𝕀. Despertar

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: - ¡MANUEL!

Si no fuese por aquel grito desde la puerta de mi habitación jamás hubiese despertado a tiempo, a Daniela le encantaba pegarse a la puerta y gritar mi nombre con algún tipo de alarma como "Se incendia la casa", "Terremoto" o cosas de ese estilo, jamás le gustó la idea de despertarme como una persona normal, ella decía que las personas tenían que ser originales hasta en lo más mínimo porque ser todos iguales era sumamente aburrido. Me levanté para poder ir al baño y hacer mi rutina de la mañana, no era tan relevante, lo clásico: Un baño, cepillada de dientes y peinar un poco mi pelo. Después de eso fui a mi cuarto para vestirme y bajar a desayunar con mis padres y mi hermana, como era costumbre despeiné su cabello y le sonreí para ir a servir el desayuno para ambos. Amaba mucho desayunar con ella, era el momento de la mañana donde reía y me decía a mí mismo "Despertar no está tan mal".

: - Entonces me caí y por eso estoy con mi mano vendada

Terminó de explicarle a mi padre el suceso por el cual termino con una mano herida, había reído en algunas partes de la historia, pues de la forma en la que la contaba era muy cómica. Eso era mucho de ella, tratar de que todo sea gracioso y tratar de hacerte feliz.

La alarma suena, suspiro y me levanto para hacer lo mismo que todas las mañanas: Me ducho, cepillar mis dientes, acomodar mi pelo y vestirme para ir a la universidad, lo diario. Bajo a la cocina para desayunar con mis padres, mientras mamá preparaba lo que faltaba, me quede observando aquel asiento vacío un par de segundos

: - Sé que ella está bien

Al escuchar lo que dijo mi padre asentí y trate de quedarme conforme con aquella respuesta para no sobre pensar mucho, algo que odiaba de mismo es que suelo sobre pensar todo, hasta lo más pequeño

: - Lo sé, o eso quiero creer

Le respondí para comenzar a desayunar, observe a mi madre, la misma mirada vacía, hace meses que era la misma, y la comprendo

: - Regresará pronto, eso lo se

Dijo mi madre con una sonrisa forzosa, desde aquel día trata de sonreír para aparentar estar tranquila y no es así.

Miré la casa y comprendí que nada es lo mismo desde que mi hermana se fue, no había risas por la mañana, ya no quedaban los bordes de la pizza en la cena, ya no existían las aventuras familiares donde íbamos a un destino aleatorio para poder explorar, solamente, ya no era lo mismo.

: - Sí mamá, ella regresará pronto con muchos regalos, ya verás

Le sonreí para dejarla tranquila, miré a mi padre nuevamente, serio, como la mayoría del tiempo, hasta parece que no le afecta nada que mi hermana ya no esté en casa.

Cuando termine de desayunar deje las cosas en el fregadero, las lavaría después de llegar de estudiar, fui a tomar mis cosas y antes de salir escuche a mi padre

: - Recuerda que tu hermana se fue de intercambio

Ante su tono tan serio solamente asentí y salí de ahí, el camino a la universidad tampoco era el mismo, cuando estaba Daniela tomábamos el camino más largo para poder escuchar sus anécdotas en su salón de clases, o sobre alguna banda nueva que descubrió.

: - Es que a mí no me gusta el Rock and Roll, pero ¡Te juro que Queen es arte! Y AC/DC ¡Por favor, maravilloso!

Sonreí ante ese recuerdo, es lindo recordarla de esa forma tan viva y feliz, cuando un ser querido está lejos muchas veces es difícil tenerlo presente en la rutina cotidiana y gracias al destino, tenerla presente es sumamente fácil para mí, así sea en mi memoria. 

Hasta que los Jazmines se acaben (Jazmines #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora