incómoda y quería alejarme un poco.

—De acuerdo.

Me levanté y dí un par de pasos antes de detenerme con la voz de Adler.

—Continúen iré a la piscina—dijo levantándose. Se quitó la gorra que llevaba puesta y la dejó en la reposera junto a su toalla.

—No tenías que acompañarme—le recordé.

—Sé que no, pero quiero estar contigo, ¿Se puede?—sonreí.

—Se puede.

Estuvimos en la piscina jugando un rato con el resto de chicos que organizaban el juego de la red, algunos permanecían bebiendo y hablando con los pies dentro de la alberca y otros estaban en inflables sobre el agua.

Adler y yo nos alejamos después de un rato a una de las orillas de la piscina, con mis manos agarrándome del filo de la misma.

—No sabes lo mucho que quiero darte un beso ahora mismo—soltó de repente.

—No podemos.

Por debajo del agua me atrajo con su brazo en mi cintura sorprendiéndome.

—Eres hermosa, trébol—algunas gotas caían de su rostro.

—¿Recuerdas esa ocasión de pequeños cuando en una fiesta me viste con un vestido que mamá compró para mí y dijiste que estaba muy bonita?—sonrió.

—Fue en uno de los cumpleaños de papá—asentí sonriendo.

—Sí.

—Desde entonces lo sabía.

Su otro brazo también rodeó mi cintura y alejé mis manos de la orilla para detenerme de sus brazos por debajo del agua.

—Creo que algunos pueden estar sospechando cosas—frunció el ceño.

—¿De nosotros?—asentí—¿Quiénes?

—No estoy segura pero pienso que Kristen y Rachel son algunas—lo pensó un momento—Y Nick.

—¿Nick?. Rachel supongo que sí, algo debe pensar desde ese día que nos vió, pero ¿Nick y Kristen?

—Kristen te observa mucho y la he visto mirarnos y Nick actúa extraño.

—Aunque Kristen nos observé no hemos hecho nada frente a ella, ni frente a nadie en realidad, no algo que pudiera delatarnos. Y sobre Nick, tal vez esté pensativo por lo que se viene—quizá Adler tenía razón pero no estaba cien por ciento segura.

—Bueno, aunque Kristen tampoco fue la más alegre porque yo viniera.

—¿Qué más da? A mí no me importa.
Cuando salimos de la piscina Adler tomó su toalla y me ofreció la mía. Me envolví en ella en lo que me secaba y mi cabello dejaba de escurrir y nos sentamos uno junto al otro en la reposadera.

—¿Quieres que te traiga algo de tomar?

—Sí.

Aproveché que Adler se fue para terminar de sacar el agua de mi cabello con la toalla.

—Hola, Callie—me saludó un compañero de Adler cuando paso junto a mí.

—Hola—respondí amable.

Continúe en mi asunto y lo ví venir con los dos vasos, saludando e intercambiando palabras a su paso con quienes se cruzaba. Entonces apareció ella, Kristen que le hablo y le quitó uno de los vasos.

—¿Ocultan algo?—Nick se había sentado frente a mí en la otra reposera.

—¿Qué?

—Adler y tú.

—¿Qué podríamos ocultar?

—No lo sé. Habían rumores hace tiempo sobre ustedes, los que contó Liam y Taylor.

—¿Qué tratas de decir?—le dí una mirada a Adler que continuaba con Kristen.

—No trato de decir nada, Callie. Solo intento saber sobre los rumores.

—Creí que había quedado claro ese día en la cafetería, es una tontería.

—Sí, por eso nos reímos de aquello pero…—dejó la frase en el aire.

—Adler llevó a Kristen al viaje, ¿Lo olvidas? El viaje en el que tú también fuiste—asintió—Date cuenta, incluso está con ella—llevó su mirada a dónde señalé.

Ambos los miramos y poco después ambos caminaron a otro lado, dirigiéndose al jardín. Humedecí mis labios. Nick volvió la mirada a mí.

—Lo ves—apenas pude decir. Se quedó callado.

—¿Quieres hacer algo? ¿Jugar?—miró a los que jugaban dentro de la piscina. Negué.

—No quiero volver a la piscina—asintió.

—Iré por algo de beber—asentí. Se puso de pie y camino.

Confiaba en Adler pero eso no quitaba que se sintiera mal verlo irse con Kristen a otro lado.

—Nick—llamé, él se detuvo—Voy contigo.

Mi bebida no había llegado y eso significaba que debía ir yo misma a buscarla.

Me quedé con él mientras bebíamos de nuestros vasos, ninguno hablaba, en realidad observábamos a los demás divertirse.

—¿Y qué tal ese?—dijo y seguí su mirada a mis espaldas. Era una mesa con vasos en ambos extremos formados en triángulo. Sabía el juego que era—¿Te animas?

—Vamos.

Nick y yo fuimos parte del mismo equipo, compitiendo con Michael y otra chica de la que no me sabía el nombre.

Las pelotas de ping pong iban y venían y a todos ya nos había tocado beber. Lo estaba disfrutando, me estaban ayudando a distraerme de Adler pero me incomodaba continuar jugando en traje de baño, no me sentía con la total libertad de moverme.

—Iré por la toalla—avise a Nick.

—¿La toalla?

—La dejé en la reposera, quiero ponérmela para estar más cómoda. ¿Crees que puedan esperar?

Nick llevaba también una bermuda e iba descalzo al igual que yo.

—Usa mi camiseta—ofreció.

—Esta bien, puedo ir por la toalla.

—Vamos, ¿O tienen miedo a perder?—dijo la chica. Intercambiamos miradas y asentí.

—Venga dámela.

Nick la sacó rápidamente y me la entregó, me la puse en seguida y tomé la pelota lanzandola. Para nuestra buena suerte aterrizo dentro de un vaso y Michael tuvo que beber.

El juego continuó hasta que ambos emparejamos, había bebido pero hasta eso Nick había sido amable y había tomado más vasos que yo para que no bebiera tanto. Nos quedaban dos vasos a ambos equipos, Michael y la chica nos habían emparejado apenas, por lo que Nick había bebido ese vaso.

—Venga, Callie. Puedes hacerlo—alentaba Nick.

Para ese punto todos estábamos bastante metidos en nuestro juego.
Respiré y lancé la pelota, rebotó entre ambos vasos y finalmente entro en uno de ellos.

—¡Si!—exclamó Nick. Me reí y choque las palmas por lo alto con él, como si hubiera hecho una gran hazaña.
Lo siguiente que paso fue que ellos metieron la pelota en uno de nuestros vasos.

—No déjalo, yo lo bebo—dije impidiéndole a Nick volver a beber.

—¿Segura?—asentí—Bueno adelante.

Lo tomé y bebí, Michael y su compañera festejaban y me incitaban a continuar, Nick a mi lado se mantenía solo observando, aunque divertido.

El pequeño grupo que nos rodeaba estaba interesado en quién ganaría finalmente el juego, ya que continuabamos igual.

Nick lanzó y no entró y ambos contuvimos la respiración cuando fue el turno de ellos. Mordí mi uña impaciente cuando Michael tiró y la pelota estuvo cerca de entrar pero no lo hizo. Solté el aire que estaba conteniendo y tomé la pelota.

—Tranquila, Callie. Concéntrate, tú puedes, ya es tuya—me decía Nick.

—¿Y si no entra?

—Entrará, lo hará—suspiré sonoramente.

Me tomé mi tiempo, me preparé para hacerlo. Michael y su compañera ahora estaban igual que nosotros, esperando impacientemente y rogando que no entrará.

—Aquí voy—avisé.

Juguetee con la pelota un poco más y finalmente apunte al vaso. Solté la pelota en el aire y fue directo al interior del vaso. Abrí la boca sorprendida, algunos impactados como yo y Nick que también se regocijaba de lo sucedido.

—¡No puede ser! ¡Ganamos!—giré a Nick y lo abracé emocionada, él también lo hizo elevando mis pies del suelo.

—¡Lo hicimos, Callie! ¡Lo lograste!
Estaba emocionada, divertida, con un poco de alcohol encima y la adrenalina del momento. No podía creerlo porque además habíamos apostado y habíamos ganado.

—¿Trébol?

Mis pies volvieron a tocar el suelo y giré encontrándome con Adler.

—Hola—la sonrisa que tenía se iba borrando poco a poco—Ganamos—dio una mirada al resto.

—Sí, me dí cuenta—me miraba y yo a él.

—¿Y la bebida?

—Yo…lo que pasa…

—Ganadora, todo tuyo—Nick me entregó la parte de dinero que me correspondía.

—Gracias, Nick—me sonrió amable—Gracias por ayudarme a no beber tanto. Creo que iré a cambiarme—le dí una mirada a la camiseta que llevaba puesta.

—Está bien, luego me la das—dijo por lo bajo. Lo siguiente que hizo fue voltearse con el resto de chicos.

Pasé junto a Adler con él siguiéndome los pasos hasta llegar a la habitación que compartíamos. Comencé a sacar las cosas que necesitaba para la ducha sin decir una sola palabra.

—Trébol…quiero hablarte.

—Iré a ducharme.

—Por favor.

—No quiero hablar ahora, Adler—caminé a la puerta pero él se interpuso—Déjame salir.

—La camiseta no es mía—dijo recorriéndome de arriba a abajo.

—No, no lo es. Ahora déjame pasar.

Lo hizo, me dejó pasar y mientras me duchaba trataba de no pensar demasiado en lo que iba a tener que enfrentarme en cuanto regresará a la habitación.

Ya estaba avanzada la noche pero tal cual el día de ayer, la fiesta continuaba.
Volví a la habitación con la toalla alrededor de mi cuerpo, la mayoría de la gente estaba fuera de la casa y quería un pretexto para hacer más tiempo. Adler se puso de pie en cuanto me vió entrar.

—Necesito vestirme—dije sin mirarlo.

Tardó en responder pero al final lo hizo.

—Tomaré la ducha mientras estás lista.

Y así fue, había estado a nada de ponerme la camiseta de Adler por la costumbre, pero la regresé a su lugar y me puse una de mis blusas de tirantes para dormir y completar la pijama.

Me subí a la cama porque no tenía ni ganas de volver al festejo. Me recargué en el respaldo entrelazando mis piernas y tomé mi celular para distraerme. Envié unos cuantos mensajes a Taylor y a mi familia y me dispuse a ver redes sociales.

La puerta se abrió y Adler entró ya cambiado, aunque sin camiseta. No le presté demasiada atención y seguí concentrada en lo mío. Sentía su mirada penetrante sobre mí pero por supuesto yo no lo miré.

De nada servía que huyera de la situación, era muy sencillo ir con los demás pero lo mejor era esperar, al fin de cuentas pasaría.

Lo sentí sentarse en mi cama, sin embargo no levanté la mirada de mi celular.

—Trébol—llamó, cauteloso.

—Mmm.

Me tomo desprevenida cuando despacio me quito el celular de las manos y lo dejó a un lado, mirándome directamente.

—Hablé con Kristen—comenzó pero eso ya lo sabía—Me dijo de frente que buscaba algo más que una amistad porque le gustaba.

Suspiré porque eso también lo sabía, estaba clarísimo desde hace tiempo, tiempo en el que entonces Adler también estaba interesado.

—Tuvimos que ir al jardín.

—Sí, está bien Adler. ¿Puedo volver a mi celular?—su mirada penetrante continuaba sobre mí.

—Trébol le dije lo que tenemos—lo miré dudosa—Me dijo los sentimientos que tenía por mí y le dije que no podía, ella me cuestionó porque presentía que ella a mí también me gustaba. Le pedí que habláramos en privado y fuimos al jardín. Le hablé sobre tí y de lo que tengo contigo—me sorprendí.

—¿No sé supone que sería privado?

—La preparatoria terminó para nosotros y ésta es la despedida. No me importa que lo sepa ahora y me da exactamente lo mismo si lo cuenta a los demás, nos iremos todos.

Humedecí mis labios reflexionando en todas sus palabras. Bajé la mirada a mis manos pensando en ello.

—Sé que puedes estar molesta conmigo, sobre todo por los comentarios que hizo antes de que vinieramos al viaje, y también sé que fue mi error desaparecer está noche con ella sin decirte nada, pero las cosas sucedieron tal y como te lo he dicho.

—Sí lo entiendo.

Sus dedos bajo mi barbilla me hicieron mirarlo y su mirada fue directo a mi boca.

Se acercó a mí y lo dejé hacerlo. Confiaba en Adler y sabía que no mentía en esto.

—Ojalá pudieras saber todo lo que me haces sentir—susurró cerca de mis labios. Cerré los ojos cuando su boca hizo contacto con la mía, sintiendo sus labios entreabrirse y cerrarse continuamente contra los míos.

Y entonces caí en cuenta de que me estaba enamorando de Adler. Era momento de que admitiera que desde aquel primer beso que Adler me había robado frente a Rachel, y que me había impactado, había cambiado todo. Había hecho que comenzará a sentir cosas por él sin darme cuenta, y que quisiera a Adler de esta otra forma en la que lo hacía. Tenía que admitir de una vez por todas que amaba a Adler más allá de ser solo mi mejor amigo.


Nota: Holaaa, les traigo un capítulo más extenso que el resto. Ha sido el más largo hasta el momento, y lo hice así porque he tardado en actualizar.

De verdad que me está costando un poco ir al ritmo de subir capítulo constantemente debido a las responsabilidades que tengo que atender. Pero me gusta la historia, me gusta seguir escribiendo y en verdad quiero que se lleven un buen recuerdo de Quédate conmigo.

Así que solo les pido sean pacientes, no voy a abandonar la historia. Quizá pueda demorarme en ciertos momentos pero sepan que la historia irá avanzando poco a poco.

Así que es todo, gracias por leer. ❤️



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