El encuentro 🕶️

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Quedó impactado al verle. Mirándole sorprendido a través de los cristales ahumados de sus gafas. Esperaba a cualquiera, excepto a él. No estaba preparado, su mente rechazaba lo que sus ojos veían.

Eso simplemente no podía ser!! Murmuraba mentalmente. Es... es imposible!! Él no!! Cómo es posible? Si es hetero al cien por ciento??.

Pero... pero... que estaba diciendo!! Su presencia allí tendría una explicación lógica. Seguro que se había extraviado, estaba muy lejos de su residencia, si eso era. Claro, como no se me ha ocurrido antes!! Es eso, que cosas más absurdas llegas a pensar -se dijo- O acaso me he dormido en el sofá y estoy soñando con él o, peor aún, se trataba de un espejismo de su mente calenturienta, también podía ser eso, había estado pensando en las cosas que le gustaría hacerle y sus sentidos perturbados le estaban engañando, seguro que allí estaba otra persona y él la confundía, más como confundir esa melena castaña o esos ojos color avellana de mirada tierna, según su estado de animo, o esos labios seductores, entonces escuchó su voz, que le devolvió en parte la cordura, evidentemente era él, ya no cabía ninguna duda.

Soy Hermes... -ante la inmovilidad del hombre pensó que se había equivocado, repitió la dirección para comprobarlo. Ante su gesto de asentimiento, le miró curioso. Su interlocutor, era alto, muy delgado, vestía totalmente de negro, camisa y pantalón de pana, llevaba un pasamontañas que ocultaba su rostro y sobre sus ojos unas gafas de sol que le tapaban por completo, también mantenía sus manos cubiertas. Ese hombre debía ser un paranoico pensó viéndole así.

Debía estar ahogándose de calor con aquella apariencia más propia del invierno que de aquella calurosa tarde de primavera. Más sus pensamientos no se trasladaron a su rostro, pues imperturbable siguió delante de él, esperando que le permitiera el acceso a la casa.

Gun Atthaphan Phunsawat estaba ante su puerta y se trataba de la persona que estaba esperando, él mismo se estaba presentando, como si fuera lo más natural del mundo ser recibido en aquella casa.

Pasa. -se hizo a un lado dejando libre el paso al interior de la vivienda. Sabía que su voz salía distorsionaba a través de la gruesa tela de lana, por ello él no podía reconocerle. Bendijo a los Hados que le permitían tenerle allí y unas sorprendentes palabras resonaron en su mente "quien mejor que usted para iniciarle". Por Dios, eso era demasiado. Si eso fuera cierto!! Además, que podía reprocharle si no era así, tampoco él se había mantenido casto, durante esos años, consciente de que el castaño nunca sentiría nada hacia él, excepto odio, había ahogado el amor que despertaba en él, poseyendo otros cuerpos, en un vano intento por olvidarle- Sigue recto.

Gun no se sorprendió excesivamente cuando Arm le llamó, pero si cuando le dijo que esa vez iba a ser diferente.

Me consta que es un buen hombre. Recuerda que esto lo haces por tu hermana - sabía que era un golpe bajo.

Aquellas palabras le sobresaltaron, comprendió que finalmente había llegado su prueba de fuego. La que durante dos meses había esperado con aprensión. Durante esos días pensaba que no iba a ser capaz de hacerlo, entonces un rostro aparecía en su mente, el de su hermana, esa hermosa muchacha que como la bella durmiente, permanecía ajena al mundo que le rodeaba, no porque estuviera dormida, sino porque pocas cosas estimulaban sus sentidos, siempre que podía iba a acompañarla durante un par de horas, de algún modo sus visitas le resultaban agradables, aunque no hablaba, no podía hacerlo, sus ojos le seguían y mostraban una singular alegría, solo por verla contenta se sentía capaz de cualquier cosa por ella.

Al principio, Pim se exaltaba a su contacto, él le dijo que era su hermano, que siempre creyó que era hijo único, que ignoraba su existencia hasta que los médicos que la cuidaban mandaron a ciertas personas a buscarle, no tenía necesidad de contarle que solo lo hicieron por dinero, pero que desde ese instante, iba a ir bastante seguido a visitarla. Se sentaba en el borde de la cama y le hablaba mucho, también acariciaba sus mejillas pálidas y sus cabellos negros, Pim se acostumbró a él, ya no se apartaba cuando se le acercaba y le permitía las caricias. Arm no tenía necesidad de recordárselo, él era consciente de lo que debía hacer, aunque solo con pensar en ello sentía escalofríos por todo el cuerpo.

Se detuvo indeciso al ver dos puertas cerradas.

La derecha. -dijo la voz del hombre tras él y sin saber porque sintió un estremecimiento al oírla, como si despertaran en él sonidos conocidos.

Abrió y pasó decidido, una vez dentro se detuvo con cierta brusquedad al ver donde se encontraba.

Se trataba del dormitorio. Por Dios, ese hombre estaba dispuesto a ir directamente al asunto!! Como si leyera sus pensamientos, unos brazos le rodearon por detrás y una voz muy sugerente musito junto a su oído.

Espero que no tengas otros planes para esta noche.- no podía resistirse más a la lejanía del pequeño, lo necesitaba entre sus brazos

N...no.- dijo algo entrecortado, ésta sería su primera vez con un hombre y con un completo desconocido pero a su vez no se sentía tan mal entre los brazos de quel "señor"

Me alegro. -sus manos enguantadas se introdujeron por debajo de su camiseta, el frío contacto del cuero le dió un repeluzno- Estas asustado? -preguntó inquieto.

No... -parecía ser la única palabra capaz de modular, breve y rápida de pronunciar. Una rapidez que desmentía su negativa. Supo al escuchar su risilla que no le había creído, no se molestó por ello, después de todo, él estaba allí para hacer lo que le pidieran.

Como..., como.... -era incapaz de articular la frase completa. Ni siquiera sabía que era lo que debía hacer.

No digas nada. Yo lo haré todo. -le soltó, apartándose de él un paso atrás.

Gun se sintió como si le abandonarán, una extraña sensación de vacío llenó su estomago. Por Dios, solo era un desconocido, con toda seguridad que no volvería a verle. Porqué entonces ese estremecimiento de pesar. Solo se trataba de un abrazo, porqué ese deseo de sentirle pegado a él.

Estaba analizando sus sensaciones, cuando vió que sacaba de uno de sus bolsillos una tira de tela negra y estiraba el brazo hacia él.

Que!!!??- no pudo decir nada más, se puso más nervioso

Póntela, sobre los ojos... -le pidió- ... no intentes quitártela - continuó cuando él le obedeció en silencio.

Y ahora qué? -preguntó gun volviendo la cabeza hacia donde creía que estaba, con los oídos alertas al menor movimiento. Solo se podía guiar por el sentido del oído, más tarde supo que tambiín podía utilizar el tacto, el gusto y el olfato.

Ahora, tú y yo jugaremos un rato... -una suave risilla se dejo oír. El castaño estaba a su merced.

Jugar...? -inquirió, sintiendo que se le acercaba despacio, como si él fuera la presa ante el cazador al acecho.

? -inquirió, sintiendo que se le acercaba despacio, como si él fuera la presa ante el cazador al acecho

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Pau🤍

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