I

2.2K 198 60
                                    

Era difícil para él aceptarlo, la visión borrosa por las repentinas lagrimas que negaba a liberar fueron suficientes para hacerlo gemir de dolor. El nudo en su garganta le provocaba dificultades para respirar sin quebrarse por completo, y en cuento lo hizo sus ojos se cerraron con fuerza y las lagrimas corrieron por sus mejillas hasta juntarse en el mentón. Dejó salir un sollozo y sintió el corazón encogido incapaz de detener el punzante dolor que lo hacia llorar sin control.

Dirigió su mano derecha hacia su pecho para aferrarse a la sudadera que lo cubría del frío y lo ocultaba en la oscuridad. Se refregó los ojos con el dorso de su muñeca y levanto la mirada, solo con hacerlo lo volvió a confirma; aquello que se negaba a aceptar con toda su alma, algo que le parecía absurdo e irreal, pero ahí estaba, a solo unos metros cruzando la avenida, su marido besando los labios de su mejor amigo Megumi.

No se atrevía a dar un paso y salir de su escondite, se sentía débil y casi muerto en vida.

Reprimió otro sollozo cuando su celular sonó indicando una llamada entrante.

Se negaba a contestar, pero algo en su interior le decía que debía hacerlo, su estado estaba casi catatónico y necesitaba ayuda de quien fuera.

Sin quitar la vista de su esposo besando la mejilla de su amigo con una sonrisa, presionó el botón verde para contestar, no indicó a viva voz que estaba escuchando tampoco respiró, solo se quedo callando, esperando.

- ¿Estás ahí, Yuuji? -se escuchó decir desde el otro lado de la línea.

Por el tipo de voz supo de inmediato de quien se trataba.

Inhaló y exhaló antes de poder responder.

- Si -intenta decir él, pero su voz se quiebra torpemente. Se aclara la garganta-. Aquí estoy.

Por mucho que lo intentara volvió a desgarrarse del dolor, obligado acuclillarse para reprimir cualquier sonido que la gente a su alrededor notara.

- Por dios, Yuuji -se escuchó decir el hombre del otro lado de la línea, preocupado-. ¿Dónde estás?

- Junpei... -gimió con los labios temblorosos-. Por favor, ven por mi.

- Iré de inmediato. Solo dime dónde estás.

- Frente a las oficinas de Satoru -dijo con molestia al pronunciar su nombre.

- Ya estoy saliendo de la oficina.

Junpei, su segundo mejor amigo no tardo ni quince minutos en aparecer aparcando el auto en un lugar no habilitado. Descendió de él y lo primero que hizo fue abrazarlo sin saber porqué realmente lo hacía, asumía que su estado le dio una pista sobro lo que sucedía.

- Sea lo que sea que este pasando, yo estoy aquí contigo. No lo dudes nunca.

Yuuji le devolvió el abrazo escondiendo su enrojecido y hinchado rostro para no ver las miradas curiosas de su alrededor.

Satoru se había marchado hace unos diez minutos con Megumi a su lado, sin siquiera tratar de esconder su relación.

Sonrió de manera patética recordando la razón del porqué no pidió ayuda para espiar a su esposo. Se sentía avergonzado de dudar del tan amado y querido Gojo Satoru, el esposo perfecto que le demostraba su amor incondicional todos los días y frente a todos sus conocidos, un hombre así no es infiel, así que decidió espiarlo sin mencionar una palabra por miedo a ser juzgado, y de haberlo hecho, Megumi se lo abría impedido y aquella farsa seguiría adelante.

- Vamos al auto para hablar tranquilos -le aconsejó Junpei, guiándolo como si estuviera herido físicamente.

Aquel cariño solo le provocaba más lagrimas y desconsuelo.

ENEMIGOS - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora