Capítulo 2: Un Salvador Peculiar

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Estaba muerto.

Muy muerto.

Muy, muy muerto.

O al menos eso creía Iruka, listo para ver una luz gigante y luego a sus padres. Sí, eso hubiera está muy bien, reunirse con sus padres en el más allá... Pero, una vez más, no fue así.

Entreabrió los ojos, y poco a poco visualizó una fogata con dos peces asándose, que olían muy bien a su parecer, y un chico peli gris que le daba la espalda buscando algo en su aparente mochila.

No hizo ningún ruido, y aun así aquel niño, porque según Iruka él no podría ser tan adulto, se giró a verlo, usaba el traje característico de los ANBU. Y una máscara que resaltaba un de sus dos ojos, que brillaba con un rojo carmín.

— Ah, despertaste al fin.

Esa voz hizo que le recorriera un escalofrío. Su porte y su físico aterraban por si solos, y ahora su voz, le iba revuelto el estómago.

Iba a tortúralo. Iba a matarlo, pensó. Ahora se arrepentía de no ser no cobarde.

Iruka cerró los ojos, encomendándose a todo lo que podía, al ver que el enmascarado se acercaba con hilo y aguja en mano. Apoyándose por completo en la pared de la cueva en la que parecían estar.

Sintió como aquel grosero ANBU tomaba su mandíbula y lo forzaba mirar afrente. Tomo su último respiro, esperando sentir el dolor que tanto se iba hecho esperar. Y aunque si sintió dolor, no fue como lo pensó, aquel niño, comenzó a coser con cuidado la herida que gracias a la adrenalina no iba sido consiente de que existía.

— Tuviste suerte... —Susurró el desconocido, concentrado en su deber—Un par de minutos más en el agua, y no estarías aquí.

Iruka no dijo nada, demasiado paralizado como para contestarle.

— Quédate quieto o tu nariz no quedará bien. —Ordeno, tomando aún más fuerte su mandíbula.

— Duele...—Fue lo único que salió de la boca de Iruka, moviéndose para que lo dejará en paz.

— Se dice gracias, ¿sabes? —Suspiro, dejando su trabajo a medio hacer— Si no fuera por mí, hubieras muerto en ese rio y nunca hubieran encontrado tu cuerpo.

— Nadie te dijo que quiera ser rescatado. —Refunfuñó, tocando su nariz, sintiendo los puntos hechos por el chico de la máscara. Este mismo, fingió no oírlo.

— No hagas eso—Informó, quitando con tacto la mano de Iruka de su propia cara—, vas a infectar la herida.

Con cuidado, coloco una venda y cubriendo el corte.

— Lo que hice es algo momentáneo... —Explico, por fin poniendo entre ellos una distancia aceptable, sosteniendo por su segundo o más la mirada curiosa del peli-café, demasiado tiempo para alguien como él.

Giro su vista, revisando como iban los pescados que cocinaba, sintiendo una terrible incomodidad.

— Deberías decirle a tu madre, que te lleve al doctor lo antes posible.

— Si, claro. Lo haré—Contesto, cabizbajo.

Iruka observo tan fascinado y aterrado al ANBU, parecía inerte en su mundo, fingiendo hacer algo en concreto. Se quedo quieto, esperando que aquel sujeto le dirá alguna orden o que tan siquiera le que diera como regresar a la aldea.

—Y... ¿Qué haces aquí? —Pregunto en un tono que dejaba en claro hacia esa pregunta por mera cortesía, o, mejor dicho, porque veía que aquel niño se estaba desesperando.

— ¿Hmm? Oh, nada. Solo, estaba jugando con mis amigos, esto—se apuntó a la cara—, solo fue un pequeño reto con mis amigos.

— ¿Y dónde están ellos?

¿Puedo Ver debajo de Tu Máscara? [Kakashi x Iruka (Primer Amor - Amor Infantil)]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora