𝕍. Cuatro de noviembre

3 1 2
                                    

Ya era de tarde, últimamente las horas pasan lentas, pero en esta ocasión no fue así, seguramente fue por la compañía de Nazaret, era agradable, así que me gustaba pasar tiempo con ella.

Cuando sentí el timbre miré la puerta de forma extraña, que yo supiese, no estaba esperando a nadie y al parecer, Nazz tampoco.

: - ¡Abran la puerta que está más frío que nalgas de pingüino aquí!

Esa voz, sin lugar a dudas, era Alya, así que fui a abrirle y dejarla pasar. Cuando entro no dudo en ir a saludar a su amiga y a Bubú el cual estaba plácidamente dormido sobre el sillón a los pies de su dueña.

: - Pensé que no vendrías

Dije mientras iba a la cocina para traer algunos vasos y algo de tomar

: - Es cuatro de noviembre, tradiciones son tradiciones, esté o no esté Daniela

Era verdad, las tradiciones siempre se tenían que llevar a cabo, aunque alguien no se encuentre presente, los cuatro de noviembre era un día especial para ellas, aunque nunca supe el porqué, hace tres años que se conocían y hace tres años que hacían lo mismo.

: - Ya, en serio, díganme que pasa los cuatro de noviembre, hace tiempo que me vienen con el mismo misterio

Alya me miro y saco un suspiro como si estuviese harta de mis preguntas.

: - Te explico

Cuando dijo eso miro a la otra chica con cara de que la ayude, pero la contraría en vez de ayudarla, solo alzó y bajó sus hombros en señal de que no sabía.

: - Pues, realmente no sabemos que hay los cuatro de noviembre, solo que tu hermana nos invitaba siempre este día en particular a ver películas o alguna serie y se fue creando esta especie de tradición. Así que, ni tú, ni yo o Naza vamos a saber cuál era la razón especial para reunirnos aquí

: - Ay, mi Dios, si no supiese que Dani es lo más asustadiza, perfectamente podría decir que se juntaban a hacer brujería

Era así, a mi hermana le asustaba absolutamente todo, cuando ella tenía ocho y yo trece en la noche de Halloween, después de ir por dulces, nos sentamos en nuestro rincón de películas (El cual era en una esquina de mi habitación con un par de sábanas simulando un techo y paredes) a ver "Chuky". Mientras ella se asustaba y apretaba los almohadones a más no poder, yo intentaba no dormirme. Ese año Dani estuvo durmiendo con la luz prendida hasta diciembre.

Cuando descubrí que le tenía miedo a casi todo, se me fue inevitable no hacerle algunas bromas por ahí.

: - ¡Dani, cuidado la tarántula!

: - ¡Ah, Manuel, mátala, mátala!

Ante sus gritos reí hasta quedarme sin aire, y cuando lo noto se giró a verme con su cara seria.

: - Ja, ja, muy gracioso de tu parte Lennox, un día me vengaré, ya lo verás

Me advirtió en un tono sarcástico y serio.

Y aunque jamás creí que lo haría, un día si se vengó.

Cuando llegué de la universidad una tarde la vi tirada en el suelo de la cocina, así que corrí a ella y al ver que estaba "inconsciente" comencé a llorar desesperado al no saber que hacer, la llame bastantes veces, me fije si su respiración estaba bien, pero no era así, esta era mucho más lenta de lo normal, cuando me levante con intenciones de llamar a una ambulancia sentí a alguien decir en tono burlón:

: - ¡No, Dani, no me dejes!, ¡Dani, por favor despierta!

Se burló de mí mientras fingía que lloraba y después comenzó a reírse a carcajadas

: - ¡Daniela! Con eso no se juega, me asusté en serio tarada

La regañé mientras secaba mis lágrimas, realmente me había asustado, no sabía qué hacer y en caso de que empeorara y terminará de mala forma, no sabía cómo explicárselo a mis padres.

: - Lo sé, ¡Y lo siento! Pero esta fue mi venganza, para que aprendas que con los miedos de las personas no se juegan

Ahí aprendí la lección y comprendí cuál era uno de mis grandes miedos: Perder a mi hermana pequeña.

: - Manuel, Manuel

Al escuchar los chasquidos de Alya volví al presente, últimamente me entretenía mucho con los recuerdos y situaciones del pasado que hacían que me aleje de la realidad

: - ¿Sí?

Pregunte acomodándome en el sofá para prestar atención a lo que estaban hablando.

: - Te estábamos preguntando si querías que cocinemos algo o pedimos a domicilio

: - Este, mejor pidamos algo, no estoy con muchas ganas de cocinar algo, y aunque las quiero demasiado, no quiero quedarme sin cocina o sin casa

: - Ay, qué exagerado, como si fuésemos a incendiar algo

Cuando Nazaret dijo eso la mire con cara incrédula.

: - ¡Bueno! Fue solo una vez y era nuestra primera vez usando el parrillero de tu padre

Se excusó y saque otro suspiro volviendo a otro recuerdo.

: - Dudo que sea así Nazz, yo creo que tienes que hacer que la intensidad del fuego baje

: - Naha, yo creo que hay que ponerle más carbón, dudo que con esa llama diminuta logremos hacer algo

Cuando salí al fondo de casa pude ver a mi hermana con la bolsa de carbón, a Nazaret tratando de apagar el fuego, el cual era una llama extremadamente grande para lo que tenía que ser y a una Alya tratando de llenar baldes rápido para colaborar en la tarea de apagar el mini incendio que habían provocado.

: - Mira el lado bueno, ahora sabemos qué cantidad de carbón hay que utilizar

Alya cómo siempre buscó el lado positivo y no pude evitar reír y despeinar su cabello corto.

: - En eso sí que tienes razón enana, o eso quiero creer

Sonreí e hicimos silencio cuando vimos que la otra chica iba a pedir la comida, en el trayecto que la esperábamos comenzamos a ordenar la mesa para poder cenar juntos y buscar alguna película, hoy mis padres no volverían a casa, ya que tenían que solucionar algunas cosas con Mateo, el cual vivía en otra ciudad algo lejos de la nuestra.

Cuando oímos el timbre dimos por hecho que era el repartidor con nuestro pedido, así que fui a atenderlo y pagué para llevar la comida a la mesa.

: - Y... Sé que tal vez no es el momento, pero ¿Ya has hablado con él? 

Hasta que los Jazmines se acaben (Jazmines #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora