IV

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Unos fuertes ruidos interrumpieron el placentero sueño que su cerebro creó donde aún mantenía una estable y perfecta relación junto a su amado Satoru. Abrió los ojos con dificultad y tan pronto se despabiló un dolor de cabeza se instalo en la zona frental, aunque no fue suficiente para evitar las sorpresivas maldiciones de Junpei aquella mañana fría que provenían del salón.

Se levanto con la misma ropa de ayer y salió de la habitación para ver a su amigo con los brazos en jarras observando con furia al hombre frente suyo.

Satoru, por su parte, lucia indiferentes ante los improperios que estaba recibiendo, solo faltaban minutos para que Junpei saltara sobre su cabeza.

- ¿Qué haces aquí? -interrumpió Yuuji-. Creí que con lo de ayer había sido claro.

- Me sorprende que puedas recordarlo.

El dolor de cabeza fue un punto a favor para Yuuji con el fin de centrarse en la dolencia y no en la persona que tanto anhelaba ver.

Estaba tan perfecto como siempre, su cabello bien arreglado, sus trajes de etiqueta de un color negro sin corbata como lo caracterizaba y los hermosos ojos que lo observaban con reproche.

- No debiste salir a tan altas horas de la noche.

- No es algo que deba consultarlo contigo.

- Tal vez tengas razón, pero tú mejor que nadie sabe el tipo de amigo que frecuenta Junpei.

Aún no había recibido una disculpa como correspondía y lo primero que hacia era insultar a su amigo.

- Ninguno de ellos se casó conmigo para luego meterse con mi mejor amigo.

Gojo desviando la mirada, airado.

- Necesitamos hablar, Yuuji. A solas -dijo esto último mirando a Junpei.

Era verdad que necesitaban hablar, aunque no le gustaba mucho la idea de que los dejara solos, pero era necesario. No quería que se formara una pelea que a su amigo le encantaría comenzar.

- Hablare con él en mi habitación – le informó a Junpei con una leve sonrisa.

- Olvídalo -cortó él-. Yo me iré a mi habitación, ustedes hablen aquí.

Junpei camino hacia su dormitorio no sin antes lanzarle una sarta de improperios en modo de despedida a Satoru.

- ¿No tenias a quien mas recurrir que no fuera él?

Yuuji prefirió omitir aquel comentario y centrarse solo en la próxima conversación que Satoru insistía en tener. Aunque no pudo evitar responder con sarcasmo.

- Lo siento, es que mi mejor amigo ya fue tomado -dijo con descaro.

- Por el amor de dios, ¿puedes parar con eso?

- Satoru -habló sentándose en uno de los sillones-, nuestro matrimonio esta acabando por su culpa y tuya. No me pidas que sea una buena persona después de lo que ustedes me hicieron.

Satoru no dijo nada contra eso.

Caminó y se sentó en el sofá continuo al de Yuuji, se quito los guantes de cuero que él le había regalado en uno de sus cumpleaños y centro toda su atención con sus ojos centrados en los de él.

- Anoche dijiste que no había hecho nada más que escribir textos y defender a Megumi -comenzó con una voz pesada-. Solo quería darte tiempo para que pensaras y aclararas tus ideas. Dejarte jamás fue mi intención.

- Aún así lo defendiste.

- Porque él estaba desolado por tu odio. Su rostro estaba hinchado y todo ensangrentado, tuve que llevarlo al hospital.

ENEMIGOS - JJKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora