VII - Segunda Parte

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Se habían cumplido dos semanas y media desde que Yuuji había sido secuestrado por su mano.

Al pasar de los días, la inquietud de él al estar a su alrededor había disminuido al notar que su escapatoria era imposible mientras estuviera convaleciente, desafortunadamente para Satoru, hace dos días que se había quitado la férula por simple incomodidad. Sin embargo, él no había escapado.

Comenzó a ayudarlo con la preparación de las tres comidas del día en absoluto silencio, sin que ninguno mencionara el nombre de Megumi o Sukuna, incluso el de Nanami.

- Ya no tengo dolor -informó por sorpresa mientras cortaba algunas verduras-. Esperaba que me entregaras el teléfono.

- Acordamos cuatro semanas.

- Yo no acordé nada. Fuiste tú quien lo decidió.

- Solo quedan diez días.

- No te estoy pidiendo salir, solo quiero mi teléfono.

Lo sabía, estaba actuando como un ser humano razonable a diferencia de él, pero Satoru ya tenia bastante claro que Yuuji jamás lo perdonaría en un futuro cercano, si es que tuviera una posibilidad.

Necesitaba esos días para atesorar el tiempo que no seria de vuelto, aquellos segundos que tanto adoraba pasar con él.

- ¿Estás seguro de que ya no sientes dolor? -preguntó dejando de lado todo lo que estuviera haciendo.

- Estoy seguro.

- Entonces ya no tendré que contenerme.

Yuuji giró su cabeza para mostrar la visible confusión en sus ojos.

Adoraba esos ojos, pero más cuando estaban llenos de deseo.

Satoru se acercó sin detenerse para quitarle el cuchillo de sus manos y así dejarlo sobre la mesa. Lo acorraló contra ella y dejo caer la cabeza sobre su hombro.

- Quiero estar a tu lado, Yuuji -susurró.

El profundo suspiro que recibió como respuesta fue suficiente para que él dejara salir una ronca sonrisa.

- No creó que pueda perdonarte algún día -dijo él-. Ni siquiera se si podre olvidar lo tuyo con Megumi.

- Aunque no lo creas lo tengo bastante claro... Se que jamás me perdonaras, es por eso que ya no me importa lo poco cuidadoso que pueda ser desde ahora en adelante.

- ¿Cuidadoso?

- Si..., seré el Gojo Satoru que jamás has conocido.

Levantó la mano para agarrar con algo de fuerza el cuello de Yuuji y así levantar su rostro como él lo había hecho. Sus labios entreabiertos por la sorpresa de su agarre lo hicieron sonreír ligeramente.

- Serán unos días largos y agotadores, pequeño Yuuji.

Con la otra mano masajeo con fuerza los suaves labios de su amado para así predisponer el rojo de ellos. Acercó su rostro y lamió de ellos para luego besar su mejilla acalorada por la fuerza que ejercía sobre él.

- ¿No dirás nada?

El silencio de Yuuji lo atormentaba de placer, pero también lo irritaba. Deseaba escuchar sus gemidos y lamentos por su brusco toque.

- ¿Abra alguna diferencia si digo algo? -preguntó sabiendo la respuesta-. Solo tengo que aguantar diez días, ¿no?

Gojo asintió mirando sus castaños ojos.

- Entonces es mejor comenzar.

No espero ni un segundo más para besar aquellos labios que tanto extrañaba, empujó su cuerpo contra la encimera y dejo meter su lengua en lo profundo de la suya. No era un beso tierno como salía darle cada tarde cuando llegaba del trabajo, o cuando estaban haciendo el amor, era fuerte y duro. Su lengua arremetió contra la de él que para su sorpresa Yuuji había abierto con libertad.

ENEMIGOS - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora